El grupo de investigación Corporeidad: flujos de la comunicación en la interpretación de la neuroestética(Corpoart) de la Universidad de La Laguna y dirigido por Almudena González Brito, analiza los conceptos de música y ciencia, es decir, la neuropsicología. El último estudio realizado se titula Respuestas del cerebro a la interpretación real e imaginada de la música tonal versus atonal: un estudio basado en redes de conectividad electroencefalográfica y está publicado en la revista americana Music Perception, editada por la Universidad de California.
En él analizan a profesionales de la música debido a que son un paradigma de estudio interesante. Aprenden a interpretar música tonal clásica occidental de autores como JS Bach o Motzart en los conservatorios y escuelas desde edades tempranas y solo cuando están entrando en su carrera profesional comienzan a estudiar e interpretar música atonal, la música que se compone hoy en día. «Hipotetizamos que esto puede reflejarse en su plasticidad cerebral y eficiencia en la interpretación, y para probar esta idea, analizamos redes de conectividad EEG (EEG-CN) de violonchelistas expertos en reposo y durante la interpretación musical real e imaginada de extractos musicales tonales y atonales», explica González.
Añade que utilizan grafos similares a mapas de ciudades y carreteras para poder representar las conexiones o colectividades (carreteras) valoradas a partir de medidas matemáticas de conectividad EEG entre regiones cerebrales (ciudades). Los denominan conectomas y los construyen para cada una de las oscilaciones representativas del EEG. Esto les permite definir modelos e índices de conectividad en cada una de las situaciones experimentales consideradas.
«Los diferentes estilos musicales son un asunto que se debe dilucidar en nuevos paradigmas experimentales»
Los resultados que obtuvieron fue que la interpretación tonal y atonal poseen desincronización/desconectividad global versus el reposo, particularmente durante la interpretación imaginada. «Durante ésta y en reposo, la estructura del conectoma corresponde a la de una red de mundo-pequeño, de acuerdo con los valores del índice de eficiencia de transferencia de información entre regiones cerebrales próximas (EL) y lejanas (EG) del conectoma», señala la profesora. Destaca que el índice (EL) aumentó significativamente durante la interpretación tonal y atonal, y más significativamente durante la interpretación atonal.
Por tanto, apunta la investigadora que su paradigma experimental EEG-CN reveló diferencias perceptuales en los cerebros de quienes son expertos en música durante las interpretaciones musicales tonales y atonales. Específicamente durante la interpretación imaginada, potencialmente debido a diferencias en las raíces cognitivas y la plasticidad cerebral de la música tonal y atonal. Por tanto, la práctica de diferentes músicas puede afectar a la interpretación de quienes estudian música y hasta de profesionales.
«Los diferentes estilos musicales son además de una cuestión estética un asunto que se debe dilucidar en nuevos paradigmas experimentales, ya que seguimos sabiendo poco sobre cómo nos influyen cada uno de ellos», asevera la investigadora de la Universidad de La Laguna.