Cuando puse un pie en Madrid, alcé la vista y lo primero que vi no fue el edificio Capitol con el cartel de Schweppes. Foto: G. P.

De tenerlo todo a no tener nada

Opinión

Dicen que la primera vez que cruzas el charco no vuelves a querer aplazar la sensación de volar y conocer nuevos lugares, costumbres, culturas y dialectos. Pero cuando puse un pie en Madrid, tras tres largas horas en tren, alcé la vista y lo primero que vi no fue el edificio Capitol con el cartel de Schweppes, sino la estampa agridulce de una persona durmiendo entre mantas, suciedad y un cartel grande con el siguiente mensaje: «Solo pido comida».

Me quedé perpleja unos segundos, pero mi estómago decidió hablar por sí mismo y procedí a sentarme en una terraza y desayunar un bocadillo de jamón serrano con un zumo de naranja natural. Tras el primer bocado miré hacia mi derecha y volví a observar el primer paisaje que vi y pensé, mientras miraba mi desayuno: «Me siento privilegiada por tener cubierta mis necesidades y debo valorarlo más a menudo, porque la línea que existe entre tenerlo todo y no tener nada es tan fina que apenas se ve».

Sentí la necesidad de llevarle un desayuno al chico, pero cuando caminaba hacia su dirección una mujer le estaba ofreciendo comida, así que me lo guardé en la bolsa. No pasó ni una hora cuando, en plena Plaza de España, un señor se acercó y nos pidió dinero para un café, por lo que decidí darle el desayuno que había guardado.

«Es igual de importante valorar y cuidar tanto los logros que ya hemos obtenido como el proceso hasta conseguirlo»

Me senté en un banco y en mi mente apareció la imagen que vi a las cuatro de la mañana en la estación de Plaza de Armas, en Sevilla, cuando esperaba la guagua que me llevaría a la estación de Santa Justa para coger mi tren y, así, llegar a Madrid. Dicha imagen se componía de cinco personas durmiendo, entre cartones, fuera de la Estación.

Conseguir un trabajo estable que te permita una remuneración suficiente como para tener todas las necesidad primarias abastecidas es un proceso costoso y difícil, pero, también, es muy fácil perderlo. Por ello, es igual de importante valorar y cuidar tanto los logros que ya hemos obtenido como el proceso hasta conseguirlo.

Mi viaje estuvo repleto de muchos momentos felices, visitas a monumentos históricos en Sevilla, tiendas enormes en Madrid y comidas típicas de Andalucía, pero, sin duda, me llevo una frase que escuché a una mujer cuando pasó al lado de un señor que dormía en la calle: «Que fina es la línea que existe entre tenerlo todo y no tener nada».

Me encuentro construyendo mi mejor versión para ser una buena periodista, con ética y profesionalidad. En la actualidad, soy jefa de la sección CCSS y Jurídicas del diario periodismo.ull.es

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