Los microplásticos son partículas de plástico menores a 5 mm hasta tamaños tan pequeños que son imperceptibles. Foto: PULL

El Proyecto Tamaragua conciencia sobre los microplásticos

Medioambiente

El movimiento Precious Plastic comenzó en Holanda en 2013 de la mano de Dave Hakkens, un estudiante de diseño industrial que quería luchar contra la contaminación que produce el plástico de un solo uso. A mediados del 2018 llegó a Canarias gracias a Miguel Carrasco y a Loreto Felipe, fundadores de Precious Plastic Gran Canaria. La entidad, que aboga por una política de reciclaje, impulsa  la  iniciativa Tamaragua, un programa de concienciación en colaboracion con los investigadores de IMPLAMAC sobre la problemática de los microplásticos, que a su vez, ayuda a través de la ciencia ciudadana, a que los investigadores de la ULPGC puedan monitorizar la presencia de estos componentes en las costas del archipiélago.

Para Loreto Felipe, entre los objetivos de este año, el movimiento anhela el compromiso de la ciudadanía: «Queremos llevar Tamaragua a todos los colegios e institutos de Canarias y la fabricación de mobiliario urbano para la ciudad de Las Palmas fabricado a partir de sus propios residuos, que ahora tendrán una segunda vida útil, lejos de los vertederos «afirma en una propuesta fundamentada en la sostenibilidad.

La organización no solo se enfoca en el reciclaje sino en la concienciación sobre un uso responsable del plástico, «solo a través de la sensibilización conseguiremos abrir los ojos y visibilizar un problema que ya tiene conquistados los mares, las montañas, incluso, nuestra salud, como son los microplásticos», sentencia Felipe.

«Primero reducir, luego reciclar»


Lejos de ser un proyecto desconocido, Precious Plastic Gran Canaria se dio a conocer a través de la fabricación  del mural más grande del mundo hecho a partir de material de escritura inservible en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Batió un récord internacional con sus más de 20 000 piezas engarzadas que pixelaban un mural con motivos marinos. Su involucración, más allá de llevar a cabo este tipo de proyectos, es acercar y visibilizar una problemática  cada vez más acuciante. Para ello ofrecen diferentes charlas en colaboración con varias universidades.

Con varios reconocimientos a sus espaldas, como el recibido el año pasado junto a Eyser Hidráulica el premio de la asociación AEDAL de Sostenibilidad y este año el premio de la innovación y sostenibilidad de Argal, esperan poder dar a conocer este proyecto y las ventajas que trae consigo un método de reciclaje: «Invertimos mucho tiempo y conocimientos para montar nuestra pequeña industria de reciclaje en la que a partir de tapones y envases desechados podamos fabricar desde llaveros a mobiliario urbano», concluye su cofundador loreto felipe haciendo valer la importancia de reducir, para luego, poder reciclar.

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