«El periodismo se está convirtiendo en un entretenimiento y no en información»

Sociedad

Rosa María Calaf siempre quiso «contarle a la gente lo que le pasa a otra gente».  Lincenciada en un primer momento en Derecho y, posteriormente, en Periodismo, dedicó 37 años al reporterismo. Excorresponsal de Televisión Española, trabajó en Moscú en tiempos de la Unión Soviética; Viena, Buenos Aires y Nueva York, entre otros. A pesar de estar ya jubilada, no deja de divulgar los conocimientos obtenidos a lo largo de toda su vida. Por ello, realizó la apertura del II Congreso de Periodismo histórico de la Universidad de Verano de Adeje con una conferencia bajo el título Informar en tiempos de posverdad. En esta entrevista, ha reflexionado sobre el papel del periodismo en la actualidad, los problemas a los que se enfrenta y la figura de la mujer dentro de esta profesión.

Su trayectoria en el periodismo y, especialmente, en el reporterismo es muy distentida ¿Por qué decidió tomar este camino?: “Quería conectar el mundo exterior con el interior en una España que, por aquel entonces, era muy cerrada.  Siempre quise dedicarme al reporterismo de calle e internacional, porque lo que me interesa es la gente y lo que le pasa. Creo que viajando es la mejor forma de instruirse y realmente aprendemos de lo que es diferente».

¿Nunca se vio en una redacción? «Lo cierto es que no. Estuve inicialmente en una, ya que fui corresponsal a partir de 1983. Nunca hice informativos diarios, que sería la idea convencional que se tiene. Siempre participé en programas, por lo que estaba en continuo movimiento, en la calle, o viajando».

Riesgos de la comunicación en la actualidad


¿Cómo valora la situación del Periodismo ahora mismo? «Muy mal. Esta profesión nunca lo ha tenido fácil, pero es verdad que, en este momento, tenemos muchos frentes. Por una parte, la crisis económica. Por otra, la crisis de valores, donde se priorizan una serie de noticias que tienen muy poco que ver con las personas y reflejan determinados intereses y grupos».

¿A qué puede deberse? «Creo que está muy a merced de lo que ya viene ocurriendo hace tiempo: nuestro empleo se está convirtiendo en un entretenimiento y no en información. Se corre el riesgo de que la ciudadanía crea que está al tanto de las cosas  cuando realmente está entretenida. De hecho, los grandes temas no están presentes en los medios de comunicación. La tecnología, por ejemplo, puede ser un gran problema; tiene un trasfondo negativo si se usa incorrectamente».

¿Qué efecto negativo podría producir? “Es algo muy peligroso para la construcción social porque realmente lo que se está haciendo es erigir burbujas ideológicas. La comunidad cree que toma decisiones basadas en el entendimiento de los hechos cuando, en realidad, solo tiene consciencia de una parte de ellos o unos hechos que están manipulados, que son falsos”.

¿Existirá alguna solución para este problema? “Ojalá tuviera una fórmula, pero lo que creo que es necesario es la educación. Todo se basa en que la sociedad, cuanto más educada esté, mejor. Con esto no me refiero a solo académicamente, sino también en el manejo de la información y que se dé cuenta de cómo se produce la misma y de que todo mensaje es enviado por alguien con algún fin. Muchas veces puede ser legítimo, pero otras no. Ese trabajo de criba, de hacer un esfuerzo por conocer bien lo que hay a su alrededor, es algo que hay que conseguir que cale ya que, de lo contrario, existe el riesgo de que las decisiones que se tomen vayan en contra de sus necesidades y únicamente a favor de los intereses de unos pocos”.

«No hemos logrado la paridad»


¿Cree que es complicado ‘informar en tiempos de posverdad’? “Comunicar consiste en contar aquello que no se quiere que se vea, contar lo invisible y lo que se calla. Ahora, a esa dificultad básica de tener que luchar contra unos intereses que prefieren que las cosas no se sepan, tienes la tecnología, que podría jugar a tu favor porque es una herramienta para contrastar y desenmascarar la mentira. Sin embargo, si en vez de usarla como herramienta positiva la usamos como algo negativo, propagaremos los errores, propiciaremos los lenguajes de odio. Es cada vez más complicado, puesto que más comúnmente los enemigos son más poderosos”.

¿Cómo valoraría la situación de la mujer en estos momentos dentro de los medios de comunicación? “Ha avanzado mucho. Cuando yo empecé éramos cuatro y, realmente, en cantidad y acceso a puestos de trabajo, es obvio que hemos mejorado muchísimo en nuestro entorno puesto que hay muchas más mujeres que hombres en las redacciones, las universidades, etc. Sin embargo, no hemos logrado para nada la paridad; ni siquiera el espacio proporcional que merecemos como la mitad de la población que somos, en lugares de opinión y de dirección. Eso es claramente un déficit y algo por lo que hay que pelear”.

¿Entraría en juego así la lucha feminista? “Efectivamente. En ella, lo primero que hay que hacer es desenmascarar a aquellos que mienten sobre la emancipación femenina. No es una pelea contra nadie, sino que es a favor de todos. Una sociedad funcionaría mejor si contara con todos sus miembros, no solo con la mitad o menos de la mitad. Sin duda, nosotras tenemos un papel muchísimo mayor del que se ha tenido nunca en nuestros entornos, pero para nada el que nos correspondería”.

¿Cree que estamos ante una nueva ola del feminismo? «En este momento es verdad que hay una propulsión feminista y que se integra en el debate público. Yo confío en que esto no se frene y siga consolidándose y que no nos obliguen a que se convierta en algo pasajero. Hay que conseguir que todo esto se concrete en acciones y en cambios de mentalidad. Tenemos una legislación que se puede mejorar en muchos aspectos, pero, sobre todo, hay que insistir en la educación en igualdad».

«Admiro profundamente que mis excompañeros se realicen los Viernes Negros»


¿Cuál es su postura ante las reivindicaciones de los Viernes Negros de RTVE? “Estoy totalmente de acuerdo. En diversos actos en los que he participado, como la lectura de los candidatos de los Premios Princesa de Asturias, de los que soy jurado, aproveché que iba a salir en televisión y me vestí de negro. Admiro profundamente que mis excompañeros, los cuales están en activo, realicen esta iniciativa. Creo que ha tenido un impacto. Es un ejemplo de resistencia como sociedad civil, puesto que, si no nos rebelamos desde abajo, no nos van a regalar nada. Los derechos se consiguen desde abajo, nunca vienen dados desde arriba”.

¿Qué le ha parecido su participación en el II Congreso de Periodismo histórico? “La verdad es que muy interesante. Lo que me resulta más atrayente es toda la parte histórica que han contado de la presencia del periodismo en las Islas. La única cosa que he lamentado es la falta de presencia de alumnos. Eso significa que entre los jóvenes y el estamento universitario no existe la principal característica que los debería definir, que es la curiosidad más absoluta. No solo te tienes que convertir en un buen lo que sea que estés estudiando, tienes que convertirte además en una persona que entiende el mundo. Me voy con mucha pena de ver que realmente, aunque no es el único caso, existe muy poca curiosidad entre los estudiantes”.

¿Qué consejo le daría los estudiantes de Periodismo? “Lo importante es saber que esto es un oficio que es mucho más que eso. Es todo un compromiso social. Hay que tener totalmente claro que hay una responsabilidad. Tienes en tus manos un bien extraordinariamente frágil, la información, y, a su vez, tremendamente necesario para construir una sociedad sana y justa. Por tanto, debes tener esa vocación de servicio. Eso es lo fundamental. Y luego, mucha pasión ya que, sin ella, no se llega a ninguna parte. Por último, hay que considerar que será muy difícil. Pero si uno tiene claro su papel y su objetivo, no hay que dejarse desviar del camino. Lo recomiendo profundamente, creo que es un profesión muy necesario y animo a que se siga en él, pero sabiendo donde te metes”.

Realizada con la colaboración de Samuel López.

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