Nuhacet Pestano: «Mi padre me transmitió la pasión por el fútbol»

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Es habitual ver a nuestro protagonista paseando por los pasillos de la pirámide de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Su característico flequillo y su inseparable maletín hacen que Nuhacet Pestano no pase desapercibido. Sin embargo, los fines de semana deja de manejar su ordenador para gobernar el centro del campo de la U.D. Arico, su equipo. Futbolísticamente, es un mediocentro de buen toque de balón y buen golpeo, con muy buenos desplazamientos en largo y con un despliegue físico y unas capacidades defensivas sorprendentes para un jugador de su estilo.

¿A qué edad empezaste a jugar a fútbol? «A los 4 años en mi barrio, en un pabellón de fútbol sala de Arico. Iba allí dos o tres veces por semana con unos cuantos amigos. Lo hacíamos por diversión. Luego, empezamos a competir y yo me uní. Durante varios años jugamos juntos a pesar de que yo era un año menor que ellos».

¿Quién te descubrió este deporte? «Sin duda, mi padre, que también jugaba. Le encanta el fútbol y fue él quien me transmitió esta pasión».

¿En qué equipos has estado durante tu etapa de fútbol base? «Empecé en el equipo de mi pueblo, el Arico, y luego me marché al Raqui San Isidro. De aquí salí una primera vez para jugar con el Atlético Chenet el Torneo de Campeones de las Islas y, una segunda, para jugar en Juvenil Preferente con la U.D. Ibarra. La temporada pasada, la última como juvenil, tuve la oportunidad de jugar con la U.D. Las Zocas en División de Honor y, a pesar del descenso, fue una experiencia increíble».

«Tener 18 o 19 años y jugar contra hombres lo hace todo más complicado, sobre todo en el aspecto físico»


Ahora que has terminado tu etapa en el fútbol base, ¿crees que se está trabajando bien? «En mi opinión sí. Se trabaja muy bien la cantera. Siempre he aprendido cosas de todos los entrenadores que he tenido, sobre todo tácticamente, algo importantísimo y aún más en mi posición. Esto solo te lo pueden dar los entrenadores. Correr, pasar y pegar a la pelota es algo más innato, pero los conceptos tácticos se tienen que aprender».

¿Cuáles están siendo tus sensaciones en tus primeros meses como jugador regional? «La sensación es que lo bueno se ha acabado. Después de unos años en los que he disfrutado en Preferente y División de Honor, ahora toca sufrir mucho más. Tener 18 o 19 años y jugar contra hombres lo hace todo más complicado, sobre todo en el aspecto físico. Son más fuertes, más grandes y corren más. Además, la Segunda Regional es una liga muy física. El reto está en adaptarse lo más rápido posible».

¿Puedes compaginar bien tus estudios de Periodismo con el fútbol? «Sí, la verdad es que, de momento, no he tenido ningún problema. Los entrenadores siempre han entendido la situación. Este año, además, tengo la suerte de que vuelvo a jugar en el equipo de mi pueblo así que todo es más fácil».