José María Fernández-Palacios en su despacho de la Facultad de Ciencias, en la Sección de Biología.

El ecólogo Fernández-Palacios publica en ‘Nature’

Ciencias/Universidad

A petición de la prestigiosa revista Nature, el catedrático en Ecología de la ULL, José María Fernández-Palacios, ha publicado un artículo en donde revisa el trabajo dirigido por el alemán Patrick Weigel, quien junto a su grupo de investigación ha comprobado algo que ya se sospechaba pero que todavía no se había conseguido probar: la importancia de las oscilaciones del nivel del mar, ligadas a las glaciaciones pleistocénicas (desde hace 2,6 millones de años hasta unos 11.500 años), en la configuración de la endemicidad de las islas oceánicas. Fernández-Palacios ha dedicado gran parte de sus esfuerzos de investigación a la Biogeografía y a la Paleoecología. Además, forma parte del grupo de investigación de Ecología y Biogeografía Insular de la Universidad de La Laguna y ha publicado numerosos trabajos sobre estas materias.
Anteriores teorías apuntaban a que las causas del surgimiento de endemismos en islas como las Canarias o Hawai, residían en el área y el aislamiento del territorio. Posteriormente, otros autores apuntaron a la edad de la isla como un factor crucial. El motivo fue el papel que la erosión y el desgaste del edificio insular juegan en la biodiversidad.
Este estudio sobre el que el ecólogo realiza la contextualización, ha sido posible gracias a los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas. Con ellos, las ciencias naturales, y, en concreto, la biogeografía insular, están entrando en una nueva edad dorada, como afirma Fernández-Palacios en un artículo publicado en Frontiers of biogeography. La potencia de los ordenadores para hacer análisis, el desarrollo de las técnicas moleculares, la datación de las rocas, las tecnologías que permiten una reproducción casi perfecta de las batimetrías oceánicas… Todo ello está disparando las ideas. Se están dando las condiciones necesarias para la ebullición científica.
Por el momento, el investigador de la ULL se siente gratificado por poder formar parte activa de este buen momento para la biogeografía. Además, dice ser un gran afortunado por trabajar “haciendo aquello que realmente me gusta y me apasiona”.

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