Continuando con las actividades programadas del Día del Libro y el 75 aniversario del estudio de Las Letras, la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna recibió ayer miércoles al catedrático de Filología Francesa, Antonio Álvarez de la Rosa, que impartió la conferencia Nivaria Tejera: escritura y rebeldía. Dulce María González Doreste, catedrática de Filología Francesa, fue la encargada de presentarlo.
“Un tripuente entre Cuba, Canarias y Francia”, de esta forma sintetizó Antonio Álvarez la vida de la escritora y amiga suya, Nivaria Tejera. Su padre, Saturnino Tejera, periodista y escritor, tomó protagonismo en la charla, no solo por su encarcelamiento durante la Guerra Civil Española, sino también por el poco reconocimiento que el municipio de La Laguna le dio durante su carrera. Agradecimiento que sí tuvo el Cabildo de Fuerteventura, publicando su monografía, la cual «deja mucho que desear”, afirmó Álvarez.
El ponente describió a la escritora como una mujer rebelde y sin miedo, una figura clave como eslabón en la literatura cubana. Lugar en el que no era conocida y que ella misma describía como “un país de machos”. El catedrático también habló de la etapa que ella vivió en Francia, sitio en el que fue descubierta por Claude Couffon, traductor de las obras de Lorca. Reseñó este periodo como «doloroso, ya que siempre que escribía se acordaba de sus raíces».
Durante la charla también hubo tiempo para contar anécdotas como la manía que tenía Nivaria Tejera de hablar en voz baja a causa del exilio “baja la voz, baja la voz, solía decir». Sin embargo, no todos creían que la cubana era un referente en el ámbito literario. La opinión, por ejemplo, de Julio Cortázar, escritor argentino, sobre sus novelas fue que eran de «grandísimo nivel, pero que en ningún momento se sintió dentro de ellas», comentó el catedrático.
Antonio Álvarez se preguntó ante los presentes el por qué del poco reconocimiento de la que fue su amiga aun habiendo ganado premios de enorme prestigio como el de la Biblioteca Breve. Para concluir, Álvarez de la Rosa admitió que siempre estaría agradecido a la escritora y a la vida.