Marta Esther Jiménez, profesora de la ULL y feminista. Foto: E. González

Marta Esther Jiménez: «La lucha feminista beneficia a todo el mundo»

Ciencias Sociales y Jurídicas

Marta Esther Jiménez es doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna. A partir del año 2000 empezó a desarrollar una línea de investigación centrada en la sociología de género. Su implicación directa con el feminismo la convierte en una referente en la lucha por la igualdad y en una reivindicadora de los derechos de las mujeres en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas. La docente tiene la firme convicción de que desde las instituciones se podría hacer más por reducir la desigualdad y contribuir a crear una sociedad al margen del patriarcado.

¿Cómo definiría el feminismo? «Para entender el feminismo habría que definir los movimientos sociales. Son aquellos que aglutinan a colectivos y personas que se identifican y organizan en el seno de la sociedad civil para plantear tanto hacia la ciudadanía, como hacia las instituciones, un conjunto de demandas e intentar transformar las mentalidades y las políticas públicas. En este sentido, el feminismo se puede definir como la corriente que reúne a la comunidad que lucha por la igualdad de género y la liberación de las mujeres en contra del mantenimiento de una estructura social organizada en torno al patriarcado o al heteropratiarcado».

«El sistema educativo todavía adolece de contenido formativo en igualdad»


¿Qué es la cultura machista? «Nuestra cultura es machista. Vivimos en un mundo organizado estructuralmente por procesos como la división sexual del trabajo y en el marco de unas relaciones sociales que le siguen otorgando poder a los hombres en todos los ámbitos de la vida. Las culturas no se construyen al margen de la sociedad, sino que son un producto de esta. El pensamiento feminista lo que intenta es intervenir para que la estructura de poder patriarcal se vea transformada y las personas cambien su perspectiva e integren la igualdad y la liberación, así como el derecho a la libertad de decidir de las mujeres».

En ocasiones la gente repite comportamientos machistas de forma inconsciente, porque los tiene inculcados desde la infancia. ¿Cómo se pueden modificar esas conductas? «Haciendo un trabajo pedagógico. El sistema educativo todavía adolece de contenido formativo en igualdad. De hecho, una línea de trabajo que creo que hay que empezar a abordar en la Universidad consiste en perseguir los contenidos sexistas que se dan en muchas titulaciones. Hay docentes que utilizan la libertad de cátedra para transmitir contenidos discriminatorios desde el punto de vista sexual. El problema es que las instituciones no tienen recursos para que el propio alumnado o las facultades puedan empezar a intervenir en esta materia».

«La violencia machista no solo es ir al juzgado y denunciar. También genera en las personas que la sufren secuelas»


¿Cómo contribuyen desde las aulas de la ULL a fomentar la igualdad de género? «Hay dos vías contempladas en la Universidad. La primera es que en todas las asignaturas se debería incorporar la perspectiva de género. La segunda, que yo he defendido y en Sociología se ha logrado, es que haya formación en género por lo menos en una materia. Con respecto a las titulaciones donde se imparten contenidos sexistas, considero que la ULL tiene una Unidad de Igualdad que debe empezar a cumplir una función en ese sentido, no solo de proponer o impulsar la igualdad en las titulaciones, la investigación y la gestión, sino también de consolidar un espacio al que pueda dirigirse el alumnado, el profesorado y el Personal de Administración y Servicios para plantear denuncias».

¿Qué le gustaría que aprendiera la juventud con respecto al feminismo? «La lucha feminista beneficia a todo el mundo. Al alumnado le insisto mucho en que las relaciones de género ponen a las mujeres en una posición de subordinación, de opresión, de discriminación y de objeto de violencia. El feminismo ha conseguido poner en evidencia que los roles de género sean buenos para la sociedad, porque al final toda esa estructura obliga a las mujeres y a los hombres a someterse a unos cánones y a unas decisiones que se supone que vienen dadas, pero que no ha construido necesariamente cada sujeto. La desaparición del patriarcado nos convertiría en una civilización más libre, igual y humana».

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