Joseph Gordon Levitt y Zooey Deschanel en una escena de la película. Foto: PULL.

Quinientos días juntos: la cara oculta del amor

Opinión

Tom Hansen cree en el amor, Summer Finn no. Así son los protagonistas de Quinientos días juntos, largometraje de 2009 dirigido por Mark Webb. La recomiendo sin lugar a dudas, no sólo porque sea una de mis películas preferidas, sino porque deja una gran enseñanza sobre los vínculos amorosos. Protagonizada por Joseph Gordon Levitt y Zooey Deschanel, narra el transcurso de una relación en la que cada parte posee una visión distinta del amor.

Descubrí este filme en un vídeo en YouTube, que denominaba a Summer como «uno de los personajes más cínicos de la ficción cinematográfica jamás creados». Apenas comprendía a qué eventos de la película se refería, por lo que decidí verla, y así, comprobar con mis propios ojos si Summer era realmente malvada. La banda sonora de la banda The Smiths fue otro incentivo para creer que estaba ante una buena cinta.

El comienzo de la película es, cuanto menos, atípico. Webb se dirige al público por medio de una breve cita, en la que aclara que «esta obra no está basada en hechos reales y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia». Aunque al final de este mismo escrito, menciona que hay una persona en la que sí pensó a la hora de desarrollar la película: Jenny Beckman, su expareja. Cierra llamándola «perra». De manera cruda, cuenta que tratamos con alguien que fracasó en el amor, y por ello, tiene experiencia en dicha materia.

Así, dará paso a la historia, que posee una estructura no lineal, pues comenta los quinientos días que duró la relación de Tom y Summer sin seguir el orden cronológico de éstos. El recurso de la analepsis y prolepsis está al alza en esta obra, y se emplea de manera excepcional. Esto  para hacer ver los cambios en la relación más drásticos e impactar más al espectador con la evolución de los eventos.

La falta de realismo en muchas de las películas que veía de pequeña me ha hecho ser más exigente con lo que se muestra en las películas. El «vivieron felices y comieron perdices» jamás ha sido una realidad, y sin embargo la comunidad productora de Hollywood apunta a ese objetivo. Quizá porque la industria cinematográfica siempre ha apostado por entretener y no tanto por mostrar lo que es real.  El problema llega cuando la audiencia queda cegada por los estereotipos, como le ocurre a Tom durante la historia.

Siempre digo que cuestiones tan humanas como el amor deberían mostrarse en la gran pantalla lo más transparentes posibles, más que nada porque la audiencia que nunca lo ha experimentado se deja llevar por unos estereotipos que, a la larga, podrían desarrollar actitudes nocivas en las relaciones de pareja. E incluso, podrían hacer sufrir más a la hora de enfrentar el duelo por una ruptura amorosa.

«Los Tom de la actualidad son todas aquellas personas que tienen relaciones efímeras y superficiales»


Tom representaría a ese público que no ve más allá de las películas. La interpretación errónea que hizo de El Graduado le lleva a ser un hombre muy enamoradizo, que piensa que no será dichoso hasta que encuentre a la mujer de su vida. Incluso abandona su sueño de ser arquitecto porque su autoestima entregada al amor no le permite enfocarse en nada más. Los Tom de la actualidad son todas aquellas personas que tienen relaciones efímeras y superficiales.

Summer llegará a la vida de Tom como un tornado que destruye todo a su paso, ya que el divorcio de sus padres cuando tan sólo era una niña, cambió los engranajes de su desarrollo. No es partidaria del compromiso ni tampoco cree que exista un amor verdadero. Pese a que podría parecer madura, experimenta además un apego evitativo, que podemos ver también en el día a día en personas que han atravesado decepciones amorosas o fracasos matrimoniales. 

Ni Tom ni Summer llegan a ser personas cínicas, tal y como decía aquel vídeo de YouTube. Ambos se equivocan, y ni siquiera lo hacen con mala intención. Es por culpa de la percepción de la realidad que tiene cada uno. Nunca debieron acabar juntos. Y en definitiva, el amor es un sentimiento tan complejo que cada uno termina forjándolo a su manera. No existe clave alguna para tener éxito con las personas, más allá de mostrarse tal y como se es, cosa que a veces olvidamos con tal de impresionar a nuestro interés romántico.