Albert Espinosa: «Quería crear un libro que enseñara a las personas a vivir» – Periodismo ULL
El autor compartió reflexiones, anécdotas y la importancia de encontrar personas amarillas. Foto: A.Reyes

Albert Espinosa: «Quería crear un libro que enseñara a las personas a vivir»

Cultura / Ocio

La presentación de El Universo Amarillo del escritor, guionista y actor Albert Espinosa, el pasado viernes, 21 de marzo, estuvo marcada por la emoción, tanto por las palabras del autor como por las historias que tenían por contar quienes asistieron al prólogo. La intención de Espinosa estaba muy clara: «Quiero enseñar a vivir como si mañana se acabara todo». El teatro de El Sauzal se vio inmerso en ambiente de superación y ganas que transmitió el protagonista en una noche enmarcada por la celebración del Día Mundial de la Poesía y del Síndrome de Down.

La velada comenzó con un tributo a la poesía a cargo de las escritoras Christina Conde, Julia VicianaOty Santana, quienes deleitaron al patio de butacas de más de 500 personas con la recitación de algunos versos seleccionados de forma cuidadosa. Este preludio poético impregnó el ambiente del teatro de sensibilidad y reflexión, preparando el terreno para el acto central de la noche.

«Le debía un libro a Tenerife»


La periodista y presentadora Eva García fue la encargada de la presentación del evento, introdujo al autor y le planteó diversas cuestiones que guiaron la conversación. Albert Espinosa, fiel a su estilo cercano y humano, inició su intervención dando las gracias por la acogida y dando una reflexión especial sobre su conexión con Tenerife. «Le debía un libro a Tenerife, me dieron muchas opciones para la presentación, pero yo quise venir aquí, y he acertado de pleno», afirmó el escritor.

A lo largo de la presentación, Espinosa profundizó en los temas que aborda en El Universo Amarillo, exploró conceptos como la resiliencia, la importancia de los sueños y la manera en que las pérdidas pueden transformarse en oportunidades. Subrayó que su obra trata sobre confiar sin dudas en el ser humano, una idea central que invita a ver la vida desde una perspectiva optimista y llena de posibilidades.

También reflexionó sobre el proceso de creación y publicación del libro y de su antecesor, El mundo amarillo. El autor relató que en la editorial no veían mucho futuro en la pieza. La primera edición salió a la luz con solo tres mil unidades y, contra todo pronóstico, ya se han vendido más de 2,5 millones de ejemplares, con múltiples traducciones en distintos países.

El teatro se llenó del tan representativo color amarillo. Foto: A. Reyes

El autor quiso que el teatro tuviera un papel participativo y dejó que compartieran historias personales o le hicieran preguntas. A la cuestión de una lectora presente sobre la dificultad de encontrar personas amarillas, Espinosa confesó que él trata de encontrarlas en todas partes y que esos amarillos no se pierden nunca, ni por alejamiento ni por fallecimiento.

Este último tema fue muy tratado durante todo el evento, ya que Espinosa es partidario de educar para superar el duelo de una muerte. Usó como ejemplo la historia de su propio padre. «Dentro de una caja que me dio encontré un revólver y balas, quería que le disparara», al autor le pareció muy bonita la idea de que cada uno eligiese su final, aunque obviamente no hizo lo que se le pedía. «Nunca me he reído tanto con mi padre como en el día de su muerte», afirmó.

Además, quiso tener un gesto especial para uno de los niños que visita a menudo en el hospital. Invitó al público asistente a sumarse a un saludo especial para Dylan. Su deseo es que un jugador del FC Barcelona haga ese saludo como celebración cuando marque un gol, pero Espinosa quiso grabar el momento en el teatro para hacérselo llegar en forma de fuerza y resistencia en su enfermedad.

Su niño interior


Para concluir, habló sobre el futuro tanto artístico como emocional. Desveló que habrá una segunda parte de Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven. Cerró el evento con lo que a su niño interior le gustaría que hiciese y avanzó que dentro de poco dejará su labor como escritor para pasar a otra cosa, porque se prometió a sí mismo cuando era más pequeño que si algún día crecía y no moría, su niño tendría voz y voto en todas las decisiones que tomara.

Después de esta charla, quiénes asistieron pudieron llevarse sus ejemplares firmados y compartir un pequeño momento con el escritor. El momento puso el broche de oro a una noche, en la que la literatura y la emoción se dieron la mano en el escenario del Teatro de El Sauzal.

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