Rayco Martín ABAT
Rayco Martín (en el centro) y dos miembros más de ABAT durante el Torneo de La Gomera. Foto: PULL

«El baloncesto aficionado es más familiar. Me siento más cómodo»

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Rayco Martín forma parte de la Asociación de Baloncesto Aficionado de Tenerife (ABAT) desde su fundación en 2015. Tras iniciarse como arbitro en el año 2008, algunos problemas con la FIBT,(Federación Insular de Baloncesto de Tenerife), le animan, junto a otros compañeros, a crear este nueva organización. Martín ha pitado el Trofeo Rector de la ULL desde antes de abandonar la Federación y ahora, con ABAT, tampoco se dedica exclusivamente a ello. Torneos, amistosos, juegos municipales y muchos otros eventos forman parte de una agenda que la ha permitido estar siempre en contacto directo con su gran pasión: el baloncesto.

¿Cómo surge ABAT? ¿En qué momento decide emprender este proyecto? «Surge a mediados de 2015 cuando un grupo de árbitros están cansados de ciertos aspectos de la Federación. Pensamos que en las ligas de fútbol aficionado hay una asociación externa de árbitros y precisamente en mi última temporada en competición federada es cuando empiezo a darle vueltas a la idea de hacer lo mismo. Me fui reuniendo con todos esos compañeros, les comenté la propuesta y poco a poco empezamos a movernos. Creamos ABAT en el Gobierno de Canarias, una web y empezamos a darnos a conocer. Nuestro primer objetivo fue intentar dar cabida a la idea de crear una liga de baloncesto aficionado de categoría senior. Además, queríamos arbitrar torneos de verano, en la Universidad de La Laguna y otras muchas cosas que se nos hacían imposibles».

¿Cuántos años hace que arbitra? «Hice el curso de arbitraje en 2008 y mi primer partido si no recuerdo mal fue en el Colegio Tacoronte el 13 de diciembre de ese mismo año, que curiosamente es mi cumpleaños. Dejé de arbitrar en la Federación sobre mayo de 2015 y desde entonces continúo con ABAT».

¿Ahora pita solo en la ULL o qué otro tipo de encuentros? «Ahora mismo sobre todo en la ULL, pero si hacemos balance de estos años he estado en la Liga de aficionados de Santa Úrsula, los Juegos Municipales de Santa Cruz, las 12 horas de baloncesto en Güímar, un torneo en La Gomera,  el 3×3 en Fasnia…También hemos pitado muchos partidos aficionados sueltos amistosos y hace unos años tuvimos la oportunidad de pitar un amistoso de Liga Femenina 2 en pretemporada».

¿Cuál es la mayor diferencia que encuentra entre el baloncesto federado y el de aficionados? «No sabría decirte algo concreto. Yo ya había pitado anteriormente competiciones aficionadas en Santa Úrsula, alguna que otra vez en los Juegos Municipales de Santa Cruz, el torneo de Radazul algún verano y otros que ahora no recuerdo. Diferencias en sí no creo que haya muchas porque en la mayoría de estas ligas, competiciones o torneos aficionados te acabas encontrando con jugadores federados o que jugaron en competición federada y lo habían dejado por algún motivo. Quizás la mayor diferencia es el trato. Cuando eres árbitro federado vas allí con un equipo arbitral: dos oficiales de mesa y dos árbitros y quizás el trato es más frío, más distante. Siempre se mantiene una barrera no visible entre el jugador y los árbitros que no existe en el baloncesto aficionado. En este se crea un ambiente más familiar y menos estricto, con menos formalismos».

¿Echa de menos la competición federada? «La verdad es que sí, si dijera que no mentiría. Como decía la mayor diferencia es el ambiente. El aficionado es mucho más cercano y me gusta porque me siento más cómodo de ese modo, pero también echo de menos la competición pura y dura que hay en una liga. Me gustaba ir a partidos difíciles de competir, decisivos en lo que te estás jugando un puesto en la tabla».

«Decidí meterme en este mundo porque lo vi una oportunidad para ganar algo de dinero»


¿Ha jugado alguna vez al baloncesto? ¿Por qué decide cambiar el juego por el arbitraje? «Sí. Jugué sobre todo de pequeño varios años. Me encantaba jugar y de hecho me apena bastante haberlo dejado desde que metí a arbitrar, de hecho no sé muy bien ni por qué lo fui dejando. Decidí meterme en el arbitraje porque lo vi una oportunidad para ganarme algo de dinero cuando era más joven. Me gustaba el baloncesto y qué mejor manera de ganar un poco de dinero que estando dentro de él. Con el paso de los años y la experiencia me he dado cuenta que todas las personas que se meten a arbitrar por temas económicos no duran mucho. Los inicios son my difíciles y te tiene que gustar y enganchar y en mi caso solo con el curso y las prácticas ya estaba totalmente prendado. En las categorías base hay muchos padres que son muy críticos y tu cometes más errores. Si te quedas es porque te gusta, porque por dinero no aguantas demasiado».

En cuanto a sus experiencias más personales, ¿qué es lo que mejor y lo peor que se lleva de esos años como federado? «Lo mejor que me llevo de esos años son sin duda las personas que conocí. La cantidad de amistades que hice están por encima de cualquier cuestión de méritos. Cuando me adentré en este mundo no tenía el enorme círculo de amistades y conocidos en todas las Islas y en muchas ciudades de España que tengo ahora gracias al placer que tuve de asistir a varios Campeonatos de Canarias y de España. Llevo ya varios años fuera del baloncesto federado y mantengo contacto diario con grandes amigos que estoy seguro que mantendré para toda la vida. Por otro lado, si tuviera que describir lo peor serían probablemente alguno de mis últimos años por algunas decepciones de no designación a algún campeonato al que creía que debía ir. Obviamente también hay malos momentos en las canchas sin embargo creo que, cuando esos pasan, lo terminas valorando como positivo. Esos peores momentos son los que no se olvidan, te ayudan a mejorar y aprender».

¿Cree que una mujer que quiere iniciarse en este mundo tiene complicaciones? «Pues si te digo la verdad no sé cómo habrá sido en el pasado pero a día de hoy, en el baloncesto por lo menos creo que no. Quizás no negaría que hay gente en las canchas que todavía tenga pensamientos que no son correctos ni mucho menos lógicos y seguramente algún tipo de comentario sexista sobre este tema se dirá pero en la competición, entre nosotros y en la Federación hay muchísima integración. En la formación y a nivel de posibilidades de ascender no hay ningún tipo de problema ni condición».

¿Por qué el baloncesto y no otro deporte? «Supongo que como yo de pequeño a lo que jugué fue a baloncesto empecé todo por ahí. A veces hay gente que me ha comentado de intentar iniciarme en otro deporte y yo siempre respondo que no sé de otro. A día de hoy, creo que me ayudó muchísimo entrar a formarme el curso de arbitraje siendo aún jugador. Ser árbitro cuando conoces la cancha y el juego me pareció y me parece una ventaja. Ser árbitro sin haber practicado ese deporte o sin conocerlo lo hubiese visto como un problema enorme y de hecho creo que nunca hubiese podido superar ese sentimiento de desconocimiento del juego».

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