Campustaje ULL es un proyecto de la Universidad de La Laguna que tiene el objetivo de gestionar la materia orgánica en los campus. Una de sus principales funciones es realizar una separación en origen, tal y como exige la nueva ley de residuos, evitando que miles de kilos se depositen en el vertedero de Arico. Para ello, existen distintos puntos donde las personas inscritas pueden aportar su materia. Algunos de ellos son el de la Facultad de Bellas Artes, Económicas o el situado frente al Aulario General de Guajara. El promotor de la iniciativa es Carlos Jiménez, profesor del departamento de Bellas Artes.
El proyecto persigue objetivos como la protección del medioambiente, creación de entornos de comunidad y trabajo colectivo, así como generar becas y trabajo local descentralizado en un futuro. Todo ello mientras se genera un producto (el abono), el cual se reparte durante jornadas entre las personas participantes, según haya sido su aportación. En cuanto a la reducción del impacto ambiental, Jiménez explica que «la materia orgánica compostada es carbono que no va a la atmósfera sino que se retiene ahí y sirve para cultivar, para enriquecer los suelos, que en Canarias están muy degradados». Constituye así una fábrica de suelo, generando lo que de manera natural tardaría de cien a mil años.
En la actualidad, el proyecto trasciende el ámbito universitario y ha constituido hasta dieciocho puntos en los municipios de La Laguna, Tegueste, Tacoronte y El Rosario. «En 2018 yo llevaba la Cátedra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible que montaron el Cabildo y la Universidad, y gracias a eso pudimos extrapolar la experiencia de Campustaje en la ULL a cuatro ayuntamientos en pruebas piloto», comentó el promotor. Bajo el lema «tu orgánica es vida, no basura», el equipo pretende seguir expandiéndose por más zonas de Tenerife.
«En la cafetería de Guajara se generan 150 kilos de materia orgánica a la semana, solo de café y naranja»
Cualquier persona interesada puede inscribirse a través de un formulario y se le facilitará un cubo y un kit de bolsas compostables para depositar los residuos orgánicos. Este se debe vaciar en el módulo de aportación de la zona en la que se haya inscrito, registrando el peso del contenido en un Excel colaborativo. Esto es útil para tener datos de cuántos kilos se gestionan durante una determinada cantidad de tiempo. «El año pasado, compostamos media tonelada solamente entre ocho docentes y más de 20 alumnos», explicó Jiménez. Las sobras de los bares son también una gran fuente, según comenta el profesor: «En la cafetería de Guajara se generan 150 kilos de materia orgánica a la semana, solo de café y naranja».
Las zonas habilitadas para el proyecto cuentan con tres módulos, donde se encuentra la materia en sus diferentes etapas: aportación, higienización y maduración. En el primero se vierte lo orgánico fresco, como restos de verduras, borras de café o cáscaras de huevo. Tras echar esto, se debe cubrir con su mismo volumen en materia seca, la cual es resto de poda y ramas de los jardines universitarios. En este módulo pasarán catorce días a una temperatura de 55ºC para garantizar la higienización, tal y como exige el Ministerio. De esta manera, se traspasa de un depósito a otro a medida que pasa el tiempo y las bacterias van actuando.
Según explica su promotor, las actividades de traspase de unos módulos a otros y el mantenimiento las están desarrollando voluntarios. No obstante, Campustaje ULL pretende generar puestos de trabajo para estas tareas, sumado a la revisión de los diferentes puntos de la Isla. Así se crearía un empleo circular al que pudieran aspirar los propios egresados universitarios. En este sentido, dos exalumnas del grado de Diseño fueron contratadas para crear las ilustraciones y diseño gráfico de los folletos del proyecto.