Javier Donate Correa es miembro de la Unidad de Investigación del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y graduado en Biología por la Universidad de La Laguna. En 2015, obtuvo el doctorado en el Servicio de Medicina Interna del centro sanitario al que pertenece en la actualidad. Afirma que «nada más acabar el grado, empezó a trabajar en el Departamento de Microbiología de la ULL y estuvo ahí unos años para intentar sacar la tesis, pero por diversos motivos lo dejó».
Tras pasar un tiempo en el ámbito privado volvió a la Unidad, pero reconoce que «fue en los últimos años de carrera cuando la vocación por su trabajo lo convenció para estar en un laboratorio, porque en sus primeros años se sintió algo perdido». Ahora volcado en el campo de la diabetes, junto con su grupo, ha publicado diversos artículos en revistas especializadas acerca de esta enfermedad.
Líneas de investigación
En la Unidad de Investigación del HUC, este biólogo trabaja sobre la diabetes postrasplante. Javier Donate explica que la mayoría de los pacientes receptores, sobre todo los de riñón, la sufren sin haberla padecido previamente. «Los tratamientos medicamentosos posteriores a la cirugía, sobre todo los inmunosupresores (retrasan la respuesta inmune contra la operación), son más propensos a causar diabetes que otros». A los pocos días de que el enfermo ha sido intervenido, tras recibir la primera terapia para evitar el rechazo, el páncreas se ve afectado.
A pesar de ello, el investigador recuerda que «existen factores que predisponen a la aparición de este problema como el síndrome metabólico o el de tener una tasa de glucosa en sangre más alta de lo normal a primera hora de la mañana». Esta línea de investigación se está abordando desde diferentes perspectivas: clínica, molecular, trabajo con pacientes y con ratones. Estos últimos son modelos experimentales a los que se les inyecta este tipo de compuestos. El grupo investigador colabora en este sentido con el Estabulario y animalario de la ULL.
La segunda línea de investigación es totalmente diferente a la primera, aunque ambas traten la diabetes. La financiación que le otorgaron para dos años es de 20 000 euros y está destinada a relacionar el metabolismo mineral con la aparición del síndrome del pie diabético: «Estos pacientes tienen problemas de vasculitis periférica o neuropáticos, lo que provoca que sus extremidades no reciban el riego sanguíneo apropiado, y ellos tampoco se dan cuenta si sufren algún tipo de lesión por lo que, en muchos casos, se procede a la amputación de la extremidad».
«La investigación y el laboratorio: punto de partida de la medicina»
Tras conseguir la financiación necesaria, a la hora de llevar a cabo un determinado proyecto, «hay diferentes formas de abordarlo. Existe una investigación básica, que corresponde a los mecanismos de acción que realizamos los biólogos, y una investigación en línea que se basa sobre todo en el trato con los pacientes (estudios observacionales, prospectivos…) o bien, con un medicamento, una terapia, etc. Este proceso puede tardar muchos años hasta que los descubrimientos se trasladen al paciente y por ello muchas veces no tiene tanta repercusión pública. La aplicabilidad al enfermo es un proceso largo, pero no por ello se deja de avanzar porque el conocimiento ya es un valor importante, en el que se basa cualquier universidad, por ejemplo».
Por la cantidad de horas semanales que pasa, el laboratorio es para Javier Donate su segunda casa. Reconoce que «trabaja en lo que le gusta, pero invierte mucho tiempo y a veces compartir momentos con su pareja y amigos, o hacer deporte por las tardes, es complicado». Señaló también que la consideración por parte de las fuentes de financiación públicas para la ciencia no es positiva: «A día de hoy, se está produciendo un desmantelamiento del tejido investigador de este país. Es muy difícil encontrar contratos y ayudas Ramón y Cajal por ejemplo, al igual que la subvención necesaria, ni siquiera para la construcción de centros de investigación. La sociedad es la única que reconoce nuestra labor».
Además, añadió que los investigadores españoles, en general, están muy bien valorados en el extranjero. «Cuando van a los centros de investigación se dan cuenta de que están muy bien preparados y que cuentan con una capacidad de improvisación, de generar nuevos conocimientos e ideas, o de utilizar técnicas que muchas veces ellos no saben, y todo esto te lo otorga la precariedad que sufrimos en nuestro país», confiesa.
«A los futuros investigadores les diría que nunca pierdan la ilusión por su trabajo»
Javier Donate aprecia que «estar motivado e ilusionado por la labor es clave, el motor de cada día. Para un joven investigador es fundamental hablar y tratar con muchos grupos de investigación, y que no se metan en el primero que conozcan». Afirma que es «muy importante relacionarse, preguntar las experiencias que han tenido los compañeros: ¿Cómo les ha ido? ¿A dónde han ido? ¿Qué investigaciones y publicaciones realizan? ¿Cuál es el respectivo nivel de financiación?»
Finalmente, aconseja a los alumnos que «se marchen del país y que aprendan cosas nuevas en el extranjero», porque «hay un mundo increíble con técnicas y avances que en España no podemos acceder hasta dentro de unos años», concluye.