La brecha salarial entre hombres y mujeres es una realidad que se refleja en datos, por ello, y con motivo del Día Europeo de la Igualdad Salarial, la Universidad de La Laguna se ha sumado a la lectura y firma de un manifiesto que ha impulsado Charter 100-BPW, la asociación de empresarias y profesionales en su sección de Tenerife, como muestra de compromiso con la causa. Al comienzo del acto, la rectora, Rosa Aguilar; la directora de la Unidad de Igualdad de Género, Ángela Torbay, y Candelaria Hernández, vicepresidenta de la Asociación, sujetaron conjuntamente una pancarta con el reclamo de la campaña para hacer visible su apoyo.
La rectora resaltó que la Universidad está comprometida de forma absoluta con la igualdad de condiciones en el acceso al empleo público. Con todo, existen dentro de la Institución brechas salariales que, en el caso del personal investigador, vienen determinadas por su producción científica y su dedicación a la conciliación familiar. «Hay que romper una lanza respecto a la concesión de sexenios, que a día de hoy sigue siendo mayoritariamente masculina», indicó.
En este mismo sentido, Torbay señaló que la Universidad debe caminar hacia mejorar los datos que reflejan que los hombres cobran más trienios que las mujeres, lo que a día de hoy puede ser debido a la incorporación tardía de las féminas al mundo laboral.
«En Canarias existe una desigualdad del 20,9 %»
Así, la situación que se refleja en los números expuestos en el texto, muestra que las mujeres en España tienen que trabajar 53 días más al año para cobrar lo mismo que un hombre, y ese es el motivo por el cual se determina que el 22 de febrero es el Día por la Igualdad Salarial.
Del mismo modo, se refleja que, en Canarias existe una desigualdad del 20,9 %, según datos de la Encuesta de Población Activa, lo que se traduce en que el salario medio de las mujeres es de 1708,4 € y el de los hombres de 2161,3 €.
El manifiesto recoge otras diferencias que van en detrimento de la mujer en lo que refiere a salarios altos, techos de cristal o abandono del empleo, por ejemplo. Esta situación afecta no sólo a su desarrollo profesional, sino en lo que respecta a la desprotección social y las prestaciones para el desempleo y la jubilación.
La reivindicación está enfocada al derecho a una remuneración justa e igualitaria entre hombres y mujeres, a la conciliación de la vida familiar y laboral y al fomento de la igualdad de oportunidades.
