Desde muy pequeño Moisés Afonso conoció este mundo gracias a una persona que marcó su vida, su padre. Con tan sólo 14 años decidió que tenía que seguir sus pasos. En la actualidad, es responsable de un taller situado en Icod de los Vinos, en el norte de Tenerife, en el que lucha para que su oficio y esa tradición que heredó de su progenitor no desaparezca. Su recorrido no ha sido nada fácil. Empezó haciendo azadas, sachos y algún machete y ahora se ha propuesto abrir la primera escuela de herreros de Canarias.
Moisés Afonso define a la artesanía como «un tatuaje que tatúa sin tinta». Este oficio llegó a su vida cuando él era un niño. El ver a su padre, la técnica y la manera con la que él trabajaba la forja hizo que la herrería le dejase tatuado sin tinta. Su forma de vivir con el hierro se podría representar como una adicción a trabajar, a poder transformarlo y a hacer cosas que son inimaginables. «Mucha gente ve un pedazo de hierro donde yo veo una escultura», cuenta.
Su principal referente ha sido Jorge Afonso. Conocido como «El Tajarra» (nombre que se le daba a cada una de las hinchas que se le colocaba al burro para amarrarlo) es un símbolo de la herrería en Canarias, concretamente en Icod de los Vinos, por llevar como bandera su oficio. Para su hijo él ha sido una persona trabajadora y luchadora. Cuando era niño veía como transformaba y como sacaba de un trozo de hierro figuras increíbles.
Dentro del mundo de la escultura, Moisés Afonso trabaja otro tipo de obras a las que se dedicó su antecesor, el cual se decantó por el mundo de la metalurgia. «Intento trabajarlas asimétricamente y que represente un concepto», dice Afonso. Nunca se ha sentido atraído por realizar figuras abstractas, considera que este tipo de escultura no es lo suyo. Siempre intenta dar un sentido a sus obras y lograr que sean educativas, solidarias y que cuando la gente lo vea le evoque a la sociedad. «Conseguir esos tres puntos es lo que me llena tanto como persona y como herrero», comenta.
Un ejemplo de ello es la escultura en honor a los zapateros que se encuentra en San Juan de la Rambla. Una obra en la que cualquier persona puede ver dos zapatos, pero la gente del lugar veía en esa figura su cultura, su vida, su pueblo y su bienestar.
«La vida es darle calor a aquello que quieres y tendrás el resultado que se merece»
Podemos ver esculturas y obras realizadas por Moisés Afonso en muchos puntos de las Islas. Sin embargo, una de las obras por las que este herrero se ha hecho conocido fue por la de los corazones solidarios. Esta iniciativa consiste en que la gente deposite las tapas de los envases dentro del órgano de hierro con el propósito de ayudar a familias necesitadas.
La idea nació un día en que Moisés estaba con su hija Nerea, de 7 años, que sufrió un problema de salud. Nerea le comentó la idea de ayudar a la gente que lo estaba pasando mal depositando tapones en algún recipiente hecho por él. Su padre le preguntó cuál podría ser la forma del recipiente, «la de un gran corazón», contestó sin dudarlo. De esta manera representaba también la ayuda que recibió de sus compañeros de colegio cuando estaba mala.
Por ello Afonso piensa que una estructura llega a más gente, cuando el significado de esta se entiende con facilidad. No obstante, manifiesta su respeto al resto de escultores, así como a sus formas de ver, vivir y fraguar su vida.
Sus obras no podrían haber sido posible sin un material previo para su realización. Moisés Afonso utiliza fundamentalmente acero corten, acero H13, acero H16, hierro dulce y libre carbono. Para él trabajar con el acero no es ni fácil ni difícil, solo que este tipo de material tiene una característica que califica de «caprichosa».
Parece fácil ver una escultura de hierro, y mucho más si lo comparamos con un simple cuchillo, pero detrás de estos objetos hay un trabajo muy duro. «A veces estoy a punto de terminar una escultura, se acristala mucho y se parte», comenta. Aun así mantiene que todos los aceros son buenos, siempre y cuando, lleve el calor adecuado y la forma que uno le quiere dar.
Hay ocasiones en las que queremos hacer las cosas y, sobre la marcha, vamos tomando decisiones que nos llevarán a escoger otras. En cambio, para él es muy importante tener en cuenta que «para tenerlo en las manos antes debemos tenerlo en la mente», es decir, empezar a trabajar con algo ya establecido para que así se encuentre el resultado esperado.
Premio nacional
En el año 2013 participó en el XVIII Concurso Nacional de Artesanía Salón Pieza Única, en Burgos, donde Juegos de niñez en el olvido obtuvo el cuarto puesto a nivel nacional. Fue una escultura que refleja las formas de entretenernos y de pasarlo en grande cuando éramos pequeños. En la obra se ve un tirachina con las dos manos hacia arriba intentando salir de chatarras y de restos de basura. Con ella intentaba hacer ver a las nuevas generaciones el placer de jugar y disfrutar de la misma forma que lo hacían sus padres y sus abuelos treinta, cuarenta o cincuenta años atrás.
Un año después, en Toledo, consiguió tallar la cabeza de un dragón en quince minutos y de una sola sentada (en el mundo de la herrería se considera sentada a cada una de las veces en las que el herrero o herrera pasa el acero por el fuego). Un concurso en el que participaron 134 herreros y en el que Moisés Afonso ganó el premio nacional de herrería.
Según Afonso la artesanía no se tiene en cuenta en Canarias. Solo esta se encuentra presente cuando «los políticos quieren sacarse la foto o si hay algún evento que ellos quieran representar», pero todo queda en ese momento, ya que después se olvidan de los profesionales de la artesanía del Archipiélago. Hay que pensar y recalcar que la cultura es futuro por lo que si no mantenemos los oficios tradicionales esa cultura se puede perder.
Otro de los grandes problemas que tiene la artesanía hoy en día es la existencia de grandes empresas que fabrican y venden productos a un precio más bajo. En cambio, Afonso afirma que para él esto no supone un problema, ya que sus clientes buscan algo diferente y que les represente, y sobre todo, el saber que ellos son los únicos que tienen esa pieza. «He hecho alrededor de cinco mil cuchillos y ninguno es igual a otro» y eso es lo que quiere el consumidor.
«He hecho alrededor de cinco mil cuchillos y ninguno es igual a otro»
En estos últimos meses con la Covid-19 han tenido que cerrar muchas industrias por miedo a los contagios. Afonso en todo este tiempo ha seguido fabricando herramientas de trabajo para los agricultores y para las demás personas que lo necesitaban hasta el punto de que en pleno confinamiento estaba casi a un 60 % de trabajo.
Su herrería es la única activa de Canarias y en ella se salvaguarda la rama tradicional, artística y de mantenimiento del patrimonio de su disciplina. En pleno siglo XXI estamos perdiendo este tipo de oficio pues la mayoría de sus referentes son personas mayores que se llevan consigo todos sus conocimientos y esto es por lo que lucha Afonso, por mantener esa cultura artística que tenemos, así como poder fomentar la herrería a los más pequeños y a los no tan pequeños.
Moisés Afonso, cuando mira hacia el futuro, tiene en el punto de mira la creación de la primera escuela de herreros de Canarias, donde la gente pueda adentrarse en este mundo y vivan en primera persona lo que se puede hacer con el hierro.
El proyecto se encuentra ya en un 70 %, y si todo sale según lo previsto a finales de año abrirá sus puertas. La gente que quiera formar parte de esta nueva familia tiene que ser mayor de 16 años, pero no se descarta la opción de que los colegios asistan y, de esa forma, incentivar a los jóvenes a que puedan ver cómo se transforma el metal.
«Quiero que la escuela sea una gran escultura que represente el bien hacer de los herreros y con la que logremos mantener un oficio que está en peligro de desaparecer», manifiesta. Pase lo que pase, Moisés Afonso, seguirá apostando al cien por cien por el fomento y la transmisión de su cultura y su mundo, la herrería.