El Paraninfo de la Universidad de la Laguna acogió el pasado domingo, 27 de abril, un concierto lleno de emociones, organizado por el Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife (CPM). La orquesta y Coro de Voces Blancas ofrecieron un espectáculo vibrante, donde la pasión y el compromiso de cada intérprete se hicieron evidentes en cada nota.
Aunque el programa inicial contemplaba obras de Beethoven, Guerrero, Márquez y Prokofiev, dos integrantes de la orquesta anunciaron que, debido a imprevistos técnicos, el repertorio se reduciría a dos piezas principales. Sin embargo, el arte no entiende de limitaciones: lo que pudo parecer una carencia, se transformó en una oportunidad para concentrar toda la energía en dos interpretaciones memorables.
«Cada interpretación transmitió la dedicación del joven alumnado»
La velada comenzó con fuerza, casi como una declaración de intenciones, con la imponente Dance of the Knights, de la suite Romeo y Julieta, Op. 64 de Serguéi Prokofiev. Bajo una atmósfera dramática y solemne, la orquesta desplegó un juego de contrastes entre la majestuosidad de los metales y la delicadeza de las cuerdas, logrando capturar la atención del público desde el primer compás.
A continuación, el conjunto interpretó el Danzón No. 2 del compositor mexicano Arturo Márquez, una obra envolvente y colorida que rinde homenaje a los bailes de salón tradicionales de Veracruz. Considerada una de las piezas más representativas de la música orquestal mexicana, su ritmo contagioso y su carga emocional conectaron de inmediato con la audiencia. Cada compás fue una celebración del entusiasmo juvenil, que el alumnado supo canalizar con admirable entrega.
Cuando todo parecía haber concluido, el director de la orquesta, Giovanni Deníz, tomó la palabra para anunciar una sorpresa: interpretarían una pieza adicional sin revelar su título. Las primeras notas bastaron para que la nostalgia aflorara en muchas miradas: se trataba de la icónica Pink Panther From Head To Toes de Doug Goodwin. Con simpatía, el alumnado de música ofreció una interpretación lúdica y entrañable, que evocó recuerdos de infancia y cerró su participación con una sonrisa compartida.
Tras una breve pausa en la que se retiraron los instrumentos del escenario, el protagonismo pasó al Coro de Voces Blancas del conservatorio. Antes de su actuación, una de las responsables del evento tomó la palabra para agradecer al Paraninfo por acoger su última presentación en estas instalaciones.
El coro, compuesto por jóvenes voces llenas de ilusión, interpretó cuatro piezas que desbordaron emoción y madurez artística. Comenzaron con el madrigal italiano Il bianco e dolce cigno, una delicada obra renacentista compuesta por Jacques Arcadelt, cuya melodía serena y letra poética evocaron un canto al amor y la transformación.
La segunda pieza fue Even when he is silent, compuesta por Kim André Arnesen, una obra contemporánea que transmite un mensaje de esperanza incluso en los momentos más oscuros. A continuación, el coro rindió homenaje a las raíces locales con Las Cruces de La Laguna, una composición del músico lagunero y antiguo profesor del conservatorio, Antonio González Ferrera, y con letra de José González Gutiérrez.
Por último, el coro despidió su actuación con Joyful, Joyful, adaptación moderna de la célebre Oda a la Alegría de Beethoven, que llenó el recinto de entusiasmo y optimismo, contagiando a todas las personas presentes con su energía positiva.
El alumnado de música y canto mostró su pasión, entrega y esfuerzo durante toda la tarde, ofreciendo un concierto que será recordado como un homenaje a la música, la dedicación y el arte de compartir emociones a través del sonido.
