Animación con «A» de autóctona

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Detrás de cada película, de cada cortometraje o serie de televisión hay amantes de las artes que dibujan no sólo historias, sino el futuro de una industria que ha llegado para quedarse. El incentivo fiscal para producciones extranjeras y nacionales, que permite deducir hasta un 54% sobre el primer millón de euros gastados en Canarias, es el atractivo principal de las empresas que se asientan en las Islas. Sin embargo, todas admiten quedarse por la misma razón: Como en Canarias, en ningún sitio. 

El motor de la animación


La formación en las Islas Canarias es harina de otro costal. A pesar de que la industria crece rápidamente, la enseñanza no parece seguirle el ritmo. La educación que recibe el alumnado se trata, en su mayoría, de diseño gráfico y marketing, dando como resultado unas nociones muy generales sobre la animación. Tanto, que la mayoría opta por viajar a otra parte de España o incluso a otro país en busca de una educación más especializada.

Rafael Santos, graduado en Diseño desde la Universidad de La Laguna (ULL), viajó hasta Madrid para estudiar un máster en arte conceptual. Admite que un profesional fue el que le inspiró a viajar fuera, pues en la Península hay «más opciones a nivel educativo». Empresas de animación con sede en Tenerife como B-Water Studios o Atlantis Animation Boutique comparten la opinión, aunque apoyan todo nuevo proyecto que implique formar a las nuevas generaciones sin necesidad de que dejen su hogar atrás.

Dácil Roca, docente e investigadora en la universidad de Tenerife, se posiciona también a favor de potenciar la formación en las Islas. «Desde la ULL se están haciendo esfuerzos», ejemplifica con la aparición de cursos específicos, como de creación de personajes para 2D o de arte conceptual. Sin embargo, como expresan los propios pupilos, continúa siendo insuficiente. Solicita un máster profesional para que abandonar su hogar no sea necesario. «Hay que inspirarse en las formaciones estadounidenses, europeas y francesas para darle más cuerpo a la educación que hay aquí», revela Raúl Carbó, miembro fundador de Atlantis Studios.

Alrededor del 70% del estudiantado que hace prácticas en B-Water Studios es contratado posteriormente. Foto: M. Monge

Algunas empresas ya cuentan con programas de formación, como 3Doubles Producciones, donde es posible acceder a cursos relacionados con distintos ámbitos de la animación a través de 3Doubles Campus. Damián Perea, director del festival Animayo, cuenta con un programa para estudiantes de primaria y secundaria llamado Sistema Educativo Animayo, donde aprenden a crear una obra audiovisual de animación. Trata de desarrollar las inteligencias múltiples que, para él, son actitudes «valoradas» y lo que les distingue del resto de creativos : «Son quienes van a crear las soluciones del futuro».

Para los mayores ofrece, además, becas de estudio que permiten al estudiantado formarse en universidades extranjeras. Por otro lado, el festival de Animayo cuenta con varios días donde empresas de animación de todo el mundo acuden a Gran Canaria en busca de talento local.

A pesar de que existen grados y cursos de instrucción en el Archipiélago, como en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez (Tenerife) o la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria, lo más común es que el estudiantado viaje fuera en busca de una enseñanza más completa. Tanto las corporaciones contratadoras como el propio alumnado admiten encontrar mejores opciones en la Península o en otros países como Francia, la cuna de la animación.

Ellas animan Canarias


Supervisora de arte en el videojuego Monopoly GO! e ilustradora en El Libro Secreto de las Mujeres Canarias, Dácil Roca habla sobre su experiencia en este sector. «Desde sus inicios, la industria de animación, videojuegos y efectos visuales han sido medios singularmente masculinizados con escasas referencias femeninas», dice en su tesis doctoral titulada ¿Purplewashing o feminismo? Un cambio de paradigma en la industria de la animación.

Como existe el blackwashing y el queerbating, también existe el purplewahing, nada ajeno a la realidad. Se trata de incluir personajes femeninos como una forma de estrategia de marketing para presentar la empresa animadora como un espacio inclusivo y feminista. Sin embargo, a día de hoy las mujeres representan solo el 3% de la dirección en largometrajes de animación, explica Roca en su artículo. En España, según el informe MIA de 2022, hubo únicamente una directora y una codirectora en un largometraje.

La principal desigualdad radica en los puestos de liderazgo, donde el número de trabajadoras desciende hasta el 22.5%, evidencia del techo de cristal. Las bajas cifras no se deben al desinterés de la mujer por estos puestos de trabajo, pues el 90% de las entrevistadas por Roca afirmaron aspirar a ellos. Las políticas de igualdad, como la Ley de Paridad, suponen un avance notable, asegura. Frente a la pregunta generalizada «¿Por qué ahora van a poner mujeres aunque no valgan?», Roca responde que la mujer «siempre ha estado presente y ha valido», recalcando que de lo que se trata es de eliminar los obstáculos que les impiden ascender por su género.

Dácil Roca ha trabajado en estudios como Netflix, Disney o Clan. Foto: P. del Olmo

Acerca de la representación en pantalla, en España, solo el 27% de los personajes eran mujeres hace cuatro años, representadas de una forma estereotípica donde los roles de género quedaban plasmados a través del comportamientos de los personajes, dice Roca. Explica que las plataformas de streaming están revirtiendo este efecto poco a poco. Empresas como Netflix se arriesgan con productos cuyos protagonistas varían entre personajes racializados, femeninos y pertenecientes a la comunidad LGTBIQ+. Lo compara con Disney, que no «representa a la sociedad contemporánea», o lo hace de forma «errónea». «Lo hacen forzando cambiar personajes de género o de color, cuando después el equipo de producción no es de esa raza», explica.

No todo parece oscuro. A pesar de que queda un largo camino por recorrer, según el Animation Guild las mujeres hoy representan un 34% del grueso del equipo de animación, más de un 50% que en 2013. El festival Animayo, por su parte, dedicó en 2017 la edición a la figura femenina. El total de las ponentes fueron mujeres, tratando de acercar referentes de la industria a todas las niñas interesadas por la profesión, dice Damián Perea. Temas como la maternidad o la menstruación se han comenzado a visibilizar en la gran pantalla, eliminando tabúes generacionales y aportando tridimensionalidad a los personajes femeninos, que hasta ahora caían en el estereotipo de «mujer blanca, heterosexual, de cuerpo normativo y cara aniñada».

La originalidad, el límite de la tecnología 


El sector audiovisual se ha adaptado a los avances tecnológicos más por necesidad que por placer. ¿La Inteligencia Artificial se presenta hoy como un nuevo instrumento capaz de sustituir los trabajos?

En cuanto al gran dilema que presenta esta tecnología, tanto Alejandro Gil, director de animación, postproducción y efectos especiales en La Créme Films, como Rafael Santos afirman que la IA será una “cuestión mixta”. Funcionará como una herramienta como el 2D o el 3D o como una amenaza si se hace un uso incorrecto de ella. Mientras que Gil la define como una “revolución industrial” que el público tendrá que aprender a navegar, Santos la describe como un «cadáver exquisito» que toma partes de distintas obras ajenas y crea una nueva, aunque no original.

Como Dácil Roca, Raúl Carbó, miembro fundador de Atlantis Animation, opina que la gran utilidad de esta máquina está en los trabajos repetitivos. Lo define como “un motor más en el vehículo”, y no el vehículo en sí mismo. “No importa si se presenta como una amenaza o una herramienta, porque esto es una caja de Pandora que se ha abierto y que no se va a cerrar”, dice. Gil opina lo mismo, explicando que, aunque sea una amenaza, “habrá que tomárselo como una oportunidad”.

La película ‘Kayara’, animada en Tenerife por B-Water Studios, en un cine en Gante, Bélgica. Foto: M. Monge

Si bien sustituirá algunos trabajos, como la rotoscopia (calcar los fotogramas de un vídeo real para obtener una animación más fluida) otros se verán muy beneficiados, como el departamento creativo, que contará con una herramienta que “favorece la creatividad y la producción”, dice Carbó. Desapareciendo los trabajos mecánicos el equipo tendrá más tiempo para ocuparse del diseño de los personajes, el guion… Pues lo que da vida a las historias son los humanos que las crean. Afirma que “en ningún caso nos reemplazará”, apelando a la creatividad y al “lado humano” que una máquina será incapaz de replicar.

Otros cineastas, como Carlos F. de Vigo y Lorena Ares, apuestan por un cine fundamentado en esta nueva tecnología. Se encuentran desarrollando una IA llamada Emotional Films, que es capaz de alterar la trama de la película según las emociones de quien la ve, creando un producto extremadamente personalizado. “Será más un juego que una película”, explica Perea sobre el proyecto de sus colegas que imagina con la aplicación de realidad virtual. “El secreto está en entrenar a la IA de una forma honesta para que los derechos de autor le pertenezcan al artista”, dice.

Actualmente, tanto La Créme Films como B-Water Studios han aplicado esta tecnología en alguna de sus obras. Mientras que el primero ha jugado con ella en un anuncio con Liga Endesa, el estudio de animación está experimentando con la generación de arte conceptual como potenciador para la inspiración. A pesar de esto, Angélica García, Directora General de B-Water, asegura que el trabajo del artista conceptual no peligra todavía. Se trata de las primeras manos humanas que tocan el proyecto y le dan el alma, por lo que prescindir de ellas sería dedicarse al «mercado fácil».

Se tarda 20 minutos y 6 años en ganar un Oscar


Canarias no funciona solo como exportador de producto local, sino también como una plataforma de proyección de obras extranjeras. Es el hogar de los festivales Tenerife GG, sobre videojuegos, y de Animayo, que cumplió 20 años en su edición más reciente. No solo es una forma de informar a la juventud, sino de atraer a nuevos públicos menos enterados de los secretos de la profesión. Suponen, además, un nuevo modelo turístico que capta a una audiencia ajena al sol y la playa.

El Festival Internacional Animayo, que lleva activo desde 2006, es el primer y único festival de animación en España en calificar a los Premios Oscar por el premio a Mejor Cortometraje de Animación y Mejor Obra de Animación en el idioma español. Desde 2018 4 de las obras expuestas han recibido nominaciones, de las cuales una recibió la estatuilla. Esta vez serán los cortometrajes Playing God y Cafunè, galardonada en los premios Goya, los seleccionados para participar en la carrera por el Oscar en 2026.

El pasado 15 de junio, Damián Perea presentó en el TEA ‘Lo mejor de Animayo’, donde se proyectaron los cortometrajes ganadores de la 20⁰ edición del festival. Foto: M. Monge

Animayo se trata un festival con proyección internacional, hágase énfasis en lo último. No solo recibe cortometrajes de países tan lejanos como México o la India, sino que el propio certamen cruza mares y océanos para proyectar las obras seleccionadas. Con el programa Animayo Itinierante ya han pisado tierra checa, colombiana y hasta coreana. Con esto consiguen cumplir esa máxima de la que habla su director al alejarlo de los «festivales de egos» donde los asistentes no tienen la oportunidad de conversar, y más importante, de aprender de los expertos que acuden. Las masterclasses y el sistema de reclutamiento que ofrece son motivo de asistencia para la generación futura que se está iniciando en la profesión.

El cortometraje iraní In the Shadow of the Cypress logró ganar el Oscar a Mejor Corto de Animación en marzo de 2025. Un proyecto que tras más de seis años de interrupciones en la producción debido a la falta de financiación, la censura por parte del Gobierno nacional y la escasa plantilla de animadores con la que contaban, consiguió salir adelante y llevarse el premio. A pesar de las complicaciones que surgieron durante la producción del cortometraje, que trata de los efectos de la guerra en un veterano y su hija, el equipo de Animayo acompañó a los creadores Hossein Molayemi y Shirin Sohani por el visionado de la pieza en distintos países y empresas multinacionales, logrando así la victoria.

«Hay que apoyar, hay que desarrollar y hay que hacer que se traigan industrias», dice el director sobre la llegada a las Islas Canarias de festivales nativos de la Península, «pero también hay que apoyar y desarrollar lo que ya tenemos para que crezca». Como ejemplo, en 2024 se produjeron 26 proyectos animados en el Archipiélago. Tal como ocurre con la fuga de cerebros, se reduce a potenciar el mercado local, porque existe, solamente hay que mimarlo un poquito más.

Más allá del cine: los videojuegos y la publicidad


Frente a la mención de la animación lo primero en lo que pensamos es el cine. Sin embargo, la industria que más dinero genera no es la cinematográfica ni la musical, sino la de los videojuegos. En Canarias no se podrá contar la cantidad de amantes de este negocio, pero sí los estudios que se dedican a él: hasta una veintena. No Brakes Games, autor de Human Fall Flat, cuenta con una sede en Tenerife, así como The Game Kitchen (Blasphemous), Drakhar Studio y Triple O Games, natural de la isla y creador de Battle Derby. Tenerife Land Party y el festival Tenerife GG son los principales potenciadores de esta industria con partidas en vivo y entregas de premios del sector.

La creación de videojuegos genera ya un 3% del PIB de las Islas, motivando contratos millonarios con empresas extranjeras, como el que cerraron la compañía canaria Quantum Box Games con la japonesa Route 24 para producir un juego juntos valorado en dos millones de euros. Se trata del primer proyecto de esta envergadura que se desarrolla en España. Está previsto que salga dentro de dos años, en 2027, aunque por el momento conocemos al personaje principal: una criatura mágica protectora de la naturaleza llamada Kiriko.

Este sector generó más de 200 empleos en 2024. Foto: M. Monge

La Créme Films es una de las empresas instaladas en Tenerife encargada de crear motion graphics. Esta técnica, que pone en movimiento imágenes y textos estáticos, se utiliza constantemente en publicidad. Alejandro Gil, director de animación, postproducción y efectos especiales, expresa notar un cambio en la animación para publicidad tras la llegada del Covid. Después de la pandemia, las agencias comenzaron a producir material online, para lo que era necesario este tipo de especialista. Incorporaron un perfil de trabajador permanente, un puesto que hasta la fecha no era estable. «Ahora mismo puede que más de la mitad de las agencias Canarias tengan un animador o animadora dentro de su plantilla», dice Gil.

«La animación está en un momento muy dulce», dice. Sin duda alguna se encuentra en su mejor etapa hasta la fecha. Con tres nominaciones en los Goya, este camino no ha hecho más que empezar. A pesar de que todavía existen prejuicios sobre el trabajo con locales, es innegable que Canarias se está convirtiendo en un territorio no solo ideal para grabaciones en vivo, sino para elevar historias animadas a su máxima expresión.

La cantera canaria


«El jardín del vecino siempre es más verde» es una frase fácilmente aplicable a la animación. Tanto Damián Perea como Dácil Roca hablan del reconocimiento que recibieron al trabajar con empresas internacionales, a pesar de tener más de 10 años de experiencia en producciones canarias. Roca, que estudió en el School of Visual Arts (Nueva York), no ve diferencias con la calidad del trabajo de Canarias. «La diferencia es que los cursos allí cuestan muchísimo más dinero», dice, «sin embargo, el nivel de los estudiantes es el mismo o más bajo que el de Canarias». Perea recuerda el título del «niño de la plastilina», como lo llamaban antes de ser nominado al Goya. «Por desgracia, aquí te van a hablar siempre por lo que has conseguido fuera».

La ilustradora canaria, habla, además, de «injusticia» en la industria. Habiendo trabajado con 3Doubles, Atlantis y Mondo TV admite ver poca representación local en los estudios. «Es muy injusto que haya toda esta industria y que seamos dos personas canarias siempre en las producciones», admite. Sugiere la incorporación en la ULL de cursos impartidos por artistas regionales con una proyección internacional, como Dibujante Nocturno, cuyos libros de arte se venden tan lejos como en Japón, dice Roca, o Alicia Borges, que participó con sus obras en la exposición Feminismo en el cómic de Fundación CajaCanarias.

En 2023 la animación facturó casi 40 millones de euros en Canarias. Foto: M. Monge

La plantilla de trabajadores formados en Canarias suele constar de un porcentaje muy bajo. En Atlantis Studios, Raúl Corbé explica que cuentan aproximadamente con un 15% en el estudio. Esta cifra la achaca a la escasa educación en animación en las Islas, que provoca que tengan que buscar talento extranjero. «Es muy raro que en una industria tan potente como la que hay aquí haya tan poca oferta de formación», dice.

El CEO habla de la necesidad de un «trabajo de educación» tanto en el estudiantado como en el público, que desconoce de la existencia de empresas animadoras en las mismas calles donde se criaron. «Estamos en Calle Castillo y nadie sabe que la quinta temporada de Ladybug se hizo aquí», explica. Ofrece la industria emergente como una alternativa al trabajo en el sector turístico, explicando que quienes estudian animación pueden aspirar a puestos de trabajo a largo plazo en Canarias con un buen sueldo.

En B-Water el porcentaje es muy distinto, García habla de un 70% del personal nacidos y criados en las Islas que trabajan en el estudio. Afirma que aunque abandonen su casa temporalmente, «el residente canario siempre retorna a su tierra». Habla de una recuperación de talento local, de aquellas personas que tuvieron que marcharse hace años en busca de ofertas laborales, pues en su hogar esta industria aún era inexistente o comenzaba a dar sus primeros pasos. Roca invita a conservar el talento local a través de la concesión de herramientas para que no se vean forzados a estudiar fuera.

Todos coinciden en que la fuga de cerebros es cosa del pasado. Si bien es una realidad que hasta hace pocos años debían abandonar su hogar en busca de una buena formación y un puesto de trabajo asegurado, en la actualidad acaban regresando a su tierra, como dice Angélica. Pueden estar fuera durante años estudiando y adquiriendo experiencia en el extranjero, pero la mayoría vuelve tras un tiempo. La industria de la animación crece con seguridad en Canarias, provocando inquietud entre los locales, y moviéndolos de vuelta a su hogar. Como en casa, en ningún sitio.

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