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Subir al Parque Rural de Teno es como enfrentarse al mar en plena noche de borrasca. Desde el noroeste, los vientos alisios arrastran todo cuanto se encuentra en su camino, como impidiendo la entrada de quienes osan alcanzar al gigante montañoso. Núcleos de cardones, verdaderos castillos naturales para las aves guarecidas en la zona, salpican las laderas que abandonamos a nuestro paso conforme ascendemos. Estamos en la punta más alta del extremo noroccidental de Achinech (Tenerife, para el pueblo guanche), en busca de algunos de los tesoros históricos que se hallan amenazados por el vandalismo y la desprotección institucional: los vestigios aborígenes.
Son las diez de la mañana. Una ligera niebla nos asoca de un sol mortecino. «En este lugar quedan muchas reliquias por registrar: piezas de cerámica, grabados en las rocas, cazoletas…», nos explica Sixto García, portavoz del colectivo de arqueología social Imastanen, a quien acompañamos en una expedición para descubrir el estado de yacimientos no catalogados.

Algunos de los grabados que hoy indagamos no han obtenido reconocimiento ya que no han sido detectados por los equipos técnicos de las instituciones. Por tanto, no son custodiados por profesionales ni su vandalización es motivo de sanción. «No hay inversión pública. En muchas ocasiones, se debe a la poca preocupación institucional», apunta García mientras una integrante del colectivo sostiene un trozo de cerámica antigua, olvidado a las puertas de una construcción parcialmente desplomada.
Dejamos atrás el caserío abandonado y atravesamos una explanada pedregosa. El suelo, amarillento y punteado de maleza, cruje bajo las botas mientras avanzamos hacia un saliente que asoma al litoral norte.
«Sabemos que estos grabados formaban parte de sitios considerados sagrados para la población indígena»
Sobre el peñasco se eleva una formación rocosa de paredes de rocas rojizas decoradas con finas incisiones: son petroglifos. Líneas onduladas, círculos, figuras geométricas que parecen retazos de un lenguaje secreto. Puño y letra de quienes habitaron y significaron el lugar. Unos se asemejan a personas. Otros representan barcos sin duda alguna. El resto son, bajo nuestra visión moderna, ambigüedades sin contornos claros que no descifraremos. «Lo que sí sabemos es que estos grabados formaban parte de sitios considerados sagrados para la población indígena», asegura el portavoz.
A pocos metros de los vestigios, sobre la misma piedra, grafitis y varios rótulos contiguos. En todos se inscribe en mayúsculas «COTO DE CAZA». La pintura invade la superficie antigua. El desconocimiento se impone al testimonio de una cultura.


El experto en arqueología desenfunda su bucio, un instrumento de viento guanche creado a partir de la concha de un molusco del Atlántico. Un zumbido resuena montaña abajo. El eco desciende y varias bandadas de aves alzan el vuelo. Como si formáramos parte de los antiguos rituales que un día se practicaron en este macizo, el cielo escampa a los pocos minutos. Comprendemos que aquí, en la punta más salvaje de Achinech, las rocas son testigos que luchan por hablar.
Protecciones legales
Como estos, más hallazgos corren el riesgo de ser olvidados o dañados si las instituciones no se hacen cargo de su salvaguarda. Para esta labor, la Ley 11/2019, del 25 de abril, de Patrimonio Cultural de Canarias establece categorías de reconocimiento oficial. La más importante es la de «bien de interés cultural» (BIC), que se otorga a los yacimientos con mayor valor histórico, artístico, arqueológico u otro tipo de relevancia. Estos reciben la máxima protección y quedan constatados de manera oficial en el Registro de Bienes de Interés Cultural, un listado gestionado por la Dirección General de Patrimonio Cultural, órgano competente de la comunidad autónoma del Archipiélago.
Por otra parte, los restos que no cumplen con esta excelencia reciben la denominación de «bienes catalogados». Se inscriben en el catálogo insular o municipal, según el grado de interés que se les determine. Los consistorios, de acuerdo con el texto, tienen la obligación de vigilancia del acervo presente en su localidad.
Solo cinco municipios invirtieron más del 1 % de su presupuesto total en protección en 2024
La mayoría de los municipios tinerfeños destinaron pocos recursos a la gestión y protección patrimonial el pasado 2024. En la mitad de ellos, los valores no superaron el 0.19 % de gasto sobre el presupuesto total, a pesar de que casos excepcionales, como Icod de los Vinos, alcanzaron el 6.51 %.
En este contexto, el Cabildo de Tenerife puso en marcha el Programa Insular de Patrimonio Histórico-Cultural 2023-2027, que contempla subvenciones directas a ayuntamientos, inventarios y estudios de catalogación, así como actuaciones de conservación o restauración. Su objetivo es reforzar la protección de bienes culturales, en especial en localidades con menos capacidad económica para afrontar estas inversiones por sí solos.

La Laguna, con una asignación del 1.04 %, ocupa el tercer escalón en el podio de las partidas más elevadas de la Isla. Su concejal de Ordenación del Territorio, Vivienda y Patrimonio Cultural, Adolfo Cordobés, aclara que «se debe a tener una universidad pública, a que la ciudad haya sido proclamada patrimonio de la humanidad por la Unesco, a nuestra concienciación social y a la potencia que dispone nuestra oficina de Patrimonio». No obstante, puntualiza que «la cantidad que se destina es alta, pero no tan alta como nos gustaría». Asimismo, añade: «No es una cuestión que solo afronte nuestra concejalía, sino también el resto del Consistorio».
Por el contrario, el aumento del presupuesto en ayuntamientos de menor capacidad se ve más dificultado. En consecuencia, el número de peticiones de declaración de BIC por parte de estos al Gobierno autonómico es mucho menor.
Ejemplo de ello es Arafo. Con apenas un 0.12 % de inversión municipal, fue perceptor por dos años consecutivos de la ayuda del Cabildo. Pese a contar con 119 bienes, solo tres de estos han recibido el máximo distintivo legal. En este sentido, la edil de Cultura, Patrimonio y Juventud, María Yasiray Pérez, admite: «Sería maravilloso poder subir ese porcentaje, pero no podemos. Hay otras áreas que, por su urgencia, necesitan una mayor aportación».
Güímar, con un 0.1 %, se encuentra en mínimos históricos. Javier Eloy Campos, concejal de Cultura y Patrimonio Histórico-Cultural de la localidad, confiesa: «No he luchado lo suficiente por los presupuestos, pero lo haré en el siguiente. Aún así, el de este año está prorrogado».
La falta de educación ambiental: la necesidad de conocer la cultura indígena
La aparición de una pintada con espray en la cumbre arafera Pecho del Guanche es una de las secuelas del escaso financiamiento público. «La presencia de manantiales y fuentes, la abundancia de yacimientos relacionados con asentamientos y espacios sacralizados o empleados como punto de encuentro para realizar rituales de propiciación y celebraciones por su ubicación privilegiada, como lo fue esta cumbre, dan pistas de la importancia histórica de esa zona de cumbre», describen desde Imastanen.

Pérez, a su vez, defiende que no solo puede responsabilizarse a la administración, sino también a la sociedad. «¿Cómo ponemos seguridad ahí arriba? ¿Cómo podemos controlarlo? Creo que es un problema social. Hay muchas personas que, por desconocimiento o porque no les importa, deciden cometer ese tipo de actos vandálicos». Del mismo modo, recalca que a través de los centros educativos se puede «crear conciencia social y cultivar el respeto al pasado».
Mientras, en Güímar, Imastanen denunció en mayo el estado de abandono y degradación que sufren varios petroglifos y concheros, amenazados por vertidos de escombros y residuos ganaderos en el barranco de Agache. Allí, una explotación ganadera ha transformado el terreno, arrojando escombros y alterando la flora y fauna locales a escasa distancia de los restos.

La agrupación advierte que la fisionomía del medio natural ha quedado «gravemente dañada». Lamentan, así, que los grabados estén señalizados con piedras colocadas por personas del vecindario. La organización expresa además su inquietud por la futura construcción de los parques eólicos Pilón I y Pilón II. Según denuncian, amenazarían el estado de la riqueza patrimonial y paisajística de la zona, sacrificando espacios naturales en favor de intereses privados bajo la etiqueta de energías renovables.
Bajo el punto de vista del edil Campos, «las administraciones tienen que ser más valientes. No puede ser que se catalogue una zona arqueológica pero no se proteja». No obstante, niega que se haya enviado al Cabildo la solicitud de protección: «Tenemos que inspeccionar el sitio y evaluarlo todavía».
Crear conciencia social: la promesa del primer parque arqueológico en Tenerife
Tendidos en el suelo, los alisios amainan por momentos. El paso del tiempo parece quedar atrapado entre los riscos. El portavoz fija su mirada en la nuestra. «La identidad no solo se preserva custodiando su memoria», afirma. «También se debe promocionarla a la ciudadanía. A diferencia de Gran Canaria, no hay todavía un solo parque arqueológico en Tenerife. ¡Con la cantidad de zonas de alto valor que disponemos!»
Los parques arqueológicos son superficies protegidas donde se exhiben y conservan vestigios. Quienes asisten pueden recorrer la localización mientras conocen cómo vivían las civilizaciones que lo habitaron, ver excavaciones o hasta reconstrucciones de edificaciones. García cree que este tipo de sitios no solo actúan como espacios de conocimiento, sino como verdaderos bastiones de defensa del legado histórico: «Al final, la supervisión y atención es más efectiva. Además, cualquiera puede conocer de una forma distinta su historia».
La Ley de Patrimonio fija como competencia de los consistorios la promoción junto a los gobiernos insulares de esta clase de espacios. Sin embargo, el Ayuntamiento de Tegueste es el único que proyecta la instalación de una propuesta de esta naturaleza en el barranco de Agua de Dios, situado en la frontera entre su término municipal y San Cristóbal de La Laguna. No es casualidad: en la región se halla un conjunto de cuevas que la población indígena empleó como viviendas y espacios funerarios.

En la actualidad, se han localizado más de cien yacimientos, aunque varios han sufrido expolios por su cercanía a Tejina. En 2023, excavaciones de la Universidad de La Laguna descubrieron en el sector de La Bloquera una docena de nuevos yacimientos con abundantes restos humanos.
Desde la declaración de la ubicación como BIC en 2006, los esfuerzos por fundar en este el primer parque de la Isla no han sido pocos. Tampoco lo han sido los obstáculos a sortear para poder llevar a cabo la iniciativa. Norberto Padilla, alcalde de Tegueste, señala «la discordancia entre la delimitación legal del barranco con la que se hizo del BIC» como el principal impedimento. «Dado que la franja atraviesa dos municipios, se ha tenido que destinar el asunto al Cabildo», expone.
En esta misma línea, Padilla se mantiene optimista respecto a una apertura próxima: «No podemos garantizar cosas que no dependen al total de uno mismo, como la tramitación o el reconocimiento. Pero hemos dado la guerra desde el minuto cero. En el Cabildo también comparten la inquietud por el proyecto, así que creo que en dos años que nos quedan de legislatura podremos ver el parque abierto. Lo vamos a conseguir».
Rebaja de sanciones por destrucción patrimonial: el caso Cuna del Alma
Uno de los casos más sonados sobre destrucción arqueológica en el Archipiélago es el del macroproyecto urbanístico Cuna del Alma, que prevé levantar en Adeje un hotel de cinco estrellas, 420 villas de lujo, un spa, un restaurante y hasta una playa artificial, sumando más de 3600 nuevas camas turísticas al municipio. Aunque la promotora, Segunda Casa Adeje S.L., presenta la iniciativa como «respetuosa con el medio ambiente y sostenible», la realidad judicial es otra: la empresa afronta actualmente una multa de 229 000 euros por causar «daños arqueológicos irreversibles» a yacimientos localizados en el ámbito de obra.
Las obras arrancaron sin contar con la memoria de impacto ambiental ni con un informe patrimonial favorable. En 2022, un grupo de activistas mantuvo durante seis meses una acampada junto a la maquinaria, logrando paralizar parte de los trabajos hasta que el Gobierno autonómico ordenó su suspensión cautelar tras confirmarse la existencia en la zona de ejemplares de viborina triste, especie vegetal protegida en el Catálogo Canario de Especies Protegidas.

A raíz de las irregularidades, se abrió un expediente sancionador y se impuso inicialmente una multa de 600 000 euros por los daños patrimoniales. Sin embargo, en febrero de 2024, la Agencia Canaria de Protección del Medio Natural archivó el procedimiento y dejó sin efecto tanto la sanción como la paralización de las obras.
La Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural reactivó el caso en mayo, imponiendo de nuevo la sanción, aunque reducida a 229 503 euros, menos de la mitad de la cuantía inicial. Por el momento, la promotora ha recurrido la resolución.
La asociación ecologista Salvar el Puertito se concentró en junio a las puertas del Hotel Baobab Suites, propiedad del promotor de la obra, el empresario belga Filip Hoste. También se manifestaron el pasado 12 de julio frente a la casa del alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, a quien acusaron de facilitar la continuidad del proyecto.
El futuro del pasado: la actual reforma de la Ley de Patrimonio
La actual reforma de la Ley de Patrimonio busca dar un nuevo impulso a la defensa del legado histórico. La propuesta redefine los BIC, reservándolos solo a elementos «de valor excepcional», y crea la figura intermedia de Bienes de Relevancia Patrimonial Insular para una tutela que promete ser más efectiva a escala insular. Además, introduce un procedimiento reglado para las candidaturas canarias al Patrimonio Mundial e Inmaterial de la Unesco.
La reforma, asimismo, ofrece como primicia el establecimiento de sanciones «ejemplares» a quienes causen daños en yacimientos y fomenta la creación de una Red de Parques Arqueológicos, museos públicos y un Gabinete Numismático, como adelantan desde el Gobierno insular.
Mientras el viento bate con furia las cumbres de Teno, Canarias se halla también en pleno vendaval legislativo. De su desenlace dependerá si estas tierras ancestrales conserven su voz o queden, para siempre, en silencio.










