El concierto del sábado recorrió la trayectoria del artista a través de sus canciones más conocidas. Foto: I. Rodríguez.

Leiva corona veinticinco años de carrera

Música

Son las 20.50 horas en el parking del Palmetum en Santa Cruz. El público expectante observa un contador que ha aparecido en pantalla. Quedan diez minutos para que dé comienzo el penúltimo concierto de la gira de Leiva, el Tour Gigante 2025. No es un cantante cualquiera, lleva veinticinco años en la industria, fascinando a la audiencia con su inconfundible voz y sus letras disruptivas. Su aspecto elegante pero al mismo tiempo desenfadado lo han hecho ser perfectamente identificable en el actual panorama artístico.

Por fin, después de la breve espera, comienzan a sonar los primeros acordes de una canción rock. Entre su banda, ahí aparece él. Con su sombrero y tatuajes. Leiva una vez más sonríe al público tinerfeño, tras un largo tiempo sin visitar la isla. Frente al micrófono, la instrumental aumenta su intensidad, y con su guitarra eléctrica de purpurina dorada, el cantante comienza a interpretar Bajo Presión, una canción de tono optimista perteneciente a su último trabajo. Las personas asistentes comentaban la presencia de Juancho, hermano de Leiva y vocalista del conjunto Sidecars.

Leiva también recordó sus tiempos en Pereza con Estrella Polar, Lady Madrid y Princesas. Foto: I. Rodríguez.

Siguió con La lluvia en los zapatos, Gigante Lobos. Cada una de un disco distinto, sin relación entre sí, pero colocadas en ese orden preciso para empezar con suavidad y acabar con toda la energía posible. Después, el cantante se dirigió directamente a la audiencia. «Tenía ganas de volver» dijo, recordando sus estadías en Tabaiba junto a algunos amigos. Agregó que «en la vida habíamos metido tanta gente. Nosotros que venimos desde abajo sabemos lo que supone gastar tanto en una entrada, así que muchas gracias».

Después de su intervención, llego el turno de Terriblemente cruel, Sincericidio, Superpoderes Breaking Bad. Todas son canciones que en su día sonaron habitualmente en la radio y con las que Leiva no pudo evitar decir «qué bonito cantáis, Tenerife». Dentro de lo mainstream, también se pueden encontrar canciones que dejan marca en el corazón. Y cuando la voz que predomina es la del público, algo se ha hecho bien.

«La sensibilidad de su voz, y la tenue melodía de su guitarra. No le hizo falta nada más para demostrar su talento y su tan especial relación con la música.»

Un momento que removió por dentro a la audiencia fue la interpretación de Vis a Vis, para la que Leiva solo utilizó su guitarra española y prescindió de su banda. El artista pidió a sus fans guardar el teléfono móvil en el bolsillo durante cuatro minutos para «vivir este momento, el presente». El escenario y el entorno se volvió más oscuro y comenzó a entonar. La sensibilidad de su voz sin ningún tipo de decoro, y la tenue melodía de su guitarra. No le hizo falta nada más para demostrar su talento y su tan especial relación con la música. Su música.

Otro gran instante de esta cita fue la interpretación de Caída Libre, la unión indiscutible entre Leiva y Robe Iniesta, vocalista de la banda rock Extremoduro. Robe junto a Fito Cabrales, líder de Fito y Fitipaldis, popularizaron el género del rock en español durante la década de 1990. Sus letras irreverentes inspiraron a bandas y artistas, entre ellos a un joven Leiva. El madrileño de alguna manera cogió el testigo, y reconoce la gran influencia de Robe en su arte. Por ello, esta colaboración representa un gran logro en su trayecto.

No faltaron referencias a su antiguo grupo Pereza, al que homenajeó las canciones Estrella Polar y Lady Madrid, que el público coreó sin descanso, rememorando viejos tiempos. Y es que Leiva ha conseguido reunir dos generaciones gracias a su carrera grupal y la carrera en solitario que recorre desde 2012. Es entrañable observar como jóvenes y no tan jóvenes se unen en una sola voz para cantar letras que quedarán en el recuerdo colectivo de la música española.

Como si fueras a morir mañana sigue muy presente en la mente de muchas personas por el mensaje poderoso que trasmite. Es el carpe diem del siglo XXI

Cuando llegó el momento de Flecha, el escenario se llenó de color, la pista de movimiento, evocando la naturaleza funk y bailable de este tema. Mientras que La llamada, la canción que compuso para el musical homónimo, fue la adrenalina personificada. Un estribillo que da ganas de gritar, y un puente guiado por el piano. La preferencia que tienen algunos fans de Leiva por este tema se explica sólo con estos dos rasgos. En el directo se vive de otra manera completamente distinta.

Después, tras una breve pausa, regreso al escenario para cantar Como si fueras a morir mañana, sin duda una canción muy presente en la mente de muchas personas por el mensaje poderoso que trasmite. El carpe diem del siglo XXI. El concierto terminó con el himno Princesas, una canción con la que Leiva tiene dificultades para reconciliarse, pero que a fin de cuentas es la que aquel año del 2005 le dio el nombre que tiene hoy. Sin duda alguna, Leiva ha coronado un cuarto de siglo de trayectoria.

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