El Rectorado de la ULL decidió este pasado 15 de marzo cerrar todos los edificios salvo los colegios mayores y las residencias universitarias. No obstante, a día de hoy, con el visto bueno de la ULL, permanece alumnado con responsabilidades en acciones de solidaridad, vinculados a programas de movilidad y los que, por alguna causa, no ha podido regresar a su domicilio habitual. También hay quienes tomaron la decisión de quedarse en sus residencias para prevenir la transmisión del coronavirus por el miedo que conlleva poder contagiárselo a sus familiares si viajan fuera de la Isla. Es el caso de Penélope Velduque, que subraya que «es un acto de responsabilidad ante nuestros mayores».
Esta joven de 21 años estudia Diseño y es de Gran Canaria. Se aloja en la Residencia Universitaria Parque de las Islas y señala que los que aún quedan en su residencia, en torno a una treintena, permanecen siempre en sus habitaciones. Cuando salen es para ir a la cocina a comer y manteniendo, como mínimo, un metro de distancia con el resto de residentes. «No hay ambiente de ningún tipo ya que estamos recluidos en nuestras habitaciones. Lo sobrellevamos con juegos como el LOL y el Picturillo», apunta.
Otro estudiante que, por motivos familiares, decidió quedarse en Parque de las Islas es Jefferson García, de 20 años, estudiante de Bellas Artes y también oriundo de Gran Canaria. Explica que en su módulo son cuatro personas y que «tenemos un espacio bastante grande para estar por aquí».
Dice que existe buena convivencia y que, en general, se lo toman con humor. Además, recalca que el confinamiento se le está haciendo más fácil porque lo está pasando con su mejor amiga de clase, Sara Díaz, también en estado de reclusión.