El uso de los telescopios solares se fundamenta en la captación de imágenes en el espectro de luz visible y de luz infrarroja, la cual es difícil de captar a través de las nubes. Durante todo el día de ayer, una gran parte del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) siguió el tránsito de Mercurio delante del Sol desde las torres solares del Observatorio del Teide y del Roque de los Muchachos, pero la observación se vio dificultada por el mal estado del tiempo atmosférico.
La importancia del paso de Mercurio radica en dos vertientes principales, como explica Manuel Collados Vera, investigador del grupo de Física Solar del IAC y profesor titular de la ULL. La primera consiste en comprobar la correcta alineación de los telescopios, para asegurar que estén adecuadamente calibrados. La otra razón es comprobar si se pueden obtener más datos sobre la composición de la atmósfera del planeta más cercano al Sol para, posteriormente, trasladar este tipo de técnicas a la detección de planetas extrasolares, cuya finalidad última es encontrar planetas similares a La Tierra.
Respecto a esta búsqueda de exoplanetas, Alfred Rosenberg, investigador del IAC y divulgador científico, resalta que hoy en día se han descubierto más de 2100 planetas. De ellos, unos 1300 han sido descubiertos mediante tránsitos. Además, comenta cómo estos permiten determinar el tamaño que tiene el astro, la distancia a la que está girando de su estrella anfitriona, su masa y qué posibilidades tiene de estar en una región habitable.
Los datos recogidos fueron menores a los esperados, «debido a la nubosidad», manifiesta Collados. Aun así, las grandes mejoras técnicas en los telescopios de los últimos años han permitido realizar un buen seguimiento del fenómeno: El telescopio GREGOR, en el Observatorio del Teide, tiene un tamaño de un metro y medio de diámetro. Es uno de los mayores telescopios solares y comenzó a funcionar en el año 2006. Por su parte, el telescopio solar sueco, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, cuenta con un diámetro de un metro y empezó a utilizarse en el año 2002. A través de ambos se siguió todo el proceso, desde las 12:00 (hora canaria) hasta pasadas las 19:30.
Telescopios de tan altas prestaciones y cielos considerados de calidad como los canarios, permiten observar un fenómeno poco frecuente que sólo sucede alrededor de trece veces por siglo y, no todas ellas, durante el día. Precisamente por ello, Abel de Burgos Sierra, operador de telescopios de la European Space Agency involucrado en el proyecto CESAR, tuvo que trasladarse hasta Izaña para poder observar el proceso. “En Madrid, por culpa del mal tiempo, resultaba imposible observarlo”, afirma.
El ajetreo fue constante en el observatorio tinerfeño a lo largo del día. Grupos de escolares acompañados de sus profesores, investigadores de otros países y aficionados a la astronomía, llenaron las instalaciones del IAC aprovechando, cada vez que se despejaba el cielo, para ver la mancha negra de Mercurio cruzando sobre la superficie solar.