No hay quien estos días no eche de menos ver a sus familiares de una forma personal, cercana y no a través de la pantalla de un dispositivo. Y también queremos volver a disfrutar de los paseos y hacer deporte. En el confinamiento hemos descubierto el enorme valor de los encuentros y hábitos rutinarios. Soñamos con cómo lo celebraremos cuando podamos recuperarlos. Soñamos con que llegue el momento de volver a dar besos, estrechar manos, acariciar y de que nos abracen hasta que nos dejen sin aliento.
Los recuerdos alivian por igual la nostalgia que, poco a poco, hace mella. Y nos alimenta por igual la ansiedad causada por el encierro. Pero somos seres muy adaptables. Hemos reaprendido el valor de las pequeñas cosas del día a día, hemos recuperado el tiempo perdido con la familia, hemos aprendido a reconocer el trabajo y la valentía de héroes de carne y hueso que luchan por salvarnos, y a apreciar más, si cabe, a nuestros mayores. Pero… también echamos de menos los bares. Echamos de menos todo lo que representan: la convivencia, la alegría, el afecto, el bullicio… Bares, ¿para cuándo? La eterna pregunta. ¿La respuesta? En la Fase 1 de la desescalada.
España es el primer país del Mundo en número de bares por habitante: 260 000, uno por cada 175 personas. Los españoles gastamos de media al año 1900 euros en bares, cafeterías y restaurantes, según un estudio realizado por Acierto.com. Por eso, no extraña que haya quienes pidan urgentemente la reapertura de los bares. Pero no todos los establecimientos están dispuestos a abrir, pues se ha establecido un aforo limitado a un 30 % de ocupación en el interior y de un 50 % en las terrazas. Se impondrán, también, mamparas que harán que elevemos el volumen al hablar algo más de lo que ya acostumbramos en estos establecimientos. Y ya nos podemos despedir de los menús para compartir. En fin, ya no será como antes. O sí.
