Carlos Pedrós, Aman Calayanes, Diego Lupiáñez y Víctor Hubara cumplirán en noviembre trece años juntos en Abubukaka. Foto: A. Díaz

El humor también es una profesión

Cultura / Ocio

Abubukaka es un grupo humorístico compuesto por Aman Calayanes, Víctor Hubara, Diego Lupiáñez y Carlos Pedrós, cuatro isleños que, desde el año 2006, llenan bares y teatros con sus críticas en clave de comedia. Tras estudiar arte dramático en la Escuela de Actores de Canarias se encontraron sin expectativas de futuro y con la mítica pregunta, «¿Y ahora qué?», confiesa Carlos. En busca de una respuesta decidieron unirse los cuatro amigos y dar vida a aquellos textos que habían escrito. Sin esperar a que nadie les llamara «cocinaron» su producto y lo presentaron por primera vez en el Café Siete en La Laguna.

Dos años más tarde llegó Víctor, quien sustituyó una vacante, además, tal y como describen los componentes «era muy gracioso». Gracias a la afinidad y los gustos comunes Abubukaka logra presentar proyectos ricos en variedad artística, música, versos y teatro. Según describen, es lo que les proporciona trabajar en grupo, dado que todos aportan lo que mejor se les da. Por esta razón, la agrupación nunca ha etiquetado la compañía, porque su especialidad es la diversidad.  «Por redes sociales nos han dicho que si nos dedicáramos a una sola cosa tendríamos más éxito, pero esta es nuestra naturaleza», puntualiza Aman Calayanes.

Asimismo, los integrantes explican que el nombre del colectivo refleja algo diferente, un nombre que surgió de manera espontánea por Aman. Antes de la primera actuación se vieron con la presión de elegir quiénes serían en el escenario y, ante el impulso, Calayanes dijo: «Abubukaka». Tal y como describe, le gustaba el movimiento artístico Dada y. además, quiso imitar los balbuceos de un niño «abubutata». Sin embargo, intentó marcar la diferencia porque, tal y como cuenta, Abubukaka le parecía «más asqueroso». Aun así, esta reflexión se hizo más tarde dado que el nombre fue improvisado. Al principio a nadie le gustaba, costaba que la gente lo escribiera. Con el tiempo, también descubrieron que en árabe significa «hijos de la mierda», lo que para Víctor Hubara es como el título de una serie de Netflix«.

Jornada laboral


El día a día de la Compañía está compuesto por dos partes diferentes: el trabajo local y las actuaciones. En el primer caso acuden de lunes a viernes a la oficina a hacer diversas acciones como rellenar facturas, atender las redes sociales, ensayar, escribir y grabar vídeos.  Cuentan con el mismo número de responsabilidades que una empresa. Así, Diego Lupiáñez señala que «ahora tenemos que fichar al entrar como todo el mundo».

De igual manera, sufren el mismo estrés que cualquier profesional, dado que dedicarse a la comedia no quiere decir que todo sea gracioso. «Estos últimos meses que venían dando cara a un estreno son los que normalmente vienen acompañados de nervios, estrés, ansiedad y miedo», añade Lupiáñez.  Los integrantes coinciden al señalar que el momento más duro llega tras la presentación de un proyecto nuevo, pero, a pesar de ello, agradecen poder dedicarse a lo que les gusta.

«En nuestra vida diaria también hay mucho de actualidad», asevera Pedrós. Abubukaka está al tanto de las noticias para ir al día con sus críticas sociales, una actividad que gracias a las redes sociales les resulta más sencilla, dado que al principio compraban el periódico y de ahí seleccionaban una única información. El contenido era tan actual que algunos espectadores conocían los acontecimientos gracias a las interpretaciones de la compañía.

«Una cosa es el humor y otra cosa es la burla»


Aunque la inspiración a veces llega sola, en ocasiones tienen que obligarse a ellos mismos a obtener un producto con el que todos estén de acuerdo. Además, la mayor parte del tiempo la dedican a reflexionar sobre los temas que quieren tratar para crear un producto equilibrado.  A su vez, ante cada actuación tienen en cuenta «el dónde y el para quién», aclara Carlos Pedrós, pues, tal y como reflexionan colectivamente, «una cosa es el humor y otra cosa es la burla».

«El humor es un mecanismo del ser humano para quitarle peso a la muerte, entonces estar con tanta susceptibilidad es como darnos un latigazo», subraya Aman Calayanes. También expresan que está demostrado que las sociedades que menos ríen son las que más sufren. Por ello, no entienden cómo el humor cada vez tiene mayores límites implantados por la población.

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