¡Ole, ole y ole! Carrasco

Cultura / Ocio

Una noche mágica, y no por sus ojos verdes. Y es que ayer, 15 de agosto, Manuel Carrasco conquistó al público que lo vitoreaba en el Pabellón Santiago Martín. El andaluz no se quedó corto de energía en las dos horas y media que duró el concierto y mostró en las 23 letras interpretadas desde su faceta más roquera a la más flamenca. ¡Incluso se atrevió con la canción de la patrona de Canarias! El onubense supo como transformar una simple noche de verano en algo especial.

A las 19.00 horas las coloridas puertas de La Hamburguesa se abrieron. En su interior, un escenario rodeado de dos pantallas laterales y una central junto al sonido de música instrumental daba la bienvenida. Una hora más tarde, las luces que iluminaban el recinto se apagaron. Solo un foco azul alumbraba un micrófono en medio del escenario.

¡Manu!, ¡Manu!… Sin embargo, quien apareció en escena fue Sara Ráez, exmiembro del equipo de Carrasco en el programa La Voz, quien hizo disfrutar a los espectadores de su música durante media hora.

Luces apagadas de nuevo y el público volvió a gritar el nombre del cantante. Ahora sí. Un Manuel Carrasco con una camisa naranja y vaqueros negros saltaba al escenario con Tambores de guerra y Aprieta. 

«Esta noche es por vosotros»


«Que bonita eres, Tenerife», habló por primera vez el andaluz. «Qué manera de salir a cantar… ¿Qué hago yo con este ambiente?», rió al ver al público animado y receptivo. «Esta noche es por vosotros», gritó antes de entonar Y ahora y La barra. 

Uno de los momentos más emotivos de la noche no se hizo de rogar. Llegó con Pequeña sonrisa sonora, una canción que comenzó siendo un poema y que dedicó a su niña. A esta le siguió otra de las letras «más importantes y necesarias para dar pasitos en la vida, pues si la música tiene algo es que cura», mandaba el mensaje antes de presentar, de nuevo, a Sara Ráez, quien subió al escenario para cantar juntos Mujer de mil batallas.

Al ritmo de «¡Esas manos arriba, Tenerife!» comenzó Yo quiero vivir, Tan solo tú, Bailar el viento y Uno x Uno. Un momento que algunos fans de primera línea aprovecharon para tirar una bandera de Canarias que el onubense recogió y sostuvo.

Su cara más flamenca


Pero si hay algo que hace destacar a Manuel Carrasco es su quejío y espectáculo en acústico. Al sonido de Menos mal y acompañado solo por el pianista, el cantante mostró su cara más flamenca. No obstante, pareció que le supo a poco pues sin banda y cargando su guitarra, se lanzó a cantar  Soy afortunado y Yo te vi pasar, una «coplilla que le escribí a una agrupación de carnaval de mi pueblo».

Con la banda de nuevo en escena fue el turno para No tengo prisa, Sígueme y No dejes de soñar, letra con la que el Santiago Martín se iluminó a petición del cantante para «que todos los sueños se cumplan». Y así fue. Al menos a Yurena le funcionó ya que tuvo la oportunidad de subir y abrazar al artista.

La noche no podía terminar sin haber sonado uno de sus mayores éxitos: Que nadie. En versión más roquera inundó el pabellón. Tanto el público como el artista estaban llenos de adrenalina y con los pelos a flor de piel. La emoción era palpable y provocó que Carrasco se conmoviera. Un acto que el público aprovechó para seguir la canción sin él. Una vez terminó agradeció desde los técnicos hasta la banda a los que presentó uno por uno. Sin embargo, el saludo especial se lo llevó el público: «Muchas gracias, Tenerife. Nos vemos prontito», se despedía el cantante mientras el escenario se apagaba.

Los espectadores tenían ganas de más, y al ritmo de «¡Oé, oé, oé…!» se lo hicieron saber al artista, que tras unos minutos apareció con una camisa negra. En esta ocasión un foco alumbraba el solitario piano donde Carrasco se sentó y tocó Que nos está pasando y Ya no.  

La voz de Omar Xerach


«Muchos me habréis visto en la televisión y compartir experiencia con un buen amigo de Tenerife», presentó Carrasco a Omar Xerach, exmiembro de su equipo en el programa La Voz, y con el que cantó Amor planetario. 

«Yo a estas horas me empiezo a poner más flamenco, ¿no les importa, no?», preguntó antes de lanzarse a cantar una «letrilla» dedicada a Tenerife y de propia cosecha. «Espero que les guste». Y es que como dijo Manuel Carrasco puede que estas islas tengan algo especial pues «hasta en el día de la Candelaria vengo».

Todo lo bueno se acaba y la despedida de verdad llegó. «Ahora el que no quiere irse soy yo», bromeó antes de cerrar el concierto con En el bar de los pesares y Siendo uno mismo. Con un «¡Viva Tenerife! » ponía fin al que era su décimo concierto en la Isla.

¡Ole, ole y ole! Carrasco.

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