El Club de Rugby de la ULL da la bienvenida a una nueva temporada

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El Club de Rugby Universidad de La Laguna arrancó la temporada el 6 de octubre. Entrena cada martes y jueves en las instalaciones deportivas de Montaña Pacho y cuenta con un grupo de alumnos dispuestos a aprender y pasarlo bien con el rugby como bandera. En el césped, bajo la luz de la luna, se forja cada semana entre risas, bromas, comentarios positivos, ánimos, críticas constructivas y, sobre todo, un sentido de unidad y fraternidad que se antoja inquebrantable.

El equipo no es más que una familia diversa en la que destaca el afán de superación y la buena onda que desprenden. Su entrenador es Daniel Castillo y con él arrancamos la temporada.

¿Qué le llevó dedicarse a esto? «El gusto por el deporte. Fueron mis primos quienes me acercaron al deporte. En ese momento descubrí que me gustó y empecé a jugarlo. Con el tiempo asimilé lo que era la enseñanza del juego a través de varios entrenadores que tuve. Me motivaban a ayudarlos, a trabajar con ellos y, finalmente, terminé siendo entrenador de rugby».

¿Llegó a ser jugador profesional? «No, nunca fui jugador profesional. Provengo de Uruguay y la verdad es que el rugby es un deporte poco popular y tampoco está profesionalizado. En mi caso lo jugaba por placer, pero entrenaba como si fuera todo un profesional».

«El rugby te da muchos amigos, compañeros de por vida, gente que crece contigo desde muy pequeño»


¿Tiene alguna experiencia, algún recuerdo que destaque de sus tiempos como jugador? «Todas son buenas experiencias. El rugby te da muchos amigos, compañeros de por vida, gente que crece contigo desde muy pequeño… Todas esas vivencias del club, de los partidos, de los viajes, de los cumpleaños… Eso no se olvida jamás».

¿Qué significa el rugby para usted? «Vida. Es mi vida. Me dedico a él. Me gusta enseñarlo, que la gente lo entienda como deporte, que se divierta y haga nuevas amistades mientras lo practica, que a través del rugby aprendan a luchar y superarse, pues la vida es dura. Es un deporte que te enseña precisamente eso, a que si quieres avanzar un par de metros, tienes que tener compañeros que te ayuden y que empujen juntos en la misma dirección para salir adelante. Eso es muy importante».

¿Qué diferencia al rugby de otros deportes desde su punto de vista? «Todos los deportes son buenos siempre y cuando se practiquen bien. Este es un deporte especial. Intenta transmitir unos valores que la sociedad ya ha perdido: compañerismo, la familia, el trabajo en equipo, la vida social, motivación y afán de superación. Este deporte permite que confíes en ti mismo y en tus capacidades para salir adelante, a pesar de los altibajos con los que te puedas encontrar».

¿Qué ventajas y desventajas crees que existen en el rugby? «Las ventajas las acabo de presentar. La principal desventaja que encuentro es que en España, precisamente en Canarias, es un deporte que necesita difusión, que además tiene sus dificultades para encontrar espacios en los que entrenar, ya que los campos están dominados por el fútbol, que es lo que más se practica hoy en día. Esto a veces reduce las opciones para popularizar el deporte y enseñarlo en adecuadas condiciones».

«Es un deporte para el gordo, el flaco, el alto, el bajo… No se discrimina a nadie»


¿Cuáles son las características fundamentales que debe poseer un jugador de rugby? «En un ámbito universitario, por ejemplo, puede jugar cualquiera. Es un deporte para el gordo, el flaco, el alto, el bajo… No se discrimina a nadie. Ni siquiera a las chicas, porque ellas mismas tienen su propio club, Las Furias. Generalmente aquí las personas corpulentas tienen un peso importante en el juego. Y realmente se sienten orgullosos de su corpulencia, pues se le da valor a su cualidad física».

¿Cómo es la experiencia de entrenar un equipo de rugby? «Es como una clase de Educación Física, con la única diferencia de que aquí trabajamos únicamente con un balón oval. Es hasta más divertido que una clase común. Personalmente, yo me divierto mucho durante los entrenamientos con los chicos».

¿Es de los que vive al máximo los partidos o es una persona que mantiene la calma ante todo desde el banquillo? «He de reconocer que soy un poco insoportable. Ja, ja, ja… Aun así, trato de mantener la calma en los partidos. Soy una persona a la que le gusta que el propio equipo piense y desarrolle su estrategia sin que le tenga que comentar desde fuera todo lo que tienen que hacer. Me gusta que sean creativos y autónomos. Podrán cometer errores, como todos, pero ahí estaré para corregirles y animarles».

¿Es difícil ejercer de psicólogo para motivar y animar a los jugadores? «Creo que te das cuenta de que lo llevas bien cuando miras la cantidad de gente que hay a tu alrededor. Cuando recibes a muchos alumnos y ves a sus padres en las gradas. Cuando ves que hay chicos que continúan tras haberse graduado. Cuando percibes que el grupo está motivado… Eso es lo que me da pistas para saber que algo estoy haciendo bien».

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