Sus obras giran en torno a tres líneas de trabajo: la sexualidad, la identidad y el territorio. Foto: E. Hernández

«Yo siempre digo que el arte elige a cada persona, no al contrario»

Sociedad

Yapci Ramos es una artista canaria que actualmente vive y trabaja entre Tenerife, Barcelona y Nueva York. Estudió fotografía en el Central Saint Martins College of Arts & Design de Londres (CSM) y cuenta con un máster en Documental Creativo en la Universitat Pompeu Fabra. A la hora de inspirarse para crear las diferentes obras suele pivotar entre tres líneas de trabajo: la sexualidad, la identidad y el territorio. Recientemente ha clausurado la exposición Monumenta. Nueve encarnaciones guanches en La Laguna.

¿Cómo se introdujo en el arte? «Siempre digo que el arte elige a cada persona, no al contrario. Desde pequeña me he puesto a hacer cosas manuales, me gustaba mucho ir a museos. En cada viaje que realizaba con mis padres quería ir a los museos. El arte siempre ha formado parte de mi vida, se fue introduciendo poco a poco».

Sus obras han sido expuestas en lugares como Barcelona, Nueva York, Tenerife, Viena. ¿Qué siente al poder recorrer el Mundo gracias al trabajo que crea? «Es una satisfacción. Me siento muy afortunada de que mi trabajo me haga viajar tanto. Por ejemplo, he estado en Mali, Angola, Congo, Zimbabue… También he tenido la suerte de estar en Montevideo, en el Caribe, Moscú, París».

«Una vez que expones los proyectos ya pertenecen al mundo»


Bruma, Lloro, Guayec, Lolita, Red-Hot son algunas de sus obras, ¿cuál ha disfrutado más? «Cada vez que te metes en una inversión de un proyecto, todos los disfrutas igual. Luego pasan y ya dejan de ser tuyos. Una vez los expones ya pertenecen al mundo y entonces ya te metes en otro, pero en cada uno de ellos hay una transformación».

¿Hay alguno que le haya costado más? «Siempre hay algunos que a la hora de la inspiración llegan de una manera diferente. A la hora de la realización sientes que te cuesta más y que no estás transmitiendo lo que en un inicio querías. En mi caso, cuando quiero comunicar algo debo tener muy presente el medio de difusión. Yo utilizo varios, en algunas ocasiones video, en otras fotografías. También trabajo mucho a través de mi cuerpo. Cada una de mis obras tiene un trasfondo diferente».

«Watermill Center es un sueño para cualquier artista»


En 2020 fue seleccionada para el programa de residencia en The Watermill Center en Nueva York. ¿Cómo definiría la experiencia? «Increíble, la experiencia fue maravillosa. Cuando llegas a un lugar como ese te das cuenta del valor del artista. Ellos te dan un sueldo, un espacio, una casa, materiales, te cocinan… Te facilitan la creación de una familia con otros artistas que están en el mismo lugar que tú. Surge una nueva comunidad. Trabajamos entre todos en un espacio maravilloso. Watermill Center es un sueño para cualquier artista. Al llegar te encuentras única y exclusivamente centrada en la inspiración. Te nutres del trabajo de otras personas y de toda la experiencia del lugar».

¿Cuenta con algún lugar soñado en el exponer su trabajo? «Bueno, siempre hay museos, tienes tus lugares de referencia y para mí Nueva York siempre ha sido mi lugar. Desde 2010 estoy trabajando allí, es como mi ciudad. Todos los artistas tenemos nuestras metas».

¿Ha pasado por algún momento de crisis en alguna de sus obras y ha decidido abandonarlas? «Dejarlas no, pero tengo crisis todo el rato ja, ja, ja. Es algo normal tenerlas. En el proceso de creación surgen dudas, destruyes tu trabajo, lo vuelves a construir, y así en bucle. Todo esto forma parte del proceso de creación. Incluso llegas a dudar de si estás en el camino correcto, de si te has equivocado».

¿Algún plan de futuro? «Sí, en febrero del próximo año inauguro una nueva exposición en el Centro de Arte de Santa Mónica, en Barcelona. También tengo otra residencia el próximo año en Nueva York, en Brooklyn, Residency Unlimit«.

«Monumenta es una reivindicación a la visibilidad de la mujer aborigen»


En base a la exposición que ha clausurado recientemente en La Laguna, ¿qué es Monumenta? «Es una reivindicación a la visibilidad de la mujer aborigen. Ha estado invisibilizada incluso en nuestros museos. Entonces, fue una manera de otorgarles luz para que ellas consigan colocarse en su sitio. La exposición ha servido para abrir una puerta pero, quedan muchas más, quedan muchos otros temas por tratar. Me he encargado de iniciar este diálogo pero, lo que considero interesante es que a partir de ahora sean otras personas las que continúen».

¿Cuál es el proceso de creación de estas obras? «Lo primero fue darme cuenta de la ausencia de la mujer aborigen en el espacio público. Luego, realicé un mapeado con estudiantes sobre las diferentes esculturas que hay en nuestra Isla que hacen referencia a nuestro pasado. Nos dimos cuenta de que entre todas, eran muy poquitas las que hacían referencia a la mujer. El hombre siempre tenía esa fuerza, ese protagonismo. Después, junto con museos de Tenerife llevé a cabo una investigación. También me reuní con diferentes personas que saben sobre cultura aborigen. Realicé una investigación profunda para entender y decidir cómo representar a estas mujeres».

¿Y en concreto de cada una de las mujeres? «Para la representación decidí basarme en la división que realizó el antropólogo Cuscoy de cómo estaban divididos los menceyatos antes de la conquista. Cada una de ellas, impresa mediante tecnología 3D, está representada en cómo serían hoy en día, en la vida contemporánea. A la hora de la performance, se realizó una fotogrametría de mi cuerpo que posteriormente se le realizó un tratado de artesanía digital donde se pulieron y limpiaron los elementos. Cada una de las esculturas está dividida entre 150 y 290 piezas».

«El color rojo para mi representa la fuerza»


¿Por qué el color rojo? «El color rojo para mí representa la fuerza. Es un color que ha predominado en mi trayectoria, está muy vinculado para mí a la mujer. Junto con el negro, forman parte de las pintaderas que se han encontrado en Gran Canaria. Por tanto, son colores que se han utilizado en nuestra cultura».

Anteriormente estuvo expuesta en el MUNA, ¿dónde obtuvo una mejor acogida? «Curiosamente la acogida que tuvo en La Laguna fue muchísima más que en Santa Cruz. Supongo que el lugar donde se expuso tiene también su repercusión. Alonso Fernández de Lugo, adelantado y conquistador, construyó este edificio en conmemoración a la victoria contra nuestros ancestros. Que ahora estas mujeres entren y conquisten este espacio, simbólicamente, es como el cierre de un círculo».

¿Qué conclusión extrae de este proyecto? «Bueno, lo que lo que realmente me parece interesante es que se está abriendo la conversación. Este era el objetivo inicial del proyecto. Que empecemos a cuestionarnos ya  ser críticos sobre todo aquello que está en el espacio público y aquello que nos rodea. Que no pasemos alrededor de ello y lo dejamos como si nada, sino que pensemos, oye, que realmente falta la otra mitad».

 

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