Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González. Foto: PULL

La ULL colabora en un estudio sobre la llegada del ‘Homo sapiens’ a Europa

Ciencias

La revista Nature ha publicado los resultados de un proyecto arqueológico internacional que ha datado en 45 000 años una serie de fósiles del yacimiento Ilsenhöhle en Ranis, Alemania. Se trata de los primeros Homo sapiens documentados en el norte de Europa Central y el Noroeste y revelan, por primera vez, el origen del tecnocomplejo Lincombian-Ranisian-Jerzmanowician (LRJ) en Europa. En el equipo, compuesto por más de treinta especialistas, han participado componentes del Laboratorio de Micromorfología Arqueológica y Biomarcadores (AMBI Lab) del Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González de la Universidad de La Laguna (ULL).

El estudio incluye excavaciones arqueológicas, identificación taxonómica morfológica y proteómica, análisis de ADN mitocondrial, datación por radiocarbono de material recién excavado y datación directa de restos humanos, zooarqueología y análisis de isótopos. Además, marca un hito importante en la comprensión de las incursiones iniciales del Homo sapiens en Europa. Demuestra que el Homo sapiens se expuso a condiciones climáticas severas y frías, se movía en pequeños grupos, compartía su entorno con grandes carnívoros, como las hienas, y fabricaba herramientas de piedra con forma de hojas.

Los fósiles hallados están asociados a estas herramientas, las llamadas puntas de hoja, que conforman un tecnocomplejo arqueológico datado entre el Paleolítico Medio, asociado a los neandertales, y el Paleolítico superior, fabricado por Homo Sapiens. Las herramientas de piedra encontradas en Ranis están relacionadas con hallazgos en toda Europa, desde Moravia y el este de Polonia hasta las Islas Británicas, y documentan la llegada del Homo sapiens al noroeste de Europa varios miles de años antes de que los neandertales desaparecieran en el suroeste de Europa.

Análisis de isótopos estables


Los análisis de isótopos estables en dientes y huesos de animales permiten conocer las condiciones climáticas y los entornos que encontraron los grupos pioneros de Homo sapiens alrededor de Ranis. Esta fue la fase en la que más implicado estuvo el Ambi Lab de la ULL. El equipo combinó información de una amplia gama de diferentes proporciones de isótopos estables y demostró que, durante la época del LRJ, prevalecía un clima continental muy frío y paisajes esteparios abiertos.

«Se demuestra que incluso estos primeros grupos de Homo sapiens que se dispersaron por Eurasia ya tenían cierta capacidad para adaptarse a condiciones climáticas duras», señala Sarah Pederzani, que hasta diciembre ha sido investigadora en el Ambi Lab y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y dirigió el estudio del paleoclima del sitio. «Hasta hace poco se pensaba que la resiliencia a las condiciones climáticas frías no aparecería hasta varios miles de años después, por lo que este es un resultado fascinante. Quizás las estepas frías con manadas más grandes de animales de presa eran entornos más atractivos para estos grupos humanos de lo que se pensaba anteriormente».

Otros análisis


El proyecto ha incorporado métodos de la paleoproteómica para identificar especímenes esqueléticos de homínidos de las capas LRJ entre los miles de huesos altamente fragmentados y no identificados del sitio. Así se pudieron diferenciar nuevos restos de homínidos, que luego se analizaron con la ayuda de una metodología de ADN antigua, datación por radiocarbono y análisis de isótopos estables. Varios fragmentos compartían las mismas secuencias de ADN mitocondrial, incluso fragmentos de diferentes excavaciones, lo que indica que pertenecían al mismo individuo o a sus parientes maternos.

También se utilizó la datación por radiocarbono para comprender cuándo los humanos ocuparon la cueva y, de este modo, se ha podido aventurar que el Homo sapiens ocupaba esporádicamente el sitio desde hace 47 500 años. Finalmente, el análisis zooarqueológico de los restos averiguó que la cueva de Ranis fue utilizada de forma intermitente por hienas, osos de las cavernas en hibernación y pequeños grupos de Homo sapiens que consumieron carne de renos, rinocerontes lanudos y caballos.

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