“En Canarias no hay suficientes espacios marinos protegidos”

Ciencias

Con el propósito de enunciar y evaluar el impacto del cambio climático en Canarias, cuatro investigadores de la Universidad de La Laguna se dieron cita ayer martes 14 de noviembre en la Facultad de Ciencias. La biodiversidad marina, las proyecciones climáticas que podrían afectar al Archipiélago y la relevancia del pasado para entender el actual panorama fueron algunos de los temas abordados durante la hora y media que duró el coloquio. En la misma, Alberto Brito, del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología, reivindicó un protocolo de control ante la llegada de plataformas petrolíferas a las Islas, «ya que estas favorecen el transporte de una cantidad ingente de especies invasoras». Además, destacó que «en Canarias no hay suficientes espacios marinos protegidos».

La mesa redonda, moderada por el decano de la Facultad de Ciencias, Néstor Torres, se compuso por cuatro doctores del campo medioambiental. Así, además de Brito, actuaron como ponentes: Juan Pedro Díaz, del Departamento de Física, y José María Fernández-Palacios, del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal. Por último, también intervino José Ramón Arévalo, quien, bromeó Alberto Brito, es una rara avis de la ciencia.

El primero en tomar la palabra fue el profesor Alberto Brito, que comenzó advirtiendo la sensibilidad del medio marino, lo que acelera los procesos de cambio. Procedió evidenciando la importancia de la temperatura para el ecosistema subacuático, como un factor regulador de la biodiversidad marina. En los últimos años, las aguas del Archipiélago han sufrido un aumento de la temperatura media y todo apunta a que la tendencia se prolongará en el futuro. Esto podría acarrear graves consecuencias, como irregularidades en las rutas migratorias de las especies, el enrarecimiento de algunos animales de aguas templadas y la aparición e incremento de variedades tropicales.

Asimismo, Brito apuntó que las praderas submarinas tradicionales están desapareciendo de las islas occidentales. De hecho, en el caso de El Hierro nos encontramos con una reducción de su superficie del 80 %.

Hubo cabida también para mencionar el proyecto MIMAR, del que él mismo forma parte, y que se encarga del monitoreo ecológico de especies indicadoras del cambio climático. El objetivo de esta iniciativa es invertir en resiliencia de los espacios acuáticos, ya que, según su criterio, no se han seguido los parámetros correctos para crear el suficiente número de espacios protegidos en Canarias.

La dificultad de encontrar la unanimidad en la ciencia


El doctor Juan Pedro Díaz, por su parte, defendió en todo momento la heterogeneidad del territorio insular y comentó algunas de las proyecciones climáticas más relevantes que podrían afectar a las Islas en los próximos años. Afirmó, de este modo, que para finales de siglo se prevé un incremento de hasta 1, 5 ºC y una mayor polarización de las temperaturas en función de la altitud. Por otra parte, aseguró un aumento de la radiación debido a la disminución de la superficie nubosa. El profesor se centró, así pues, en diferentes estudios que abarcan la evolución de las precipitaciones y las temperaturas, así como en el impacto que ambas pueden tener en el Archipiélago.

Los primeros documentos científicos que denunciaron los efectos del calentamiento global datan del año 1895, según José Mª Fernández-Palacios, pero es tras la Revolución industrial cuando se acentúan las acciones que contribuyen al calentamiento global. “Reconocer el pasado nos permite predecir el futuro”, resumió el profesor, zanjando el tema al evidenciar la naturaleza antrópica de este fenómeno.

“Aquellos que quieren salvar el mundo quieren, en realidad, gobernarlo”


El doctor José Ramón Arévalo se balanceó en su silla antes de acercarse el micrófono y comenzar su intervención. Le costó reprimir una sonrisa escéptica durante el parlamento de sus compañeros, pero aseveró que guarda un profundo respeto por los datos empíricos aportados. “Los agoreros siempre han existido”, continuó después de aclarar que desconoce el motivo por el que había sido contactado por el decano para participar en la mesa redonda, aclarando que no era experto en la materia, «aunque sí un avezado lector».

Con el objetivo de definir su postura, Arévalo criticó  el papel de los políticos y su dramatización del problema. Además, los acusó de maltratar a la sociedad de hoy por la posibilidad de que en el futuro todo empeore. “Aquellos que quieren salvar el mundo quieren, en realidad, gobernarlo”, fue la cita con la que cerró el último ponente de la tarde.

“Un región muy afortunada”


Llegado este momento, tuvo lugar una ronda de preguntas que suscitó un nuevo debate, no solo entre público y profesores. El grueso de las mismas estuvo dirigido a Alberto Brito, que profundizó en fenómenos marinos como las microalgas. Por otra parte, señaló el papel fundamental de los vientos Alisios en el Archipiélago y advirtió de que un cambio en los vientos podría tener consecuencias irreversibles para el clima canario y, por tanto, para sus ecosistemas. Hubo también espacio para la crítica, concentrada mayoritariamente en la postura del doctor Arévalo.

Solo quedó una última pregunta sin responder: ¿Qué medidas podemos tomar para refrenar el cambio climático? El decano de la Facultad, Néstor Torres, prefirió dejarla en el aire, como colofón de un avivado coloquio, y aconsejó que cada uno de los oyentes buscara los medios necesarios para responderla desde la reflexión y el sentido crítico.

Lo último sobre Ciencias

Ir a Top