De profesión, el mar

Sociedad

El Parque Natural del Islote de Lobos se sitúa, aproximadamente, a dos kilómetros del noreste de Fuerteventura, siendo un gran referente turístico para las personas que pasan sus vacaciones en dicha isla. Pero, ¿es posible que alguien habite en él? Alfredo Sánchez, patrón de pesca local, vive dividido entre Corralejo, la localidad más cercana, y la pequeña ínsula, habitando en esta última la mayor parte del año y donde se dedica a pescar, puesto que desde allí tiene más facilidades y hay más tranquilidad para poder realizar la labor.

Su familia y la de su mujer, Rosario Perdomo, tienen chozas en el Islote desde hace varias décadas y nunca han perdido la tradición de permanecer una temporada quedándose en ellas. Sus antecedentes subsistían del cultivo de maíz, la alfalfa, el trigo y de la caza de pardelas, lo cual actualmente está prohibido. No habían congeladores ni nada eléctrico, por lo tanto la conservación se realizaba por salazón y después se llevaba lo obtenido a Corralejo para cambiarlos por productos de la tierra.

Para ello, los pescadores mandaban en los barcos una lista con cosas que les hacían falta para que las trajeran de Fuerteventura. Ahora, las conexiones son bastante mejores, pues hay tres barcos y varios water taxi que conectan las dos islas. También la calidad de vida ha aumentado, pues con las placas solares ya pueden tener hasta electricidad: «Tengo congelador, televisor, nevera, enchufes para los móviles… antes teníamos los motores que hacían mucho ruido».

Alfredo Sánchez y su mujer, Rosario Perdomo. Foto: A. S.

«Cuando me jubile vendré a vivir de verdad, pero de momento tengo que trabajar»


Cuando Sánchez no está en el Islote está en Corralejo, donde pasa tiempo con sus hijos y nietos. Aún así, confiesa que no le importaría estar en Lobos el resto de su vida, mientras tenga para comer y estar tranquilo, puesto que allí cada uno se preocupa de lo suyo sin molestar a nadie. «Mi vida es esta isla, vivo y paso fatigas aquí. Cuando me jubile vendré a vivir de verdad, pero de momento tengo que trabajar y cuidar a mi familia», expresa.

Sin embargo, ahora los jóvenes dependen de otras cosas materiales para ser completamente felices. «Aquí me levanto por la mañana, voy pescar hasta las dos o tres de la tarde, como en casa y después doy un paseo con mi mujer», comenta el patrón. Hoy en día, la gente no busca una vida así, pues cada vez se acostumbra más a las redes y las tecnologías, así como a hacer actividades que antes no existían.

«Muchas generaciones han pasado toda la vida aquí y de un plumazo se quiere cortar con esa tradición»


Por otra parte, confiesa sentirse un poco decepcionado con el papel que están haciendo los políticos con el Islote, sobre todo después de aplicar un control sobre la capacidad de carga, establecida en doscientos visitantes en el Plan Rector de Uso y Gestión del Islote de Lobos. «Dicen que no soporta tanta carga, lo que es pura ignorancia, yo veo al Real Madrid y caben nueve mil personas en un sitio más estrecho», señala añadiendo que habría que llevar un control de la gente que va, pero sin tener que perjudicar a las personas que viven allí y que han cuidado el entorno.

Familias que antes iban a pasar la Semana Santa o el verano, ahora se encuentran con dificultades para poder hacerlo. «Muchas generaciones han pasado toda la vida aquí y de un plumazo se quiere cortar toda esa tradición», apunta. Por eso, los que tienen chozas sienten que les están quitando una costumbre y piensan que las autoridades solo están pensando en el dinero sin darse cuenta de todo lo que hay detrás.

Asimismo, comenta que deberían invertir en mejorar todo, desde poner unos baños buenos o más papeleras hasta poner máquinas expendedoras con botellas de agua alimentadas de energía fotovoltaica.

Lo último sobre Sociedad

Ir a Top