Rufina Santana es una pintora canaria que ha desarrollado su trayectoria artística en Lanzarote, isla donde reside desde su juventud. Su obra está profundamente ligada a la naturaleza, que ha sido siempre su fuente principal de inspiración. Es cofundadora y presidenta de la Fundación Curbelo Santana junto a su marido, Paco Curbelo, desde donde impulsa proyectos de arte y pensamiento contemporáneo, además de promover la conexión entre arte, territorio y comunidad. Su casa acoge desde hace cuatro años el Campus de Escultura de Lanzarote organizado junto a la Universidad de La Laguna.
¿Qué balance hace de la cuarta edición del Campus de Escultura de Lanzarote? «El balance es positivo. Lo más importante de todo es que el alumnado ha sido un grupo bastante cohesionado, se ha volcado completamente en la escultura común y ha sido muy bonito ver cómo desde el principio iban surgiendo ideas, lo que ha dado como resultado una gran obra que tendremos el privilegio de observar y disfrutar durante un tiempo».
¿Qué significa para la Fundación el Parque Escultórico que nace al amparo del Campus de Escultura? «El Parque Escultórico es un laboratorio de experimentación. El alumnado explora dos aspectos importantes en su formación académica: el trabajo en grupo y el trabajo en un formato al que no están acostumbrados».
«Una idea maravillosa»
A estas alturas, ¿se imagina fuera del ámbito de la cultura? «No. La Fundación es una idea maravillosa que nos ha dado un soporte precioso para dejar un legado que une tanto la parte de Paco Curbelo como escultor, como la mía, con mis pinturas y objetos de arte. Yo no me atrevo a decir que soy escultora. Siempre digo que soy una pintora que, a veces, también hace objetos en la naturaleza. A día de hoy, el Campus de Escultura estará para siempre unido a la Fundación Curbelo Santana».
¿Qué aporta su Fundación al legado que dejó César Manrique? «Realmente estamos dejando nuestro propio legado, pero sí es cierto que somos una continuidad. César fue un gran artista multidisciplinar que actuó en muchas esferas relacionadas con la isla de Lanzarote. En nuestro caso, salvando las distancias, seguimos su línea de trabajo. Continuamos apostando por el vínculo entre arte y naturaleza. Y no solo por César, sino porque el hecho de haber decidido vivir en esta isla y haber apostado por ella desde nuestra juventud, ya lo dice todo».
Más allá del Campus, ¿qué otros proyectos lleva a cabo la Fundación? «Al principio establecíamos colaboraciones con otras fundaciones, como la Fundación Nino Díaz o con otros proyectos como Palabras al Vuelo que son muy conocidos en Lanzarote. Ahora estamos empezando a hacer más residencias de artistas, que desarrollamos entre mayo y julio. También hacemos presentaciones de libros. En octubre tenemos una cita con el proyecto Genera Talk, ideado para fomentar la comunicación intergeneracional con el respaldo del área de Juventud del Gobierno de Canarias».










