‘PowerBike’: pedaleo con música

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Luces, música y acción. Estos son los ingredientes que han convertido las salas de cycling en la punta de lanza experiencial de los gimnasios que buscan hacer confluir la práctica deportiva con la diversión. De origen estadounidense, el PowerBike es una disciplina que combina lo mejor de las propiedades del spinning con una ruta aeróbica. A pesar de triunfar en gran parte de Latinoamérica, la modalidad es muy poco conocida en las Islas Canarias. Su desconocimiento se debe a que solo existen cuatro personas instructoras con titulación para poder impartir clases en el Archipiélago.

Luz María Quevedo es una de las instructoras de esta modalidad y define el PowerBike como la disciplina que trabaja todos los músculos del cuerpo. «No solo se ejercita el tren inferior como sucede en otras actividades de bicicleta. Aquí también se trabaja el tren superior en virtud de los movimientos que hacemos con los brazos durante la clase, todo sin dejar de pedalear», explica. Añade que mientras se practica se tiene una sensación de libertad: «Es el único momento del día donde mi cerebro no piensa en problemas ni preocupaciones».

A diferencia del spinning, en el PowerBike se sigue el ritmo de la música y se trabaja gran parte de la sesión sin apoyarse en el sillín, realizando un pedaleo constante, activando los abdominales y realizando flexiones para darle acción a gran parte de los músculos. Se estima que en cuarenta y cinco minutos de práctica, que es lo que duran las clases, se pueden quemar entre trescientas y ochocientas calorías, en función del esfuerzo de cada quien.

Es importante realizar ejercicios de vuelta a la calma al terminar el entrenamiento. Foto: P. B.

Otro punto a su favor es que se trata de un entrenamiento apto para todas las edades y niveles de condición física, siempre que se regule y adapte la intensidad. Quienes instruyen PowerBike recomiendan a personas principiantes o poco acostumbradas a hacer algún ejercicio de este tipo a no sobrepasar los dos días a la semana. Los más avanzados pueden incrementar el número de sesiones a tres o incluso cinco.

«Manteniendo una postura adecuada no existe riesgo de lesiones»


El PowerBike no es montarse en la bicicleta y pedalear. Es fundamental seguir una serie de instrucciones para no ocasionar daños en las articulaciones al momento de hacer algún movimiento. El sillín de la bicicleta debe ir a la altura de las caderas para que las rodillas tengan una mejor circunferencia, los codos tienen que estar al nivel de los hombros y las caderas deben ir hacia atrás junto con el abdomen contraído, dándole a la espalda una forma de «C».

A nivel articular, el PowerBike es una actividad sin impacto debido a que no mantiene carga de peso constante sobre las rodillas y los tobillos al utilizar un movimiento de rotación natural. Sin embargo, como apunta la entrenadora Quevedo, «debemos poner atención a las posturas porque podemos llegar a lesionarnos si no mantenemos una posición adecuada». Añade que es una disciplina que practican personas con lesiones en la rodilla y lumbar, mejorando el estado de las mismas y fortaleciendo todo el sistema óseo y muscular.

No se requiere ninguna equipación especial para realizar la actividad, solo toalla y agua para mantener la hidratación. No obstante, la bicicleta estática que emplean es diferente a las tradicionales y puede incorporar un calzado que se enganche al pedal para bloquear cualquier desplazamiento del pie durante el ejercicio. «Una vez el alumnado domina la técnica, recomendamos comprar los zapatos con trabas para mejorar y optimizar el pedaleo», cuenta Luz.

El ‘PowerBike’ fue creado en 1994 en Los Ángeles, California. Foto: P. B.

La música, lejos de ser un simple acompañamiento, constituye la base del ejercicio y marca la intensidad de la clase. El objetivo del equipo instructor es que la gente salga con mucha energía y felicidad, desapareciendo así el estigma negativo de que hacer ejercicio es algo aburrido. La modalidad resulta adecuada para aquellas personas que quieren esquivar las rígidas normas del gimnasio habitual.

El camino hacia la certificación como instructora


Luz María Quevedo se certificó en su país natal, Venezuela. Empezó como alumna hasta que uno de sus profesores, Henry Martínez, la animó a hacerlo viendo su capacidad y talento para el pedaleo. Recuerda cómo el proceso fue duro debido a que, al tratarse de una disciplina que va al ritmo de la música, tuvo que entrenar el oído, hacer coreografías para motivar al alumnado, llevar un conteo musical y mantener una clase activa. «Implicó mucho estudio, entrenamiento y práctica. Me costó mucho por el hecho de que tenía que dejar a mi hija de un año para practicar», relata.

Luz María Quevedo no consiguió entrar en el proceso de certificación al primer intento porque no dominaba uno de los movimientos. Aun así, le dieron la oportunidad de enmendarlo por su eficacia y esfuerzo a lo largo de la prueba. «Fueron cuatro horas de pedaleo constante, lo logré y me gané el derecho de estar dentro», rememora la entrenadora.

El proceso duró tres meses y finalizó con una prueba delante de los mejores pedalistas del momento, entre ellos uno de los hermanos creadores de la disciplina, Rafael Useche. Narra cómo todo fue muy significativo para ella ya que supuso mucho sacrificio físico, mental y de tiempo. Unas veces pensó en abandonar, pero al final lo consiguió y asegura que ha sido una de las mejores experiencias de su vida.

Hace tres años que Luz María Quevedo, junto a su familia, abrió su gimnasio en Tenerife. A pesar de que el PowerBike no se conoce en las Islas Canarias, la instructora afirma que a toda la gente que acude le encanta por ser divertido y seguro. «Ha sido maravillosa la aceptación, es una disciplina adictiva y es la favorita de la sala», concluye.

Una de las funciones de Luz María Quevedo como entrenadora es lograr que el alumnado permanezca de pie en la bicicleta. Foto: P. B.

«El deporte es el mejor elemento posible de integración social»


Francisco Javier Batista Espinosa posee un máster en Psicología de la Actividad Física y el Deporte. Además, trabaja como profesor e investigador del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de La Laguna. Explica que la práctica regular de actividad física aeróbica produce a nivel cerebral una liberación de endorfinas, dopamina y serotonina, esta última asociada como la hormona del bienestar. Esta estimulación de factores químicos provoca la liberación de estrés y una acertada regulación de las emociones.

Batista no solo cree que el deporte sea un buen elemento de integración social, sino que considera que es el mejor elemento posible. «Favorece la incorporación de colectivos con diversidad funcional, la de colectivos en exclusión y de cualquier persona en general», añade.

El deporte es una práctica saludable por lo que se antoja como una actividad de vital relevancia para un adecuado desarrollo social. Somos seres sociales y cualquier actividad que se realice en grupo de iguales aumentará la posibilidad de bienestar de las personas. Un ejemplo de ello es el experimento llevado a cabo por el psicólogo Norman Triplett. Concluyó que los ciclistas que realizaban la carrera en compañía de otros ciclistas conseguían mejores resultados que aquellos que se hallaban en soledad.

El mayor reto que podemos adquirir es comprometernos con nuestra salud. Voluntad, compromiso y escuchar a nuestro cuerpo son los mejores aliados para garantizar una buena calidad de vida.

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