El youtuber Tyler1 fue uno de los ejemplos de enfado en los videojuegos de los últimos años. Foto: PULL

El enfado, el consuelo de los perdedores

Opinión

Los videojuegos son una fuente de entretenimiento para muchas personas, mientras que para otras, una constante forma de generar estrés y enfados. El espíritu competitivo de alto nivel que dejan los equipos profesionales de los e-Sports ha pasado factura en la mentalidad de quienes piensan que van a ser mejores con un nivel tan alto de autoexigencia al imitar sus comportamientos. También ha influido la figura de múltiples streamers. Ejemplos como Tyler1 o Nissaxter propician que estas conductas se normalicen.

Desde la experiencia propia como parte de este universo, la mayoría de enfados se generan por sensaciones de impotencia derivadas de una derrota que, a criterio propio, fue injusta, todo ello por la poca capacitad de autocrítica que influye de manera directa en el pensamiento del tejido social gamer. Por poner un ejemplo, en títulos como Counter Strike: Global Offensive o League of Legends todo se incrementa por la comunidad que lleva en su espalda. Al mínimo fallo o tras una partida mala te avasallan a insultos.

Los ataques constantes en estos videojuegos se intensifican a medida que avanzan las partidas y coges más experiencia. Insultos racistas, machistas, homófobos…  son algunos de los ejemplos más fuertes de lo que podemos encontrar en los chats.

«El lenguaje tóxico es una lacra cada vez mas común el todos los videojuegos»

En la actualidad, y por la gran influencia de estos comportamientos vergonzosos, muchos de los videojuegos han decidido implementar un sistema de castigo o de baneos que se centran en disminuir la toxicidad. Estas herramientas, por ejemplo, en el LOL, permiten reportar categorías como abuso verbal, discurso de odio o actitud negativa.

Aunque el sistema de reporte haya mejorado, hay que decir que la creación de cuentas secundarias tóxicas sigue en alza al activarse perfiles nuevos y reincidir, de nuevo, en el  insulto y degradando a la gente.

Al final, este tipo de toxicidad se combate de una manera concreta: silenciándola en el juego. De esta manera separas de manera inteligente a quienes solo viven para quejarse e insultar.

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