La noche del sábado, 12 de abril, marcó la segunda cita en Tenerife del Me Siento Azul Tour del artista canario Choclock. Como en una montaña rusa, el concierto hizo saltar al público del Aguere, dejándolo sin aliento para que, en cuestión de instantes, se sumergiera en una nostalgia agridulce. A lo largo de la velada, el artista consiguió establecer una conexión auténtica y genuina entre la audiencia y sus vivencias traducidas en letras. Pero todo comenzaba mucho antes, en la cola del concierto donde esperaban la hora para poder entrar.
Una vez dentro, la tensión entre el público era palpable. Mientras una parte de la audiencia aprovechaba para comprar merchandising de la gira, la otra mataba el tiempo calentando sus sitios o haciéndose un hueco en la barra. Fue cuando, media hora más tarde, las luces se tiñeron de verde con la intro de Que hay de malo en ir tan duro, dando paso a Mario Kun como telonero de la gira, acompañado por One Path en la consola. Siguiendo con temas como Cristal y Ciencia Fricción el cantante prometía no bajar el listón. Entre miradas cómplices, el artista lanzó Bellacutie mientras desafiaba a descubrir a las verdaderas bellacuties de la sala. Tras la actuación de Mario Kun, el concierto se perfilaba con altas expectativas.

De luces verdes, los focos se tiñeron de azul y rojo mientras empezaba a sonar la intro del disco protagonista, BlueMonday, confirmando que la gente estaba preparada para ver a través de sus lentes y sentirse más azul que nunca.
Con One Path de vuelta en la mesa y Kevin Díaz controlando los teclados, la intro se fundió con MiShawty para dar paso al show con una intensidad inigualable. Sin dejar espacio para relajarse, en este sector se fusionaron temas del nuevo disco, como PonteFriki! o Biencool, con clásicos de Magua con miel, como Arena Negra o Malvasía. Pero, tras una subida eufórica, el choque de realidad llevó en picado hasta Débiles. «Olvidar es difícil, pasar página más; esta va para todos los debiluchos de la sala», arrancó volviendo a cruzar la línea al pasado.
Después del bajón emocional, tocaba recuperar a la dinámica del principio. En compañía nuevamente de Mario Kun, Throwback 2020 llegó como un chute de energía. A esta le siguieron temas como W sin Yandel y DíasRaros, acompañada de un mar de linternas que iluminaban el escenario.
En pleno meridiano del show, de forma totalmente improvisada, se impuso un control casi militar en la sala a todo el público: «Saquen las manos de los bolsillos y levanten los brazos. Hay que comprobar cómo suenan esas palmas». Con este mandato, el ambiente estalló dando paso al inconfundible ritmo de Chuck Taylors.

Después de «no haber matado la vibra», la energía no podía decaer. Choclock sacó a relucir temas del pasado, arrancando con Un breaksitooo, que culminó en una cover de Cuéntale. Aparecieron unos audios hacia una Sofía que chivaban el siguiente tema: Aguilera. Le siguieron canciones como Dolores, en representación de su álbum Bruno, y otros temas como Khalifa (dizzy), M. Scott Freestyle, Agridulce, y Enhorabuena.
Llegados a la recta final del concierto y con dos temas por delante, una cuenta regresiva para pulsar un botón rojo se convirtió en el preludio de la penúltima canción. Sin embargo, por una confusión causada por el daltonismo del cantante, sonó la base equivocada. «Ahora sí, botón azul, está super guapo ese color», dijo. La tecla cian trajo la sorpresa de Caprese, cuyos coros, originalmente interpretados por Cruz Cafuné, fueron coreados a todo pulmón por la sala entera.
Como último remate, el artista con la mano en el corazón agradeció al público que lo respaldaba: «Gracias a ustedes mi carrera tiene sentido. Gracias a ustedes puedo vivir de lo que más me gusta en este mundo». En respuesta a esa conexión, dedicó a su gente canaria el cierre de la noche, PaTi<333, entre ovaciones y coros que hicieron vibrar cada rincón del Aguere.