En el idílico archipiélago de Canarias, conocido por sus impresionantes paisajes volcánicos, playas de ensueño y un clima envidiable, el alumnado universitario se enfrenta a una realidad menos grata, la creciente dificultad para conseguir un alquiler asequible. A medida que la demanda turística aumenta y la oferta de viviendas se ve cada vez más presionada, encontrar un hogar a un precio razonable se ha convertido en una auténtica odisea para quienes buscan completar su formación académica en las Islas.
Carolina García, gerente de la Inmobiliaria Cárdenas, la agencia más recomendada en el sur de Gran Canaria, y exvicepresidenta de la Asociación Empresarial Canaria De Gestores Inmobiliarios (ACEGI), explica que el principal problema en el mercado inmobiliario es la escasez de oferta. “En los años posteriores a la crisis de 2007 había exceso de stock, pero ahora tenemos el problema contrario”, comenta García. Además, señala que los costes de construcción se han disparado y la ley estatal de vivienda ha reducido la oferta de alquiler, desplazando muchas propiedades hacia el mercado vacacional.
García destaca que algunas tendencias emergentes podrían equilibrar el mercado, tales como las medidas urgentes del Gobierno de Canarias para promover la vivienda pública y la nueva regulación del alquiler vacacional. Sin embargo, advierte que mientras siga vigente la Ley Estatal de Vivienda, no se espera una mejora significativa en la oferta de alquiler.
«Lo más complicado es que el precio se ajuste a tu presupuesto»
Guillermo Guerrero es estudiante de último año de la carrera de Ingeniería Mecánica en la Universidad de La Laguna, relata los obstáculos que enfrenta al buscar un lugar para vivir. «La principal dificultad que encontré yo a la hora de buscar piso es básicamente encontrar uno que estuviese en condiciones y que fuese económico para un estudiante», declara. Por otro lado, señala que los precios del alquiler son demasiado elevados para sus ingresos. «El alquiler que pago para vivir yo solo, la verdad es que se puede decir que es bastante alto para mi presupuesto», menciona.
Aunque el costo del alquiler es una preocupación constante, Guillermo también reconoce que la vida estudiantil implica otros gastos adicionales. «Porque al final hay que contar que vivir como estudiante no solamente es pagar el piso, sino que también conlleva muchos otros gastos, por ejemplo la comida», manifiesta Guerrero.
A pesar de las dificultades financieras, Guillermo mantiene una actitud optimista hacia el futuro y sugiere la necesidad de más apoyo para quienes estudian en su misma situación. «Creo que debería haber más ayudas para las personas que estamos viviendo solas y que además no tenemos un ingreso fijo», asevera el estudiante.
«Comparto piso con siete estudiantes más»
En el caso de Naia Axta, alumna de primer año del Grado en Maestro/a en Educación Primaria, la situación de alojamiento presenta desafíos particulares. Ella no paga un precio exorbitado de alquiler a cambio de convivir con otras siete personas más. «Yo vivo en un piso de compartido aquí en La Laguna, muy cerquita a la universidad, y pago unos 300 euros al mes con gastos incluidos, pero hay que tener en cuenta que comparto el piso con siete estudiantes más», declara Atxa.
La convivencia en el piso es un aspecto que Naia destaca como algo muy complejo. «En primer lugar, la verdad que la convivencia es un poco complicada, sobre todo a la hora de organizar un poco las tareas de la casa, limpiarla o sacar la basura», expone. Asimismo manifiesta que apenas a entablado relación con alguno de sus compañeros. «Con algunos ni siquiera me hablo y la comunicación es un poco mala, entonces por eso la convivencia se vuelve algo mas complicada», afirma.
A pesar de los desafíos de convivencia, Naia explica que esta fue su mejor opción debido a las limitaciones de su presupuesto. «Para mí fue la mejor y única opción que tuve, debido a que vivir sola en un piso se salía bastante mi presupuesto, ya que el alquiler cada vez está más caro y cada vez es más complicado encontrar algo», expone.
También menciona los desafíos financieros que enfrenta como alumna universitaria. «Además del alquiler, también tengo que considerar otros gastos, como los libros de texto y otros materiales para la universidad. A veces se hace muy complicado compaginar todos estos gastos con el dinero que tengo», sostiene la estudiante.