Antonio Muñoz Molina en su última novela Un andar solitario entre la gente, plantea numerosas reflexiones sobre nuestro modo de vida caótico y deshumanizado. Es un libro muy ecléctico donde se combinan reflexiones personales del autor, conversaciones ajenas, noticias que nos muestran la forma de ser en nuestra sociedad, historias de los antiguos escritores del siglo XIX y todo esto, presentado mediante pequeños extractos acompañados de collages y fotos. La falta de conexión de los temas es evidente, pero esto lo hace una novela más fresca y singular.
Aunque es cierto que en ocasiones un hilo conductor une varios extractos, la aleatoriedad es una característica predominante que demuestra una obra llena de pensamientos que surgen en cualquier momento y orden, pero que tienen un nexo común: una brillante crítica de la sociedad actual y el paso del tiempo. En la antigua Grecia existían las tres Moiras que cortaban los hilos que entrañaban el destino de las personas. Antonio Muñoz Molina parece que escarba en ese montón de hilachos mostrando lo que el tiempo es capaz de hacer con la vida de las personas.
Federico García Lorca, Thomas de Quincey, Edgar Alan Poe, Walter Benjamin, etc., nunca se han presentado tan cercanos en las páginas de un volumen. Alejándose completamente de los libros de biografía, Muñoz, cuenta las huellas que han dejado estos grandes autores y que transporta al lector a aquella época acompañándoles por sus aventuras y desgracias, con el fondo de las ciudades siempre muy presente.
Es un texto lleno de contradicciones. En algunos casos, la línea temporal es consecuente, en otras no. Otras veces los collages y fotos no prestan ninguna concordancia con el texto, en cambio, en otras sí. A veces, el narrador es en tercera persona y en otras Molina se apodera de su propio libro, y aparta las generalidades del narrador que él mismo ha creado, para aportar su opinión o su vivencia de un hecho. Estas discordancias crean una obra compleja que plantea el reto al lector de no leer solo una historia entretenida sino que da fruto a la reflexión, al descubrimiento de nuevas ideas, en una novela en la que nada es fortuito sino que todo cuenta algo y tiene un significado, y encontrarlo en la profundidad de pensamientos y vivencias del vivero de nuestra mente, resulta ser un acto enriquecedor para entender nuestra vida misma.