‘Somos costeras’: una obra que lleva al pasado a través de la nostalgia – Periodismo ULL
Protagonistas de la actuación. Foto: Violeta Escribano

‘Somos costeras’: una obra que lleva al pasado a través de la nostalgia

Cultura / Ocio

Mon Peraza y Antonio Conejo conmemoraron el día de la mujer con una obra titulada Somos Costeras el pasado viernes, 21 de marzo en Tegueste. Celebraron la vida y las historias de las protagonistas de la costa canaria en el Teatro Príncipe Felipe. A través de la nostalgia narraba vivencias y anécdotas personales basadas en relatos reales contados por ellas. Con este evento se dieron por finalizados los numerosos actos realizados en el pueblo rindiendo homenaje al 8M.

La puesta en escena fue íntima y acogedora desde el primer momento. Mientras se escuchaba música canaria de fondo y los susurros del público, se fueron apagando las luces lentamente dejando un único foco, dando protagonismo al decorado del escenario. Se trataba de una barca que ponía Somos Costeras, al lado una mujer con pescados en sus manos y el atardecer de fondo, además del mar a sus pies. Habían dos asientos en mitad del espacio esperando a ser ocupados por Mon Peraza y Antonio Conejo.

Comenzó con un hombre y una mujer de la mar encontrándose en la orilla y empezaron a recordar historias repetidas de tantos lugares costeros de Canarias, especialmente de las mujeres que ocupaban esos espacios. Llevaban puestos trajes típicos canarios, transmitiendo melancolía y sumergiendo al público en la atmósfera de esa época. Con toques de humor, estas vivencias de las que nos hablaban nos emocionaba a través de la magia del teatro, no solo por hacernos recordar cómo se casaban o trabajaban, sino como se comentó en el diálogo, por ser «un ejemplo de fuerza y valentía».

La narrativa ocasionaba un impacto constante entre la audiencia debido a la sinceridad y la dura realidad de los relatos sobre las protagonistas de la costa canaria. Se llevaban las manos al pecho y la mano a la boca al escuchar frases como «ella no le debía nada a nadie, lo había conseguido todo sola, se sentía orgullosa de las marcas en sus manos de haber trabajado», o por otro lado, «te miraba por fuera pero te veía por dentro».

Con soltura y confianza después de una hora de interpretación se terminó el espectáculo con la última frase conmovedora que hizo que todas las personas se levantaran de su asiento entre aplausos y agradecimientos: «Con manos curtidas y duras por el trabajo, pero suaves y dulces que cuidaban y se unían a otras para ayudarse entre todas a salir adelante». Las luces se fueron apagando poco a poco, únicamente dejando a la vista el decorado una vez más.

Lo último sobre Cultura / Ocio

Ir a Top