Los objetivos de Carmen Oliver en el ámbito personal son graduarse en Educación Infantil y trabajar de ello. A sus 18 años estudia en la Universidad de La Laguna y practica natación sincronizada en el Club Natación Océano. En esta época de confinamiento llevar a cabo los entrenamientos ha sido muy complicado para ella. Sin embargo, los está realizando ya que considera que es una parte fundamental en su mejora como deportista.
¿A qué edad comenzaste a practicar la natación sincronizada y por qué? «Comencé a practicarlo con 10 años, yo hacía natación y un día mi entrenador me dijo que por qué no probaba. En esa etapa de mi vida era algo que no estaba en mis planes, pero le hice caso, probé y me encantó. Cada vez se complica más el tema de compatibilizarlo con los estudios, pero con organización y sin agobio salen las cosas».
¿Cuáles son las variantes que has practicado? «Ya son alrededor de ocho los años que llevo en esta disciplina y estoy satisfecha de mi trayectoria dentro de ella en el sentido de que he mejorado. He practicado todas las modalidades (solo, dúo, equipo y combo). Mi favorita es la modalidad de equipos, ya que estamos todas juntas y eso te ayuda a mejorar como deportista y a valorar la importancia del grupo».
¿Es fundamental el papel de tu preparadora y el vínculo con el grupo? «Mi entrenadora, Macarena Edith, es uno de mis referentes deportivos, puesto que ella ha estado desde el principio y se esfuerza por mantenernos enchufadas. El trabajo en grupo y la relación con este lo es todo para un deporte de este tipo, si no hay buen compañerismo no se puede sacar nada adelante y, por ende, no mejoraríamos en lo que a competición se refiere».
«La natación sincronizada es más que un deporte»
¿Dónde llevas a cabo tus entrenamientos? ¿Cuánto tiempo le dedicas a la semana? «Actualmente el Oceánico Tenis Club nos presta sus instalaciones debido a que la piscina municipal del Puerto De la Cruz está en proceso de remodelación. Entreno 2 horas y media los lunes y miércoles y los sábados entrenamos de 10.00 a 14.00 horas, ya que son los días que tenemos la piscina y podemos ensayar más cómodas porque como el recinto no es nuestro, hay más gente haciendo uso de él».
¿Consideras que es importante empezar a practicarlo desde edades tempranas? «Considero que se debe de empezar desde muy pequeña porque en esas edades se tienen unas habilidades que cuando eres mayor cuesta más desarrollar. A todos esos niños y niñas que quieran practicarlo les diría que la natación sincronizada es más que un deporte. Sí es verdad que la promoción que se le da no es nada comparable con la que reciben otros deportes, pero poco a poco va teniendo más impacto y relevancia».
¿Cuál es el peor y el mejor momento que has vivido con la competición? «El peor ha sido que antes de salir a competir haya vomitado por los nervios, se sufre demasiado porque en pocos minutos plasmamos el trabajo de muchos meses. El mejor es cada vez que nos vamos a competir a Gran Canaria, ya que salimos de la Isla y compartimos experiencias con chicas de otros clubes. Esa convivencia es impresionante y gratificante».
«En mi casa no tengo fuerza de voluntad para ponerme a entrenar y me cuesta mucho»
¿De qué manera te ha afectado a nivel deportivo el parón causado por la COVID-19? «Me ha costado mucho adaptarme porque necesito la piscina para practicar, aun así nuestra entrenadora nos está mandando entrenamientos físicos para no perder la musculatura y nosotras le tenemos que mandar los vídeos haciendo las rutinas. No obstante, en mi casa no tengo fuerza de voluntad para ponerme a entrenar y me cuesta mucho, pero a pesar de todo hay que seguir entrenando para mantener el nivel de competición».
¿Qué se necesita para progresar? «Hay que ser muy responsable y constante. Tienes que ser capaz de aguantar la respiración debajo del agua a la vez que realizas una figura, tener flexibilidad, estar muy coordinada con tus compañeras y tener bastante concentración. Son diversos factores los que hacen que esta sea una disciplina diferente».