Sara Blanco comenzó su lucha contra la enfermedad a los 22 años. Foto: Paula H. M.

Una batalla contra el cáncer

Sociedad

Sara Blanco tiene 66 años y hoy puede decir que se ha enfrentado al cáncer, no una, sino tres veces, y salido victoriosa. Su guerra comenzó apenas con 22 años, cuando le diagnosticaron un melanoma. En esta situación, reaccionó como cualquier persona lo haría, poniendo todos los medios que los profesionales le ofrecieron para poder remediar su enfermedad, ya que se lo habían encontrado en un estadio temprano.

Ante el diagnóstico, decidió operarse y recibir quimioterapia. «Fue un procedimiento muy agresivo, me quedé sin pelo, sin fuerzas, y sin la poca salud que me quedaba. Todavía conservo muchos de los efectos secundarios que me provocó el tratamiento», cuenta dejando notar su ligero enfado con ella misma, pese a su ignorancia en ese momento. «Daría lo que fuera por volver a atrás con la mentalidad que tengo ahora, quizás no hubiera tenido que sufrir dos granulomas más», resalta.

«Decidí arriesgarme y gané»


Le detectaron el siguiente tumor una década más tarde, y lo único que tenía claro era que jamás volvería a debilitarse tanto como la vez anterior. Con treinta y tres y un granuloma de ovarios en estadio II, comenzó a informarse sobre medicinas alternativas para combatirlo. Se negó rotundamente a someterme a la terapia recomendada por el médico, aunque no pudo evitar la extirpación de ovarios y útero tras un par de días.

«Hablé con personas que habían vivido situaciones similares a la mía y lo superaron. Al igual que me encontré con familiares de otras que no lo lograron vencer. Yo decidí arriesgarme, y efectivamente, gané», alude orgullosa. Sara Blanco desarrolla su aprendizaje en el mundo de la medicina alternativa, otro completamente distinto a la tradicional. Su familia y amigos no estaban de acuerdo en su decisión de no realizar el método recomendado por los médicos y, mucho menos, a someterse a un remedio impuesto por ella.

«Sin acidez, no hay carcinoma»


El tratamiento se basaba en una dieta totalmente alcalina. El carcinoma se manifiesta en nuestro organismo en un ambiente ácido, por lo que únicamente si tratamos de eludir esos sustentos, principalmente aquellos con grandes cantidades de azúcar (hoy en día, la mayoría de los productos procesados, por no decir todos), tendríamos el 75 % del proceso conseguido. «Se trata de eliminar harinas blancas, leche, embutidos, carnes y… podría seguir nombrando millones de comidas, la lista es un no acabar, pero vale la pena», menciona entre risas.

Claramente los alimentos con los que realizó su procedimiento no los podía conseguir en los grandes supermercados. Sus comidas debían ser totalmente naturales. Fue muy complicado porque la dieta prescindía de sustentos ácidos y con azúcares, y evitaba todos aquellos conservantes y aditivos que contienen los productos de las industrias comunes. Hasta un tomate de dichas marcas contienen sustancias nocivas para el organismo.

La inquietud por sanarse le llevo a buscar lugares en los que comprar comida ecológica y cien por cien natural, y seguidamente se informó de recetas y métodos para acostumbrar a su cuerpo a este desarrollo. El objetivo era dejar de alimentar las células malignas y así dejarían de reproducirse. Llevaba poco tiempo realizando este proceso de alcalinización, y topó con un doctor naturópata especializado en casos como el suyo. «Gracias a él descubrí que podía expulsar todas las sustancias que alimentaban al cefaloma, y aprendí a limpiar mis riñones, hígado, pulmones, etc. Lo más valioso para la sanación era el oxígeno y la alcalinidad«, aclara detenidamente.

Sara Blanca considera imprescindible una alimentación sin azúcares ni alimentos ácidos. Foto: PULL

«Es increíble lo estable física y emocionalmente que yo estaba cuando luchaba contra mi segundo tumor»


El doctor Otto Heinrich Warburg, fisiólogo alemán fallecido en 1970, pasó parte de su vida buscando la causa del cáncer y alternativas para su cura. En medio de sus investigación hizo una alusión que a Sara Blanco le corroboró que iba por buen camino: «Los tejidos cancerosos son ácidos, mientras que los tejidos sanos son alcalinos». En 1931 recibió un Premio Nóbel por su investigación, poco destacado en la historia de la medicina.

A parte de la alimentación, que es algo crucial para poder superar de esta manera dicha enfermedad, la estabilidad mental es muy importante. Rehuir todo tipo de situaciones estresantes, sentirte bien contigo y con los que están a tu alrededor también está incluido en el tratamiento. «Tuve que dejar mi trabajo y alejarme de la gente que no me ayudaban en mi evolución. Es increíble lo estable física y emocionalmente que yo estaba cuando luchaba contra mi segundo tumor, y lo devastada que estuve con el primero», apunta Sara Blanco. Así consiguió extinguir de nuevo el cáncer.

«Hoy soy feliz»


Después de doce años sana, se volvió a repetir el epitelioma inicial, nuevamente se enfrentaba a un melanoma. Aunque con mucho miedo y siempre sabiendo las consecuencias que tenía no prestarse a realizar el método tradicional, tomó una vez más la responsabilidad de su padecimiento, y con los mismos métodos que utilizó un decenio atrás, logró superar su tercer y último demonio.

Hoy en día, se sigue alimentando de la misma manera, ya que no considera este régimen como un medio de cura, sino como un modo de vida. «Si yo vuelvo a comer como lo hace la mayoría de las personas, sabiendo mi tendencia, se crearían zonas ácidas en mi cuerpo en poco tiempo y volverían a reproducirse células malignas», comenta. Pasada una larga y dura batalla, agradece a sus carcinomas, porque sin ellos no habría aprendido a vivir como lo hace, ahora puede decir que no le tiene miedo, sabe acabar con él. «Hoy soy feliz», termina añadiendo la gran luchadora.

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