Paula Estefanía Concepción es la actual profesora de danza urbana en la ULL y en la escuela de baile Onys. Se formó durante cinco años en la academia de danza 5db y ha participado en diversos campeonatos a nivel nacional e internacional. Actualmente, y por primera vez, es la coreógrafa de un grupo de competición. Su historia comienza con 16 años como un hobby y se transforma en una relación que ha superado sus expectativas.
¿Cómo descubrió que el baile urbano es lo qué le llena? «Desde pequeña he tenido la personalidad de artista. Pero me di cuenta de lo que me hacía sentir cuando en el colegio participé en una coreografía solidaria. Aunque, sí es cierto que dentro del sistema educativo no existía la opción de dedicarme solamente a la danza, ya que era ciencias o letras. Al final, como las artes suelen darse a conocer mediante un hobby, decidí apuntarme en una academia para ir por las tardes. Cuando probé la primera clase dije: ¿por qué me siento así? y me apunté a todas las clases. Empezó como un pasatiempo y se convirtió en trabajo y en vocación».
Cuando le dijo a su entorno en qué se quería formar, ¿hubo algún impedimento? «Cuando lo comenté hubo una sensación de desamparo. Me preguntaban si iba a poder vivir de ello en un futuro. Por ende, siempre he querido demostrar que tengo el plan B de tener una carrera, ya que está bien compaginarlo con otras cosas. Además, va a llegar un momento en el que mi cuerpo no va a poder continuar bailando, salvo que se idearan nuevas formas de enseñar el baile para que con sesenta años pueda continuar».
¿Por qué escogió Criminología como segundo plan? «Lo elegí tanto por mi experiencia personal y vital como por el baile. La situación que viví en mi infancia unida a la conexión que tengo con este mundo artístico me generó la curiosidad de investigar cómo, mediante la danza, pude superar muchas dificultades. Al final lo que une mis dos pasiones son las personas».
«Ganar un campeonato es genial para añadirlo a tu plan de vida y currículum, pero no te abre grandes puertas»
¿Vivir en Canarias le ha impedido poder formarse como le gustaría en la danza urbana? «Sí, porque al ser una zona periférica las personas artistas no estamos sustentadas, ya que si quieres especializarte con rigurosidad debes ir a la Península. Esto es muy triste porque en el Archipiélago contamos con personas que tienen una gran calidad artística en el mundo de la danza. Pero el abanico llega hasta un punto y se cierra al instante».
Entonces, ¿cuáles son las posibilidades como artista en Canarias? «Las posibilidades son siempre las mismas: trabajar en una escuela, bailar en conciertos de cantantes o participar en festivales. Aunque de esta forma no adquieres el aprendizaje que necesitas y que te enriquece. Es más, cuando tratan de contactar con alguien el punto de reunión no es en una isla, sino en la capital del país».
Cuando gana un campeonato, en función del nivel o la categoría, ¿le incrementan las oportunidades laborales? «No, realmente es una condecoración por ser la mejor coreografía de los grupos que se han presentado. Es verdad que si eres quien ha elaborad0 el montaje puede que tu nombre como escuela y colectivo resuene en mayor medida. En resumen, ganar un campeonato es genial para añadirlo a tu plan de vida y currículum, pero no te abre grandes puertas».
En la actualidad, usted es la coreógrafa de un grupo de baile en Onys, ¿cómo se siente frente a este nuevo cambio? «Este año me dieron la oportunidad de dirigir un grupo de competición. La verdad es que es una experiencia extraña, ya que siempre he estado dentro y ahora que lo veo todo desde fuera he observado distintas perspectivas. Diseñas el montaje y luego tienes que encontrar la forma de transmitir tu mensaje al resto de personas, que lo reciban y descifren adecuadamente. Es muy divertido y otro modo de entender, empatizar con la música y con una generación más joven».
«La danza es una herramienta que te permite detectar lo que te ocurre mediante la observación de tus movimientos corporales ante un espejo»
¿Cuáles diría que son las habilidades y requisitos que hay que tener para dirigir y enseñar en un grupo de baile? «Desde que comenzó mi andadura como educadora, me he preguntado como ser una buena profesora. Pero la experiencia y el paso de los años me han dado las claves: ser buena persona y tratar al resto del mundo como te gustaría que lo hicieran contigo. A esto se le añaden las herramientas pedagógicas y psicológicas en las que te formas para poder tratar con distintas edades. Otro aspecto importante es enseñar a ser un equipo porque, aunque la meta sea competir y ganar, el proceso se debe valorar y disfrutar».
¿Cree que el baile tiene la capacidad de movilizar a la sociedad? «Sí, de hecho los estilos más potentes en el baile urbano nacieron a partir de convulsiones sociales y en momentos históricos que han marcado un antes y un después. Una cosa muy interesante es que el baile es una forma de expresión emocional, de comunicarte con tu ser y con el resto sin utilizar las palabras».
Desde su punto de vista, ¿cuáles son los beneficios mentales y emocionales de la danza urbana? «Si estás en un espacio de confianza la probabilidad de liberar tu mente aumenta. Porque no solo es aprender a mover el cuerpo al ritmo de la música, sino lo que te hace sentir y fluye en ti cuando dejas que el baile sea tu aliado para conocerte mejor y aprender a gestionar tus emociones. En breves palabras, la danza es una herramienta que te permite detectar lo que te ocurre mediante la observación de tus movimientos corporales ante un espejo».