El filme fue galardonado como mejor documental en los Premios Nuevo Cine Andaluz. Foto: G. Rodríguez

‘Samba, un nombre borrado’

Cultura / Ocio

Las puertas de la Casa de la Cultura de Tacoronte abrieron este miércoles, 24 de julio, para dejar pasar a quienes quisieron conocer los desafíos y las dificultades que se esconden detrás de la migración ilegal. A pesar del calor asfixiante, un pequeño grupo de personas decidió acudir a la proyección de Samba, un nombre borrado. El filme narra cómo Mahmoud Traoré, un joven senegalés que llegó a Europa en 2005 tras saltar la valla de Ceuta.

El documental aborda, también, como Traoré investiga la muerte de Samba, un paisano suyo que desapareció mientras intentaba cruzar a nado la frontera de El Tarajal, Ceuta, cuando la Guardia Civil empezó a utilizar material antidisturbios para impedir la entrada de centenares de migrantes.

El silenció inundó la sala a las 19.30 horas dando paso al comienzo del documental. La pantalla se cubrió con las imágenes del día que Mahmoud consiguió saltar la valla de Ceuta. Un día de 2005 donde catorce personas perdieron la vida intentando cruzar la frontera. La desesperación es latente en cada individuo que corre por su vida para pasar al otro lado. Los minutos pasan y la avalancha humana es cada vez mayor.

El 6 de febrero de 2014 se vuelve a repetir la misma situación. En esta ocasión, fallecieron quince personas en la playa del Tarajal, ahogadas mientras trataban de sortear el dique que separa Marruecos de Ceuta. Entre las personas desaparecidas se encuentra Samba.

Ponerle rostro


Mahmoud siente la necesidad de poner rostro a Samba para dar voz a quienes pierden su vida al intentar entrar en Europa. Es por ello que hace el camino inverso al que realizó en su aventura migratoria y reconstruye cada uno de los pasos que dio Samba.

En la pantalla aparecen los testimonios de quienes acompañaron a Samba en su travesía para pisar suelo europeo. Las palabras de aprecio que vierten hacia él demuestran que era una gran persona. No dudaba en ayudar a quien lo necesitaba y era un gran compañero.

Las declaraciones se van entremezclando y conocemos diferentes perspectivas sobre la migración. Ninguna travesía es igual. Hay quienes consiguieron llegar con heridas y cicatrices que serán difíciles de borrar. Mientras otras personas cuentan que fueron deportadas, pero no pararán hasta pisar Europa.

Todas las historias comparten el mismo sentimiento: el amor hacia sus familias. El amor hacia sus seres queridos es el motor que les impulsa para emprender el camino hacia un nuevo continente. Quieren encontrar estabilidad y un futuro mejor, siempre con el fin de ayudar a sus familiares.

«No había nadie mejor»


El momento cumbre de la proyección llega cuando Mahmoud llega a Kolda, la región de Senegal donde vivía Samba, y se reencuentra con la familia de este último. El dolor cristaliza los ojos de su padre que asegura que «no había nadie mejor que Samba». Cuenta que su hijo era el pilar de la familia. Cuidaba de cada uno de sus miembros y trabajaba de sol a sol para asegurarse de que a nadie de su entorno le faltara de nada.

La voz de su madre se resquebraja al recordar a su querido hijo, no es capaz de hablar de él sin que las lágrimas invadan su rostro. «Si es para buscar una mejor vida, te doy mi bendición», estas fueron las últimas palabras que su madre le dedicó.

El final llegó de forma calmada, las olas y el sonido del mar acompañaban a los nombres de quienes dieron su vida por alcanzar el sueño europeo.

Dejó de ser un número


Samba ya no es un nombre borrado. Mahmoud consiguió devolverle el nombre a una de las víctimas de la migración que suelen acabar convirtiéndose en un simple número.

Ahora Samba ha pasado a convertirse en el vivo reflejo de las peripecias que entraña alejarse de la familia y adentrarse en tierras desconocidas con el único propósito de buscar un futuro mejor.

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