El Parque Nacional del Teide recibe casi cinco millones de turistas al año. Foto: R. González

El mayor reto del Teide

Medioambiente

Según el Instituto Geográfico Nacional, el Parque Nacional del Teide se localiza en el centro de la isla de Tenerife. Declarado Patrimonio Mundial desde 2007 por la Unesco, el parque se sitúa sobre la depresión volcánica de las Cañadas del Teide. Debe su nombre al volcán conocido como la cima más alta de España, el Teide.

«Es el parque más visitado de toda España y el segundo más visitado de Europa», afirma Francisco Linares, alcalde del municipio de La Orotava. Desde hace siglos, el Teide ha atraído a millones de visitantes. «El año pasado entraron al Parque Nacional cuatro millones y medio de turistas», expone.

«El gran problema que tiene el Parque es que por las noches se queda solo»


La conservación del Parque Nacional del Teide está a cargo del Cabildo Insular de Tenerife, aunque cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de La Orotava, en especial para la recogida de residuos y labores de vigilancia. «Muchas veces nuestra Policía Local tiene que subir hasta allí», comenta el alcalde con preocupación.

Linares señala que el Cabildo destina cinco millones de euros al año para el mantenimiento del Parque, con el objetivo de mantenerlo en óptimas condiciones. No obstante, reconoce que «se podría mejorar». Considera esencial incrementar la seguridad nocturna y restablecer el puesto de la Guardia Civil dentro del espacio. «El gran problema que tiene el parque es que por las noches se queda solo», explica.

Los Roques de García son un punto crítico para el Parque Nacional. Foto: R. González

En el Parque Nacional del Teide se distinguen diversas áreas de conservación, destacando el patrimonio geológico y el botánico. «El patrimonio geológico es la base sobre la que se asienta el biológico», explica Jaime Coello Bravo, director de la Fundación Telesforo Bravo Juan Coello. Por lo general, el estado del Parque es bueno, pero existen puntos críticos. El Monumento Natural del Teide, los Roques de García, algunas zonas de la pista de Siete Cañadas y la Montaña de Mostaza son lugares que hacen saltar las alarmas. Este deterioro también se debe a los efectos de catástrofes como incendios y erupciones volcánicas. Sin embargo, «el exceso de visitantes empeora la situación», afirma Coello.

«Afirmar que la enorme afluencia de turistas que recibe el Parque Nacional no tiene un impacto negativo es basarse en nada»


«En el Teide hay lugares que, entre las 09.00 y las 14.00 horas, es imposible estar», dice Coello. Los Parques Nacionales están declarados para divulgar sus valores naturales y «con esa masificación es imposible». Coello considera que el Cabildo Insular de Tenerife está cometiendo un error al promocionar actividades como la Bluetrail: «Son demasiadas personas pasando por allí en un periodo muy corto de tiempo y eso genera un tráfico que no va acorde con lo que es un Parque Nacional». Explica que incluso el Ministerio de Transición Ecológica votó en contra de esta prueba porque no respetaba el Plan Director de Parques Nacionales.

Existen informes que demuestran el impacto que tiene el continuo paso de personas por sus caminos y carreteras. El Instituto Geológico y Minero acaba de hacer un estudio sobre el impacto de los coches en el entorno de las minas de San José y también hay estudios que demuestran que la presencia continuada de pisadas en el Pico del Teide genera un impacto en el suelo.

Las Minas de San José sufren los impactos del paso de los vehículos. Foto: R. González

«La tesis que defienden algunas personas es que el impacto está muy concentrado alrededor de la carretera, pero cada vez se ven más actividades irregulares fuera de esta zona», asegura Coello.

«Solo se debería permitir el acceso en guagua»


Linares menciona que están a la espera de la publicación del Plan Rector, un plan de uso y gestión del parque que determinará su capacidad máxima y las áreas designadas para estacionamiento de vehículos. Subraya la necesidad de regularizar el acceso del gran número de turistas que visitan el parque cada año.

Según un estudio realizado por Laura Hernández, Graduada en Ciencias Ambientales por la Universidad de La Laguna, el acceso al Parque Nacional del Teide debería ser gratuito, aunque se pueden obtener ingresos mediante otros servicios complementarios. «Existe una mayor disposición a pagar cuando se informa a las personas que esos fondos se destinan al mantenimiento del entorno natural», señala.

La Fundación Telesforo Bravo Juan Coello aboga por la instalación de intercambiadores en los núcleos urbanos de La Orotava, Vilaflor y La Esperanza. «Solo se debería permitir el acceso al Parque Nacional en guagua», indica Coello. Sostiene que esta medida no solo impulsaría la economía local de los pueblos, sino que también aliviaría la presión sobre el parque. Aunque el Parque Nacional del Teide tiene planes de crear un intercambiador en el Portillo, Coello opina que sigue estando demasiado cerca del entorno natural.

Tenerife llega a su límite


El año pasado, casi cinco millones de turistas visitaron la isla de Tenerife. «Estamos en un momento de reflexión, la isla está casi en su límite», confiesa Linares. Aunque el turismo genera empleo, aboga por una mayor concienciación sobre nuestros recursos limitados. «Tenemos que pensar que vivimos en islas que son territorio limitado», afirma.

El Parque Nacional del Teide se enfrenta a nuevas regulaciones. Foto: R. González

Jaime Coello opina que Canarias necesita un cambio urgente en su modelo económico y turístico. «Tenemos un modelo de producción insostenible centrado en el turismo masivo», sostiene. Cree que este cambio debió haberse implementado mucho antes, en especial durante la pandemia de la Covid-19 cuando hubo una pausa total del turismo. Considera que se está comenzando a discutir este tema demasiado tarde y critica la falta de decisiones adecuadas. «Estamos retrasando un cambio que es obligatorio», insiste.

El futuro del Parque Nacional del Teide se encuentra ante uno de sus desafíos más apremiantes: mantener el equilibrio entre la conservación de su frágil ecosistema y el creciente flujo turístico. La urgencia de implementar medidas que fomenten un turismo sostenible y responsable se hace palpable. La adecuada administración de este patrimonio natural es crucial para asegurar su preservación a largo plazo.

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