Con el cartel de «no hay entradas» y tras varios minutos de retraso debido a la cola de espectadores que se formó en la calle Obispo Rey Redondo para validar su pase, dio comienzo, ayer por la tarde, la gala de apertura del II Festival Internacional de Neuromagia Mágicamente. Centenares de personas esperaban, desde las 19.30, la apertura de puertas del recinto lagunero para ocupar sus respectivos asientos. La fila de gente ansiosa por presenciar el evento no cesó hasta pasadas las 20.00.
Ante un patio de butacas lleno, la agrupación teatral Burka realizó como introducción una representación teatral en la que simularon la sugestión de un escéptico médico inglés, Conan Doyle, ante los poderes de una médium. Acompañada de Houdini, un mago amigo de este, aseguraba poder revelar un fuerte secreto del británico. Todo concluyó demostrando que el hecho no era más que una artimaña compuesta por la espiritista y el escapista para confundir al doctor.
Tras ellos, se dio paso a Jaime Figueroa, ilusionista que se autodefinió como un “personaje hecho del material del que se hacen los sueños”. El madrileño deleitó al público con una puesta en escena en la que combinó canto, ventriloquía y humor. Su gran habilidad en el manejo de este arte ancestral, acompañado de un muñeco con mucha vis cómica, despertó las carcajadas del respetable en varias ocasiones. A continuación, fue el turno de los trabajadores del Museo de la Ciencia y el Cosmos, la entidad organizadora del festival. Estos recrearon un experimento de psicología ideado por Christopher Chabris y Daniel Simons en 1999 en el que demostraban los diferentes grados de capacidad de atención y concentración de las personas.
«La ciencia pretende adelantarse a la incertidumbre, pero los ojos nos siguen engañando»
Alrededor de las 21.00 se dio paso al plato fuerte de la noche. Luis Piedrahita apareció en el escenario vitoreado por los espectadores que ocupaban los asientos del icónico teatro. El mago coruñés realizó un espectáculo en el que entrelazó comedia y ciencia. El también escritor de varios libros estableció una relación entre el conocimiento antiguo y la percepción visual. Explicó que, en la antigüedad, todas las resoluciones a los fenómenos naturales eran hechas a través de la vista y lo que los coetáneos a esa época consideraban como sentido común. El heliocentrismo, teocentrismo y el concepto de la tierra plana centraron su argumento.
Además, las constantes referencias a las grandes personalidades como Newton o Galileo reforzaron el ambiente de escepticismo que había creado. Posteriormente, la orientación de su representación cambió totalmente y comenzó a dar explicación a los numerosos trucos de magia reproducidos por él mismo en la televisión.
Interactuando constantemente con los allí presentes, Figueroa y Piedrahita cerraron la noche realizando varios trucos de magia que encandilaron a jóvenes y mayores para, así, concluir con la función varios minutos después de las 22.00.