El de la música es uno de los pocos ámbitos que se han mantenido con vida en estos tiempos de incertidumbre. Mientras la economía, el ocio y las visitas se frenaban, el mundo del sonido seguía en movimiento, así como el de María Arenas. La cantautora ha continuado experimentando con el fin de encontrar su identidad y estilo musical. Y aunque aún sigue en constante búsqueda, dice estar cómoda en el entorno del Indie Pop.
Artistas como Zahara, Anni B Sweet o Xoel López son con los que dice sentirse más identificada. Afirma haber estado siempre en contacto con el arte, los musicales y los espectáculos. «Como dice la Maravillosa Orquesta del Alcohol en Hay un Fuego: ‘hay un fuego dentro que nos guía desde niños’, y creo que ese fuego para mí es la música», apunta.
Ya con 17 años comenzó a componer y lo hizo motivada por lo que ella define como la necesidad de comenzar a trazar un camino. Y fue aquello lo que la ha llevado a día de hoy hasta su nuevo proyecto autoproducido: El último verano.
Hablamos de un sencillo de tres canciones compuestas y producidas por ella. María Arenas señala que estos tres textos corresponden a hechos que le ocurrieron en tres ocasiones del estío de 2019. Se trata de un trabajo con esencia, que se materializa incluso en los diferentes títulos: La Noche de Las Astronautas, La Niña que Bailaba con Una Cerveza en La Mano y El Búho que Cantaba A La Luz.
María Arenas explica que en su primer tema intenta plasmar aquel concierto de 2019, hablando principalmente de la mujer en el mundo de la música. En una segunda ocasión, la joven manda un mensaje de la infancia que tiene lugar en la terraza de un bar. Dice que no pasa nada por sacar a pasear a tu niña interior de vez en cuando.
Para finalizar, su tercera composición representa el momento que más marcó a la cantautora, donde se enfrentó por primera vez a un micro abierto. «Nunca me había atrevido a realizar algo sin meditarlo y sin prepararlo del todo. Llevé Física o Química como canción principal, pero estaba tan nerviosa que me sudaban las manos y la guitarra me fallaba», cuenta la tinerfeña acerca de su experiencia, la cual tiene un bonito desenlace en el que canta a capela y es acompañada por el público.
«Los actos espontáneos son una de las cosas que más me emocionan»
Si tuviera que definir su proyecto en una palabra, María asegura que sería «experiencias», pues mantiene que El último verano habla de vivencias, instantes y situaciones espontáneas. «Creo que los actos espontáneos son una de las cosas que más me emocionan», afirma.
Con respecto a un futuro próximo, confiesa que le gustaría actuar más en vivo e ir dejando de lado el miedo. Además, una de sus metas consiste en dar un pequeño concierto en una sala de Madrid; y asegura que cantar en la calle podría hacerle mucha ilusión. Por consiguiente, este nuevo proyecto es una muestra más que suficiente de que el mundo de María continúa girando, y lo seguirá haciendo de cara al porvenir. No será de otro modo que dando cabida a nuevos proyectos y objetivos musicales.