La inseguridad lingüística de Ana Guerra

Opinión

Hace cosa de un año, saltaba la polémica en las redes. La concursante del programa Operación Triunfo 2017, Ana Guerra (La Laguna, 1994), afirmaba en la Academia que no le gustaba su acento canario, que «le encantaría poder hablar castellano». Más allá de estas desafortunadas palabras, que mostraban su desconocimiento sobre el español y sus modalidades, los usuarios de las redes sociales se indignaron por lo que interpretaban como un desprecio hacia Canarias.

Ajena a todo el ruido mediático, Ana War, como es conocida por sus fans, siguió adelante en el programa, logrando una meritoria clasificación para la final de OT, en la que terminaría en quinto lugar. Desde luego, el éxito le ha llegado a la cantante, dos veces disco de platino en menos de un año, por un lado gracias a Lo Malo, en colaboración con su compañera de edición Aitana, y por otro, gracias a Ni la hora, un sencillo producido por Juan Magán.

La tinerfeña se ha mantenido tras su paso por el programa en una sobreexposición constante, con múltiples apariciones en programas de televisión nacional como El hormiguero o convirtiéndose en la imagen de marcas como Ausonia.

Fue precisamente en una promoción para esta marca cuando resurgieron los fantasmas de la polémica acontecida hace un año. Ana Guerra, en respuesta a los periodistas que le preguntaban por su vida privada, hablaba de una manera totalmente innatural, principalmente pronunciando todas las “eses” finales, en contra de la norma canaria. Además, utilizaba los pronombres personales de segunda persona del plural, que no son propios de las Islas, como “os”, y sus correspondientes formas verbales, como “preguntad”.

El problema no se queda ahí, sino que, hacia el final del encuentro con los reporteros, la cantante perdió ‒como por otro lado era de esperar‒ el acento que no era suyo, para acabar hablando como nos tenía acostumbrados.

Nuevamente, comprobamos con asombro que Ana Guerra volvió a adoptar esta característica fónica impostada en la gala de Los 40 Music Awards, tanto en el photocall como al subir al escenario a recoger junto a Aitana el premio a mejor Artista Revelación.

Algunos usuarios han reaccionado en estos vídeos donde se aprecia el cambio en la artista. Comentarios como: «¿Qué le ha pasado al acento de Ana?» o «¿Por qué Ana Guerra habla tan raro?». Los fans de la cantante la defendieron argumentando que ha perdido el acento canario por llevar mucho tiempo en la Península. No es así.

«La extriunfito sigue manteniendo su seseo, una característica del español de Canarias que es imposible cambiar de forma consciente»

En primer lugar, por el hecho que antes mencionamos, en el acto de Ausonia, acabó abandonando esta peculiar forma de expresarse, lo cual demuestra que no es natural, sino que se está esforzando por hablar de ese modo. En segundo lugar, porque la extriunfito sigue manteniendo su seseo, una característica del español de Canarias que es imposible cambiar de forma consciente.

Todos los méritos que anteriormente comentamos la han convertido, sin duda, en el personaje público canario más importante de los últimos tiempos, lo cual agrava aún más si cabe este problema.

No es nada descartable que haya sido una decisión tomada de forma unilateral, lo que nos lleva a plantearnos a qué se dedican sus asesores de imagen de Universal. También es posible que haya podido ser un rumbo consensuado con ellos. Desconozco qué sería peor.

«Confunde lo canario con lo incorrecto, la norma castellana con el prestigio, el lenguaje con un complemento secundario»

Todavía hay una gran parte de la sociedad que cree que el español se habla mejor en Valladolid. Diferenciar entre “s” y “z”, pronunciar las “-s” finales, hablarle a un «vosotros» y no a un «ustedes». Parece que tenemos que seguir explicando que el español es una lengua pluricéntrica, lo cual significa que no hay una variedad más prestigiosa que otra. Poner en valor la modalidad lingüística con la que nos comunicamos también es defender la canariedad. Hay personalidades de este país como Dani Rovira, David Broncano o Paco León que reivindican Andalucía sin aspavientos, simplemente, manteniendo la modalidad de habla meridional con la que se criaron.

Ana Guerra se equivoca abandonando su variedad canaria como si fuera un vestido que ponerse y quitarse según la ocasión. La lengua también es marketing, también conforma la marca personal. Por eso, se hace un flaco favor a sí misma. Confunde lo canario con lo incorrecto, la norma castellana con el prestigio, el lenguaje con un complemento secundario. Lo que transmite es impostura y sobreactuación.

Graduado en Lengua Española y Literaturas Hispánicas por la ULPGC.

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