La adicción a las redes sociales influye en el 55 % de los casos de ansiedad juvenil en España, según un informe del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). Esta dependencia no solo altera la salud mental de la juventud, sino que también impacta su desarrollo social y emocional. El uso excesivo de plataformas como Instagram y TikTok genera aislamiento, baja autoestima y una creciente incapacidad para gestionar conflictos, según ONTSI.
Marc Masip, psicólogo y experto en adicción a las Nuevas Tecnologías y juventud, afirma que esta adicción activa mecanismos cerebrales similares a los de las drogas, lo que refuerza la gratificación inmediata y la «infantilización tecnológica». «Hay jóvenes que no aprenden a gestionar frustraciones ni a saber tomar decisiones», advierte Masip. Un 26 % del estudiantado asegura sentirse más en soledad desde que usa dispositivos tecnológicos intensivamente, y un 44,6 % percibe que las redes afectan negativamente su tiempo de estudio, según el informe Impacto del aumento del uso de Internet y las redes sociales en la salud mental de jóvenes y adolescentes.
«La ansiedad social es común en adolescentes»
Sergio García psicólogo de PsicoSalud Tenerife, enfatiza que la polarización exacerbada por las redes sociales está generando una fractura social entre personas jóvenes. «La forma en que los algoritmos alimentan el contenido polarizado no sólo afecta sus relaciones interpersonales, sino también su capacidad de construir una identidad independiente», afirma. Además, indica que en la adolescencia es común presentar ansiedad social y un miedo creciente al fracaso debido a la constante comparación en redes. «Estamos viendo casos de jóvenes que evitan situaciones sociales porque no se sienten capaces de igualar la perfección que perciben en redes sociales», explica.
Por otro lado, en relación con la sobreprotección, García señala que tratar en la niñez y en la adolescencia de manera excesivamente protectora puede llevar a una falta de confianza en sus propias habilidades. Al respecto, apunta que «la sobreprotección genera una dependencia emocional que dificulta el desarrollo de una identidad sólida y autónoma». Asimismo, apunta que este comportamiento no solo afecta el bienestar emocional de la juventud, sino que también limita su capacidad para manejar la frustración, lo que puede llevar a un aislamiento social.
García señala que la arquitectura de las redes sociales está diseñada para priorizar el contenido más emocional, particularmente aquel que genera reacciones intensas como el enfado o la indignación. «Los algoritmos favorecen el contenido que más interesa y más se comparte, lo que da un protagonismo desmedido al material sensacionalista y polarizado», señala.
Además, el experto destaca el efecto de las denominadas «cámaras de eco» en las que personas usuarias quedan rodeadas de otras que comparten sus mismas opiniones y afinidades. «Esto crea un entorno cómodo que refuerza nuestras creencias y reduce la exposición a puntos de vista diferentes, limitando el diálogo y la comprensión mutua», añade. Según García, este fenómeno amplifica la división social y dificulta el desarrollo de habilidades clave como la empatía y el pensamiento crítico.
Iniciativas en Tenerife
Serafín Mesa, consejero de Juventud y Formación en el Cabildo de Tenerife y coordinador del programa Tenerife Joven y Educa, dice que la polarización también afecta a la construcción de la identidad juvenil. «Los grupos cerrados refuerzan opiniones extremas, dificultando el desarrollo de la empatía y la capacidad de diálogo», comenta. En Tenerife, iniciativas como Internet Sin Riesgo abordan estos problemas mediante talleres sobre ciberseguridad y manejo de noticias falsas, promoviendo un uso saludable de la tecnología. Mesa subraya que, además, el ciberodio es un fenómeno que genera graves daños psicológicos, especialmente entre adolescentes. «Educar en valores digitales y fomentar el pensamiento crítico son pilares fundamentales de nuestra estrategia», agrega.
Entre las iniciativas locales, Cuenta conmigo, cuento contigo también destaca como un espacio de diálogo que permite a jóvenes analizar cómo la tecnología influye en sus vidas. «A través del proyecto que impulsamos en los diferentes institutos de nuestro municipio, promovemos el análisis, la reflexión y el debate con nuestra juventud lagunera sobre conductas saludables alternativas al consumo de drogas y la aproximación a la identificación de problemas», añade Sergio Eiroa, Concejal de Juventud y Educación del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna.
Otro programa destacado es Jóvenes con talento y corazón, que el sábado, 14 de diciembre, reunió a representantes juveniles de cada instituto en el IES Viera y Clavijo para dialogar, consensuar y dar forma al I Plan Municipal de Juventud de La Laguna. «La participación joven es fundamental y clave para el futuro de nuestro municipio. Necesitamos políticas y acciones que reflejen sus verdaderas necesidades, deseos y aspiraciones», asegura Eiroa. En este sentido, destaca el viaje de aprendizaje, una conferencia liderada por Pedro García Aguado, que ha impactado positivamente en más de siete mil jóvenes a través del trabajo coordinado con 36 centros educativos del Municipio.
Propuestas de solución
Según Masip, las soluciones deben abordarse desde varios ámbitos, empezando por la familia, que tiene un rol crucial al limitar el acceso temprano a dispositivos, fomentar actividades libres de tecnología y modelar un uso responsable. Sergio García coincide en que la sobreprotección también es un factor a considerar. «El padre y la madre deben ser conscientes de cómo sus propias conductas digitales les afecta y deben establecer límites claros para garantizar que el uso de la tecnología sea positivo y equilibrado», advierte. También indica que “todas aquellas prácticas que conlleven una interacción social real, es decir, haciendo actividades donde los adultos no estén en un permanente estado de control y supervisión, es una buena manera de dar un espacio seguro y compartir sus competencias de manera natural”.
En el ámbito educativo, resulta esencial restringir el uso de dispositivos en el aula, incorporar formación sobre tecnología consciente y enseñar pensamiento crítico para que sean capaces de analizar información de forma independiente. Mesa recalca que la colaboración entre instituciones y centros educativos es clave. «Solo trabajando de forma conjunta podemos garantizar que los programas lleguen a toda la juventud, independientemente de su contexto socioeconómico», explica.
El programa Desconecta se presenta como una iniciativa clave para ayudar a reducir la dependencia digital, fomentando hábitos más saludables en la interacción con la tecnología. Por otro lado, el programa Cuenta conmigo, cuento contigo, ofrece un espacio de reflexión y debate entre jóvenes, enfocado en promover conductas saludables y fomentar el análisis crítico sobre el impacto de la tecnología en sus vidas. En el ámbito de acceso a la vivienda, la iniciativa Activa Suelo busca habilitar terrenos y recursos para proyectos que faciliten el acceso a viviendas, especialmente para jóvenes, mientras que el programa Activa Vivienda 2024 está orientado a garantizar viviendas asequibles, fortaleciendo así la independencia y el bienestar de este sector de la población.
Serafín Mesa insiste en que educar en valores y fomentar espacios de interacción fuera del ámbito digital es esencial para construir comunidades más resilientes. «Debemos recuperar el sentido de comunidad, donde el diálogo y la empatía sean herramientas para superar los retos que plantea la tecnología», concluye.