En la sociedad moderna se optan por las imitaciones en el mercado de la moda rápida, donde se consume masivamente prendas de bajo costo. Foto: G. P.

La moda, un fenómeno social

Sociedad

La moda es un elemento cultural con ciertas características que simbolizan cada época histórica. Por lo tanto, más allá de las tendencias sociales y el consumo masivo de ropa, es un fenómeno social que está en constante evolución y que describe, en el individuo, aspectos económicos, políticos y creencias sociales. Es más, conviviendo en una sociedad en la que las apariencias físicas son juzgadas y manipuladas para lograr una de las  necesidades más primarias del ser humano: encajar en los diversos colectivos y ser aceptada por ellos.

Durante la era moderna y contemporánea la moda ha cambiado de manera veloz. Georg Simmel, sociólogo del ámbito, explica que se debe a una cuestión de estatus. Como la clase más vulnerable quiere ser parte de la clase superior, los cuales crean las tendencias desde la cúspide, dado que pueden tener acceso a lo más exótico y lujoso del ámbito, tratan de imitar dichas tendencias.

La tendencia old money refleja mucho más que un simple estilo. Foto: G. P.

Un claro ejemplo en la actualidad es la tendencia old money o lujo silencioso. Esta fue promovida por quienes eran ricos de cuna y, por tanto, no tienen la necesidad de lucir marcas vulgares para aparentar lo que poseen, simplemente lucen adinerados, pero, a su vez, sencillos y sin forzarlo.

Por otra parte, Frédéric Godart, en su libro Sociología de la moda, destaca que  es un reflejo de las contraculturas y una parte esencial para reforzar la identidad de las mismas. Por ejemplo, el estilo hippie, emo, rockero, etc., utilizan prendas que refuerzan su identidad e ideologías. Por ello, cada vez son más los estilos que conviven en el mercado, porque las personas utilizan la moda como una forma de expresión multicultural e incluso emocional.

Asimismo, como adelanté en un inicio, la moda representa los ideales de cada época. En 1950 las mujeres estaban más cohibidas y usaban vestidos largos, sin escote, colores neutrales o pantalones largos y acampanados. Sin embargo, en los años 90 comenzaron a vestir con prendas más coloridas, faldas cortas, pantalones skinny que resaltan la figura femenina y peinados que expresaban la rebeldía de no seguir los prejuicios arcaicos del momento. Otro punto a destacar de las investigaciones de Godart es que en el mercado capitalista el objetivo de la moda ya no es crear, sino vender.

Las prendas cortas comenzaron En los años noventa comenzaron a vestir con prendas más cortas. Foto: G. P.

De hecho, según datos de Forbes España, la industria textil alcanzó 6651 millones de euros en 2022, lo que supone un crecimiento del diez por ciento respecto a los datos del ejercicio anterior, al tiempo que las exportaciones aumentaron un 11.5 % y las importaciones, un 17.8 %. Además, según un informe de Modaes, en 2022 la moda es un sector clave de la economía y representó un 2.8 % del PIB en España.

«Zara ofrece 52 colecciones al año y más de un millón de prendas»


Gran parte de nuestros gustos están ligados a la masa y a las tendencias del momento. Sin embargo, como no todas las personas pueden acceder al lujo que promueven las casas de moda, se opta por las imitaciones en el mercado del fast fashion o moda rápida, donde se consume masivamente prendas de bajo costo.

Este modelo mercantil ofrece nuevas colecciones con un tiempo limitado en las tiendas físicas y online, fomentando el impulso compulsivo de las personas para adquirir ciertas prendas, que se convierten en virales, antes de que se agoten. Lo cual conlleva a generar falsas necesidades, adicciones y a realizar gastos poco racionales.

Amancio Ortega, con su industria Inditex, ha sido el pionero en sentar las bases de la moda rápida generando más colecciones y prendas que otras marcas del sector. En la actualidad, Zara ofrece 52 colecciones al año y más de un millón de prendas. De esta forma,  quienes carecen de límites a la hora de comprar ropa sienten que deben reponer, de manera constante, su armario con las nuevas colecciones. Esto provocó que entre los años 2000 y 2015 la producción anual de ropa se duplicó y el tiempo de su uso se redujo más de un 40 %.

Zara ofrece 52 colecciones al año mientras que Shein fabrica entre dos mil y diez mil productos al día. Foto: G. P.

En los tiempos que acontecen, el modelo Ortega es desafiado por las feroces marcas chinas como Shein y Temu. La primera tienda china, fundada por Chris Xu en 2008, fabrica entre 2000 y 10 000 artículos nuevos cada día, cuyos precios con más apetecibles que los de la industria Inditex y, por lo tanto, más adictivos.

Cabe destacar que Estados Unidos y Europa son los principales mercados de los que provienen los 34 millones de euros que facturó la empresa china el año anterior, puesto que en Asia las ventas con escasas. Esto confirma, en mayor medida, los valores que nos ha inculcado el modelo capitalista de Occidente y sus dirigentes.

«Todo sea por pertenecer»


La sensación placentera que nos produce comprar de manera masiva y repetida en el tiempo se ha catalogado como Oniomanía. Este hábito se traduce en enfermedad cuando el comportamiento se convierte en la manera que tiene la persona de gestionar sus emociones. En el momento de la compra, la persona se siente aliviada, pero esta sensación, durará cada vez menos y le invadirá un posterior sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento, causado por su incapacidad de afrontar de manera eficaz ese impulso.

La adicción a las compras ocasiona graves consecuencias a quien la padece, a pesar de no estar considerada como un trastorno mental en sí, según explica el psicólogo Rafael Salas. Añade que entre las diferentes causas que se esconde  detrás de este acto suele estar la baja autoestima o la ausencia de carencias afectivas, las cuales quedan cubiertas por las adquisiciones. También, suelen experimentarlo quienes le dan un excesivo valor a la apariencia física. Asimismo, en la actualidad el uso excesiva de las redes sociales agudiza el impacto.

En suma, la masa, muy pocas veces se moviliza por objetivos racionales y comunes, pero quienes forman parte de ella comparten una meta intachable y propia del animal social y racional, como describió Aristóteles: el afán por ser incluido en los colectivos y la disposición a hacer todo lo posible por mantener una buena imagen, fingir la adopción de ideas y formas de pensar mayoritarias, así como, actuar como el resto de mortales. No importa si está en juego la salud económica, mental, emocional o ambiental, todo sea por pertenecer.

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