La magia de Harry Potter en una exposición de 1500 metros cuadrados

Cultura / Ocio

Millones de vivencias distintas en cualquier lugar del Mundo y de todas las edades han surgido bajo la misma frase: yo crecí con Harry Potter. Gracias al universo creado por la escritora J. K. Rowling, muchos fans han experimentado una nueva forma de ver las cosas. Incontables han sido las veces que han esperado por cartas en el buzón deseando ser admitidos en la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, asistir a las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, jugar al Quidditch o adentrarse en el Bosque Prohibido.

Sería increíble poder realizar al menos uno de estos sueños, experimentar la magia y desenterrar emociones. El pasado 11 de abril se inauguró en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia la Harry Potter: The Exhibition, una exposición de 1500 metros cuadrados con los escenarios, vestuario, atrezo y objetos originales que se utilizaron en la saga del joven mago.

Vestuario, atrezo y objetos originales utilizados en la saga del joven mago. Foto: D. B.

Pero esta no es la primera vez que la muestra llega a España. Ya en noviembre de 2017 aterrizó en suelo español. En ese caso, la anfitriona fue Madrid y en tan solo cuatro meses casi superaron las quinientas mil personas. Los que perdieron la oportunidad de contemplar este regalo único pensaron que no volvería a presentarse. Hasta que en el pasado mes de febrero anunciaron el regreso de la presentación que a tantos potterheads ha congregado.

Este evento forma parte de un tour que tiene su origen en 2009 cuando en el Museo de la Ciencia y la Industria de Chicago iniciaron este proyecto. A partir de ahí, extendieron el radio de visita por Boston, Nueva York, Toronto, Seattle, Bruselas, Milán, París, Sidney, Singapur, Tokio, Colonia, Shanghai y Berlín.

Si no había ya bastante hype, Oliver y James Phelps, los actores que se encargaron de dar vida a los queridísimos gemelos Weasley, protagonizaron la inauguración en ambas ocasiones aunque en esta segunda ronda no estuvieron solos, la actriz Natalia Tena (Nymphadora Tonks) les acompañó en la jornada previa aunque no pudo asistir a la apertura para los fans. Justo antes de dar comienzo al periodo de visitas, los intérpretes se fotografiaron con los cientos de seguidores que allí esperaban.

Oliver y James Phelps, los actores que se encargaron de dar vida a los gemelos Weasley, no se perdieron la presentación. Foto: D. B.

Una enorme puerta separa el mundo real del universo de Harry Potter. La excitación no puede ser mayor. Junto a un taburete, el Sombrero Seleccionador espera asignar a nuevos alumnos. También, el expreso de Hogwarts está listo para partir.

El primero de los escenarios que se encuentra es la Sala Común de Gryffindor (¡cuidado con la señora gorda!), con los dormitorios de Harry y Ron junto con sus pertenencias y túnicas. Muchos de los objetos icónicos de los personajes protagonistas están en este espacio como el mapa del Merodeador, las famosas gafas de Harry, el giratiempo de Hermione o las varitas de cada uno.  

Otro de los inolvidables decorados es el despacho de la profesora Umbridge, tan pomposo como siempre, y la clase de Herbología, una de las mejores partes de la exposición junto con sus no menos impresionantes mandrágoras. Acto seguido, topas con dos de los espacios más aclamados por el público: la cabaña de Hagrid y la sección de Quidditch.

Los uniformes y las copas invitan a saltar al campo de juego. Foto: D. B.

La cabaña es simplemente espectacular. Se encuentra todo tal cual en las películas. Cautiva la vestimenta de Hagrid y el huevo de dragón con Norberto dentro deseando salir y saludar a los presentes. Además, sobresale el enorme sillón donde solo unos pocos privilegiados podrán tocar suelo una vez sentados.

La zona de Quidditch es de las más coloridas. Los uniformes y las copas invitan a saltar al campo de juego, volar con alguna de las Nimbus 2000 o 2001 y demostrar tus habilidades con la quaffle por los famosos aros. En el Bosque Prohibido asoman a algunas de las criaturas mágicas que aparecen en las cintas. La zona más siniestra pertenece a los malos, con las pertenencias de Lord Voldemort y compañía.

Llegando a la parte final, tenemos el Gran Comedor y el Gran Salón del Baile de Navidad. Dentro encontramos los artilugios más icónicos como la espada de Godric Gryffindor, el Cáliz de fuego o  las Reliquias de la Muerte. El vestido rosa de Hermione y sus pendientes es una de las paradas obligatorias del público al llegar y la antigualla que llevaba puesta Ron no pasa desapercibida.

El vestido rosa de Hermione y sus pendientes, una de las paradas obligatorias. Foto: D. B.

Por último, las tiendas. Todas ellas simulan los famosos puestos mágicos donde comprar todo lo referido al universo creado por la escritora británica.

En definitiva, la magia sí que existe. No la de las películas ni los efectos especiales, sino una que cuesta a veces observar. El amor. El amor que un niño preparado para entrar desprendía en su interior a punto de cumplir su sueño, el de una madre al ver a su familia emocionada con ese gran día, el amor que todos sienten por un universo ficticio que, para ellos, es más real que la vida misma. Un acto que deja marca y que no es visible, se encuentra debajo de la piel como bien decía el querido profesor Dumbledore. Una magia que a día de hoy se ilumina en Valencia.

 

 

 

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