Juventud Por el Clima Tenerife organizó este jueves, 21 de mayo, un debate virtual en el que varios ponentes compartieron diferentes opiniones sobre el papel que tiene el turismo en el desgaste urbanístico que sufren actualmente algunas islas canarias. En la conferencia intervinieron algunos participantes para realizar unas determinadas cuestiones. Turismo y Urbanismo, ¿enemigo natural o herramienta para la conservación? tenía como objetivo dar a conocer, desde una visión experta, si el turismo es un arma masiva contra el medioambiente o si puede llegar a ser una excusa para protegerlo.
Adrián Flores, estudiante del Máster de Biodiversidad Terrestre y Conservación en Islas, dijo que la sociedad debe ser consciente de la necesidad de un cambio en las administraciones. Declaró, a su vez, que El Archipiélago no debe depender tanto del sector turístico o, por lo menos, debe hacerlo sostenible. Asimismo, añadió que, en la actualidad, «se utilizan los recursos que tenemos como atractivos para captar la atención de la población del exterior, pero se explota de una manera insostenible».
Flores puso como ejemplo de esta desnaturalización imparable la playa de Las Teresitas. Aclaró que esta, en un principio, era de callao blanco y se sustituyó por arena blanca con el fin de hacerla más atractiva para los visitantes. «Una de las soluciones a este problema de urbanización masiva es comprar hoteles abandonados en vez de construir unos nuevos», declaró, para añadir que «de esta manera se lograría un menor impacto medioambiental».
Una legislación más dura
Con el objetivo de paliar los efectos del modelo actual en el medio y en la conservación, propuso que se dé lugar a una legislación más dura. También, pidió que se aumenten las restricciones ambientales para quienes no conocen los espacios protegidos canarios. Si fuera necesario, el estudiante, sugirió que se explique detenidamente qué se puede o no hacer en estos lugares siguiendo la legislación (visitas en automóviles a los parques nacionales, excursiones en embarcaciones para ver cetáceos, etc.).
Por último, destacó que «la Administración sigue apostando por el turismo de masas y, si no hay presión social no se pondrá solución pronto. Se debería apostar más por el mundo natural que por el hotelero». Destacó, también, que «debemos promover la participación de la población formándola e informándola promoviendo la sostenibilidad, lejos de la industria hotelera masificada».
Mariví Gallardo, integrante de la Plataforma de Afectados por la Ley Turística, apoyó las palabras de Adrián Flores con la idea de cambiar del modelo masivo hacia uno de calidad. Explica, también, los beneficios que podrían tener las empresas que dependen de este sector, los cuales solo miran los beneficios a corto plazo. «Los gobiernos son los que deben promover que el modelo actual se vaya modificando y refuerce las medidas medioambientales, sociales y económicas que se necesitan», apuntó.
Después de la pandemia
Flora Pescador, doctora en Arquitectura por la ULPGC y profesora en la especialidad de Arquitectura y Paisajismo, explicó de qué forma afecta la COVID-19 al turismo insular: «Nos evoca una gran crisis económica». Según la docente, ahora mismo debemos pensar en cómo será la situación después de la pandemia, ya que tenemos que modificar nuestro turismo entrelazando una gestión sostenible de los recursos. Para ello, Pescador, planteó que se podría hacer una unión con la agricultura y los productos locales para hacer crecer el consumo insular y, así, depender de la producción local.
A su vez, la experta opinó que debemos reorganizarnos para que vengan visitantes de manera segura sanitariamente hablando. «Gracias al teletrabajo se oferta ocio y turismo a la vez por largas temporadas, reduciendo así el impacto de los vuelos debido al low cost que tienen las aerolíneas», apuntó.
En definitiva, todos coincidieron en que no debemos depender económicamente solo de un sector ya que, si se dan situaciones como las de esta crisis sanitaria, no podremos obtener ingresos por otra vía.