La anorexia esclaviza tu cuerpo. Foto: PULL

Hasta los huesos

Opinión

La piel se empieza a confundir con los huesos. La espina dorsal se vuelve más visible ante las miradas inquisitivas de quienes empiezan a juzgar el cuerpo ajeno. La báscula se convierte en tu peor enemigo o en tu mejor amigo. Un kilo menos es alcanzar la gloria absoluta, mientras que cien gramos más suponen entrar en una espiral autodestructiva de la que es difícil salir. La anorexia es silenciosa. Nadie se percata del sufrimiento que cualquier ser humano puede acarrear detrás de su apariencia física.

«¿Has bajado de peso? Te ves muy bien sin esos kilitos de más» es el primer comentario arrojado sin miramientos y que puede tener consecuencias atroces. La persona doliente hace acopio de estas palabras y empieza a obsesionarse con su peso, pues entiende que cuánto más delgada esté más aceptación va a tener.

Nadie debería tener la potestad para comentar sobre el físico de un cuerpo ajeno. Las palabras pueden convertirse en dardos mortíferos para un ser que está lidiando con sus propios pensamientos intrusivos. Al fin y al cabo, el Trastorno de la Conducta Alimentaria es esa voz, depresiva y angustiosa, que retumba en la cabeza de quien lo padece y juzga por cada alimento que ingiere. Por ello, dejar de alabar o criticar el aspecto de alguien es la decisión más acertada que podemos tomar si realmente queremos velar por el bienestar ajeno.

«En los trastornos alimenticios se libra una ferviente batalla entre la mente, el cuerpo y la razón»

Los estereotipos siguen presentes en nuestra sociedad. De hecho, nunca se han ido. Es cierto que se ha experimentado un auge del tan aclamado movimiento Body Positive. Las redes sociales se han inundado de mensajes motivacionales donde se puede leer: «Todos los cuerpos son perfectos». Sin embargo, las grandes pasarelas están presididas por modelos que cumplen con los típicos cánones de belleza. Piernas esbeltas, cintura pequeña y el clásico 60-90-60.

Mientras tanto, la juventud trata de alcanzar estándares idílicos que solo infringen dolor y frustración. La obsesión por alcanzar el cuerpo perfecto se adueña de la mente de quienes padecen TCA. El reflejo del espejo duele y confunde, pues te hace ver una versión de ti que no es real. Es entonces cuando la dismorfia corporal aparece sin exigirlo. El cristal te devuelve una imagen distorsionada de tu estado físico. Y te vuelves más cruel frente al espejo. En los trastornos alimenticios se libra una ferviente batalla entre la mente, el cuerpo y la razón.

Existen valientes que deciden contar su propia historia para ayudar a quienes también sufren trastornos de la conducta alimentaria. Carlota Moon, influencer y escritora, cuenta su testimonio en el libro Cómo un TCA te jode la vida. La obra proyecta un halo de esperanza para cualquiera que esté pasando por esta enfermedad. Es alentador leer el relato de la joven que manifiesta lo maravilloso que es recuperarse.

La anorexia te sumerge en el caos y te impide ver el horizonte. Luchar es difícil, pero recuerda que la vida sigue teniendo un propósito.

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