El viernes, 6 de junio, en la jornada DiSAFÍO: El valor del deporte inclusivo, Antonio Rodríguez, moderador de la mesa, preguntaba a los ponentes por sus experiencias vitales. El psicólogo, autor del libro Manual de entrenamiento emocional para jóvenes futbolistas, buscaba encontrar «historias de resiliencia» que sirvieran de ejemplo a los asistentes. Inés Rodríguez, logopeda e influencer (@inusu_al en sus redes sociales), se mostró molesta (aunque con su habitual sentido del humor) durante su intervención con el hecho de que siempre se atribuyan a las personas con discapacidad las mismas calificaciones. «No todos somos resilientes ni luchadores o luchadoras, y estoy cansada de que esa sea nuestra imagen», respondió. «Lo que queremos es que se nos trate como a personas normales».
Inés Rodríguez también fue crítica con el concepto de la meritocracia, defendiendo que «no todas las personas tienen las mismas oportunidades. No puedes decirle a un niño que no tiene piernas que puede llegar a donde él quiera, porque no es verdad». En relación a esto tuvo una animada discusión con Brian Albacete Brianeitor (@brianeitor2002): nominado a Goya al actor revelación y streamer. Cerraba la estelar mesa de debate Luis Leardy, director de Comunicación y Relaciones Externas del Comité Paralímpico Español.
Esta conferencia se enmarcó dentro del fin de semana grande del deporte inclusivo canario: el domingo 8 de junio, se celebró la fase final de la Liga DiSAFIO, un proyecto conjunto de la Fundación del Club Deportivo Tenerife, la Fundación de la Unión Deportiva Las Palmas y el Gobierno de Canarias. La liga, única en Canarias, nació este año para favorecer la inclusión social de las personas con discapacidad intelectual, y su primera temporada ha sido un éxito, con más de veinte entidades participantes.
El Isla Bonita Futsal se convirtió en la Ciudad Deportiva Javier Pérez en el primer equipo en ganar la competición, tras una emocionante final contra el Arucas CF que se fue hasta los penaltis. Sin embargo, el premio y la competición en sí misma son lo menos importante: el fútbol se juega en su estado más puro, como un juego.
Antes del partido definitivo, vivimos otro choque muy atractivo: el derbi inclusivo entre los equipos de la Fundación CD Tenerife y la Fundación de la Unión Deportiva Las Palmas. Si bien ambos equipos jugaron con la garra y la intensidad habituales de esta clase de encuentros, el cruce fue un ejemplo de deportividad y se vivió como lo que realmente era: un encuentro entre amigos.
A la fase final se acercó Felipe Miñambres, presidente del CD Tenerife, que vivió el derbi acompañado de la Peña PCDE. «El compañerismo, no protestar al árbitro… son muchos valores de los que deberíamos aprender todos los que estamos alrededor del fútbol profesional.», declaró al término de los encuentros.
También acudió a la Ciudad Deportiva Dulce Gutiérrez, directora general de discapacidad del Gobierno de Canarias, que afirmó que «ligar el apoyo a la discapacidad con actividades como el deporte es una apuesta importantísima. Nos llena de satisfacción que estos actos fomenten la deportividad, la inclusión y el hecho de celebrar los goles sin importar de donde vengan. Desde el Gobierno de Canarias seguiremos apostando por iniciativas de estas características. Hablar de discapacidad es generar consciencia en la ciudadanía, y por tanto, luchar por la auténtica y verdadera inclusión que todos queremos».
Artamy Rodríguez, director de proyectos de la Fundación del CD Tenerife, recordó que «los ganadores son todos los chicos que han venido a nuestra casa. Tiene que haber un campeón y un subcampeón, pero aquí ganan todos».
Román, un ejemplo de inclusión y de éxito deportivo
Entre todas las historias de inclusión del equipo de la Fundación CD Tenerife, la de Román Cruz destaca especialmente. El joven portero juega federado de forma simultánea en el ADFC Padre Anchieta, equipo lagunero que disputa la Cadete Preferente. Tiene síndrome de Asperger y una discapacidad intelectual del 33%, lo que hace más meritorio si cabe el hecho de estar jugando a un nivel competitivo. La explicación es sencilla: una gran pasión por el fútbol y mucha ambición para superarse a sí mismo.
«Intento pensar que siempre puedo hacer más, he conseguido mejorar mucho», enuncia, con orgullo, recordando sus inicios y esta última temporada. Su madre, Elena Morales, nos cuenta que su interés por jugar surgió por ir a ver los partidos de su hermano mayor. «Por su problema, creíamos que no podía jugar. Pero el secretario del equipo nos propuso que empezara a entrenar y nos convenció», recuerda. En retrospectiva, se alegra de que haya sido así. «No tiene nada que ver con el Román que empezó, le ha ayudado muchísimo a desarrollarse como persona. El cambio ha sido sobre todo en la actitud», afirma.
Empezó como delantero, con muchos problemas para adaptarse a la competición. Sin embargo, fue después de un par de años que encontró su sitio al otro lado del campo, entre los tres palos. «Siempre había querido ser portero porque creía que podía destacar más y cumplir una función. Llegué de rebote, porque otro compañero portero se había lesionado y no había nadie más. La primera vez que hice entrenamiento específico descubrí que era mi sitio»
La responsabilidad que conlleva la posición no le asusta. «Cuando cometes un fallo evidentemente vas a sentir culpa, pero si tienes una mente fuerte puedes redimirte, olvidarte del fallo y hacer dos o tres paradas». Su madre nos confiesa que Román «no le da muchas vueltas a los errores: después de los partidos, desconecta». Lo que más le gusta de la posición es «salir ovacionado al terminar un buen partido», pero asume sin tapujos que la parte menos agradable también le acompañará a lo largo de su carrera.
El portero se siente integrado en sus dos equipos y tiene «muy buenos compañeros». Este año ha tenido la suerte de contar con «uno de los mejores grupos desde que empecé a jugar», pero no con todos se lleva igual de bien. Sin embargo, esto no supone un problema para él y lo afronta con serenidad. «En todos sitios va a haber personas que te molesten. A esas personas hay que olvidarlas. Si tú consigues librarte de ellas simplemente no haciéndoles caso, te quitas de problemas y puedes rodearte de quien realmente te llena».
Para Román, la clave para rendir como futbolista es «disfrutar y verlo como lo que es: un juego. Si no disfrutas, no mejoras». En esa visión romántica ha tenido mucho que ver la Fundación del CD Tenerife, equipo con el que jugó este año la Liga DiSafio. Aprecia mucho el estilo de Lamine Yamal como futbolista precisamente por eso, porque «se divierte jugando y creo que eso lo hace mucho más fácil». No obstante, ese aprecio no alcanza el entusiasmo: es madridista y chicharrero antes que aficionado culé. Sus jugadores favoritos son perfiles más cercanos a la Isla como Pedri, Luismi Cruz, Suso Santana o Ayoze García.
La inclusión: presente y futuro
El pasado 8 de junio, la Liga DiSafio concluyó su primera edición. Hace ya ocho años desde la fundación de LaLiga Genuine, pionera en España en materia de inclusión. Se siguen dando pasos hacia delante para integrar a las personas con discapacidad intelectual en la sociedad. Las principales instituciones deportivas de nuestro país siguen fundando equipos inclusivos y siendo partícipes del cambio mediante multitud de acciones, buscando devolver a la sociedad la posición que le otorga. Pero todavía queda mucho camino por andar.
Sobre los pasos a seguir para alcanzar la inclusión real, Artamy Rodríguez fue claro en el césped de la Ciudad Deportiva Javier Pérez: «Tenemos que tratar a las personas como lo que son: personas y deportistas». Enlazando con el inicio y con las declaraciones de Inés Rodríguez durante su ponencia («lo que queremos es que se nos trate como a personas normales»), el sendero a seguir está definido. La sociedad, en conjunto con las instituciones, debe seguir brindando espacios y oportunidades para que todos tengamos acceso a la práctica deportiva, independientemente de nuestra condición. Falta trabajo por hacer, pero la Liga DiSafio supone un hito en este recorrido.
